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33. Lo que quiero

Este es un fanfic sin fines de lucro, algunos personajes pertenecen a Kohei Horikoshi, pero la historia es de mi propiedad.


 

—Piénsalo bien, ¿qué es lo que quieres en realidad, Midoriya-kun?— le preguntó Daisuke —Lo que quiero... "Lo que quiero y lo que puedo hacer son cosas muy diferentes" —¿No lo sabes? —Se que es lo que quiero, pero no estoy seguro de que pueda hacerlo. —Lo que quieres hacer y lo que puedes hacer son la misma cosa, así debe de ser. Entonces, ¿qué quieres hacer? —Quiero ser un héroe, pero... —No digas 'pero'— respondió enojado. —Lo siento... es que... Entonces Daisuke le dio un pequeño golpecito en la cara, con nada de fuerza. —¿Y eso por qué? —Ni 'pero' ni sus sinónimos. —¿Sinónimos? —Estás decepcionado de ti mismo por no haber entrado a la UA, aunque te quedaste en la segunda mejor preparatoria del país. Izuku bajó la mirada. —¿Qué es lo que quieres hacer?— le preguntó Daisuke otra vez. —Quiero ser un héroe. —Lo que quieres y lo que puedes hacer son la misma cosa. Esa fue la conclusión a la que su mejor amigo, Daisuke Inoue, llegó mientras le contaba su sueño frustrado cuando hablaban en el parque. Eso había sido hace tiempo ya, mucho antes de que Izuku fuera arrestado. "Kaname-san y yo estuvimos muy tranquilos por un tiempo. Con las visitas de mi madre y de Sasaki-san, yo estaba muy feliz" —Hace años que no comía comida casera. ¿Esa chica que viene a visitarte la preparó?— preguntó el hombre invisible. —No, la hizo mi madre. —Así que ella vino a visitarte, que gran sorpresa. —Sí, yo no me lo esperaba. Me gustaría que viniera más seguido. "Aunque ambos sabíamos que la tranquilidad ya se nos iba a acabar, pues la sanción de los demás ya estaba por terminar; era nuestro último día" ----------- -Estrategias para evitar el acoso en los baños- Izuku escribió en su libreta, pero la página estaba en blanco. Estaba sentado a las mesas de la biblioteca mientras miraba hacia la nada en completo silencio. Tenía que hacer un plan para sobrevivir, pero no podía sacarse de la mente a cierta persona. "Bakugou-kun va a salir mañana" Quería que saliera porque sabe lo horrible que es estar encerrado en completa oscuridad, pero también sabe lo horrible que es ser golpeado por Bakugou, así que ambos sentimientos se mezclaban. El tiempo pasó demasiado rápido. El castigo que Izuku creyó que duraría meses, parecía haber durado dos días. Suspiró. Estaba cansado y a la vez asustado, muy asustado. "Bakugou-kun me golpeará y los demás... seguramente me tratarán mucho peor" —"Por muy difícil que sea la situación, un hombre debe superarla y salir adelante", eso dijo Kirishima-san— citó al pelirrojo. Sus sentimientos de negación eran bastante grandes. Siempre se negaba a la idea de que los demás iban a pisotearlo, quería llorar y gritar por la desesperación y la impotencia que sentía cada vez que pensaba en lo que le sucedería. Pero algo era diferente esta vez... Él siempre pensó que se lo merecía, que era su castigo por su ingenuidad y cobardía, y por ende tendría que sufrir y lamentarse, cuando realmente no era así. El que su madre y Sasaki lo visitaran hizo que se diera cuenta de eso. Era inocente, a diferencia de todos los demás. No hizo nada para merecer estar ahí, solo tuvo mala suerte. "No me lo merezco", afirmó "Es verdad" El chico víctima de injusticias en su día a día, pudo dejar su impotencia a un lado momentáneamente y de dio una oportunidad para seguir pensando. —Estrategias para evitar el acoso de los baños— leyó en voz alta. Agarró su pluma de tinta azul y comenzó a indagar en su cabeza para encontrar una solución a su problema. "A los guardias no les importa si no me baño. No es obligatorio" -Los baños no son obligatorios, así que saltarlos es una gran opción- Colocó un asterisco al inicio de su idea. "Pero no puedo estar sin bañarme tanto tiempo, por lo que no es muy efectivo" Aunque se rindió bastante rápido. ____________________________ ____________________________ Shinso, Izuku, Kaname y Tokoyami terminaron de cenar. Izuku y Kaname comieron hasta no poder más, porque no sabían cuando sería la próxima vez que volverían a comer así de bien. Nadie quería que los demás salieran de su castigo conjunto, pero no había nada que pudieran hacer. --- Kaname se fue a la celda de Izuku y este muy confundido, le preguntó: —¿Vas a dormir aquí otra vez?, Bakugou-kun regresará mañana. —Lo sé, pero saldrá a la hora de la comida, por eso no me preocupo. —¿Estás seguro? —Completamente. Siempre es así con todos los encierros en esas celdas. —De acuerdo— respondió inseguro. Izuku se acostó en la cama de abajo y Kaname en la de arriba. Ambos se cubrieron con las cobijas para dormir. Realmente lo intentaron, pero el sueño no llegaba para ninguno de los dos. La incertidumbre azotaba, como hace tiempo no había hecho. ¿Qué sería de ellos mañana?, ¿lograrían sobrevivir a la semana?, ¿al mes? ¿Y si alguien los apuñalaba en la cafetería?, ¿qué sucedería? "¿Qué pasará conmigo?, mañana todos ellos van a buscarme para... hacerme todas esas cosas", sus pensamientos solo lo torturaban más. —Oye, pecas, ¿estas dormido?— le preguntó Kaname en medio de la penumbra de la noche. —No. No puedo dormir. —Que coincidencia, yo tampoco. Ambos suspiraron al mismo tiempo. —Kaname-san... ¿a ti te han acosado en los baños? —No debería responder a eso, pero sí. Cuando llegué a este infierno no dejaban de molestarme. —¿D-De verdad? —Sí. Bakugou siempre fue una molestia, pero todos los demás eran mucho peores. He pasado cosas similares a las que has vivido tú... solo que no tan intensas... —Yo... no sabía eso. Entonces, ¿qué haces para que no te lastimen? —Tuve que acostumbrarme a estar desnudo siempre, porque así puedo pasar sin que nadie sepa que estoy ahí. —Ahora entiendo porque nunca llevas ropa. —Al principio era muy difícil soportar el frío, especialmente en invierno, pero ya me acostumbré al frío más intenso. Soy inmune— dijo riendo. —Es increíble. Lo que haces es muy inteligente. "Realmente es una medida algo extrema, pero es necesario", pensó el chico de pecas. —Solo uso mi estúpido poder, nada increíble. —Me gustaría tener uno. Hace algún tiempo mi meta era convertirme en un héroe... —Un héroe con pecas. —Sí, pero desde este lugar no puedo hacer nada. —Es muy miserable vivir en esta cárcel, ¿no crees? —Sí, lo es. —Al menos pudimos tener una comida de calidad por un buen tiempo. Ese es un privilegio. —Me gustaría tener más de esos. —Son un lujo que solo los bastardos como Bakugou pueden darse. "Bakugou-kun... él" Izuku recordó al rubio. —Bakugou-kun se los gana, de cierta forma. —No hablemos de ese, ¿de acuerdo?, siempre que dices su nombre le siguen maravillas sobre él. Estás loco por pensar así. —Lo admiro... es todo— susurró pecas, sin ser escuchado por Kaname. —Pecas, ¿tienes miedo? —¿Miedo? —Del día de mañana. Sabemos que todos esos imbéciles van a salir a comernos vivos. —Sí, tengo miedo. Mucho miedo. Estoy tan asustado que creo que me voy a arrancar el cabello. —Yo voy a mojar la cama, como un niño con pesadillas. Al menos voy a darle un regalo a Bakugou. —Eso es muy desagradable, Kaname-san— a pesar de lo que dijo, su voz sonaba feliz, como si se hubiera querido reír. —Lo sé, pero es verdad. Creo que estoy temblando, pero no puedes verme. —Yo voy a llorar. Realmente me gustaría verte... saber cómo es tu cara. —Nunca he visto mi cara, pero seguro que soy guapo. "La modestia", pensaron ambos. De repente todo se quedó en silencio. Ninguno dijo nada por un rato. No era necesario expresarse con palabras, puesto que ambos podían sentir el miedo y la ansiedad del otro. No durmieron esa noche, no pudieron porque el miedo no se los permitió. —Ellos son más fuertes que nosotros, pero hemos llegado hasta aquí con vida... —Hemos resistido atrocidades— dijo el pecoso, a punto de llorar. El sonido de las cobijas y el cuerpo de Kaname acomodándose se apoderó de la habitación. El hombre invisible se acostó boca abajo y apretó el colchón con su mano izquierda. Incluso si Izuku no podía verlo ni saber que hacía... —Pase lo que pase... no te mueras, pecas. Izuku negó con la cabeza. —No lo haré— respondió mientras las lágrimas se derramaban por su mejilla derecha —Tu tampoco lo hagas, Kaname-san. —No. Los días agradables para el par de individuos miserables llegaron a su fin. Una noche llena de lamentos silenciosos aconteció al final de su mes sin preocupaciones. _____________________________ A la mañana siguiente, un guardia llegó a sacar a Izuku y este no estaba muy seguro si Kaname aún seguía ahí, escondido en un rincón de la celda o tumbado en la cama superior. El guardia que lo sacó de su celda era Sora, por suerte no vería el rostro de alguien desagradable nada más despertar. Siguió a Sora hacia afuera de su celda y pudo ver como todos los presos que habían estado ausentes ahora se dirigían en fila hacia los baños. Ahí estaba el hombre de cabello castaño, ese que siempre lo utilizaba para 'jugar'. El castaño le dirigió una sonrisa pícara y lo miró de pies a cabeza. Movió su mano hacia adelante y hacia atrás para indicarle que se acercara. Izuku tenía miedo, tal como le dijo a Kaname, quería jalar su cabello, llorar y gritar, pero estaba completamente inmóvil. "Es cuestión de tiempo para que se acerque y me lleve a la fuerza o alguien más me agarre por detrás" Lo sabía, no podía quedarse ahí parado, tenía que salir corriendo hacia el comedor. Entonces el hombre castaño comenzó a caminar lentamente hacia él, con un aire de imponencia y hostilidad, su mirada era petrificante y lo hacia temblar. Comenzó a caminar en reversa a la par que el hombre caminaba hacia él. "No quiero volver a ser tocado por esas malditas manos", pensó el pecoso. Su tensión aumentaba mientras caminaba dando pasos largos. "No quiero, no quiero, no quiero..." Sus manos estaban a punto de jalar sus verdes cabellos cuando sintió como una mano se posaba amablemente sobre su hombro. —Oh, Midoriya, ten cuidado, casi chocas conmigo— habló una voz muy familiar. Izuku se giró hacia atrás muy asustado, pero sintió un gran alivio cuando vio al hombre reptil a su lado. —To-kage-san... —¿Vamos a desayunar?— le preguntó muy animado e Izuku asintió. Se fue con el reptil hacia el comedor, dejando atrás al hombre castaño de una manera muy satisfactoria. Se dijo a sí mismo que estaba a salvo por el momento. -------- —¿Sabes en donde está ese idiota Kaname? —No, no parecía estar en la cama cuando desperté. No tengo idea de dónde podría estar. —Mmm, espero que no este en los baños. "Kaname-san estará bien" Empezó a comer el puré de papa que tanto le gustaba. No tardó en cortar carne y comerla como si ese fuera su último alimento. Se había 'salvado' de ser víctima en los baños, aún no podía creerlo. Mientras comía a gusto con el reptiliano, Shinso se sentó con ellos. —¿En donde está Kaname?— preguntó el chico de grandes ojeras —Olvídalo. Sintió como alguien jugaba con su cabello y esa fue la respuesta a su pregunta. —¿Cuánto tiempo llevas aquí?— preguntó el reptil. —Bakugou va a salir hoy, por eso tengo que pasar desapercibido durante todo este día— susurró entre Izuku y el reptiliano —Pecas, tú nunca supiste nada sobre mi, ¿de acuerdo? Izuku asintió. —Bueno, nos vemos luego, fracasados. Se despidió y partió hacia quien sabe dónde. —Me gustaría ser invisible como él— habló pecas. La intromisión de Kaname le había subido el animo. Antes de su visita en el ala dos, Kaname siempre lo hacía reír, pero ahora simplemente la risa no llegaba a él porque su animo bajaba muy rápido. —¿¡Cómo que no tienen pan de yakisoba extra grande!? Y de repente se sintió mucho más animado. —Está bien, me llevaré este miserable pan, pero para la próxima espero que tengan el extra grande— dijo indignado. La notable presencia de un pelirrojo con el cabello puntiagudo llamó la atención de todos en el comedor. —Esto lo he vivido antes— habló Shinso, con su tono inexpresivo tan común. —¡Kirishima-san!— Izuku lo saludó con la mano. —Oh, así que aquí estás. El pelirrojo fue con todo y charola a sentarse a un lado de Izuku. —Reptil, cuanto tiempo sin ver tus escamas y Shinso, tus ojeras. El reptil lo saludó y Shinso solo se le quedó mirando. —Kirishima-san... ¿t-te encuentras bien?, se que estuviste encerrado en una de esas celdas durante mucho tiempo— dijo preocupado el peliverde, —No te preocupes por mí, Tetsutetsu se encargaba de pasarme comida a escondidas, ¡además hice un hoyo en el piso! —¿En serio? —Sí, mandaron a Kaminari a repararlo, así que no estuve aburrido para nada. —Oh... ya veo. Eso es bueno. Esas celdas son de lo peor. —Pero las celdas conjuntas son una pesadilla— opinó el reptil —Es un infierno convivir con uno en la celda normal, ¡ahora imagínate con diez malditos bastardos! Izuku no quería ni imaginarse lo que hubiera sido de él en una de esas celdas con muchos presos. —Y... dime, Midoriya, ¿en donde está Bakugou?— le preguntó Kirishima —¿Sabes que pasó con él durante todo ese encierro? —Bakugou-kun saldrá a la hora de la comida. Luego de que le respondiera, Kirishima parecía preocupado. —Mientras estuvo encerrado yo le llevé comida, pero él la rechazó. —¿¡Le llevaste comida a Bakugou!?— habló la voz de Kaname. —¿Kaname-san? —Entonces no ha comido más que la comida que los guardias le llevaban— dijo Kirishima. "No estoy muy seguro de eso... pero será mejor que me quede callado", pensó Deku. —É-Él tenía heridas en la espalda y en el brazo también... —Entiendo. —¿El jefe estará bien?— se preguntó el hombre reptil. —Seguro que sí, es Bakugou de quién hablamos— dijo el pelirrojo. —Por supuesto que está bien— Izuku también habló. —No debiste, pecas, en serio no debiste. —Kaname-san, por favor deja de susurrar en mi oído. —¿El hombre invisible está aquí?— preguntó un sorprendido Kirishima. —Kaname-san está... —Shhh, no soy Kaname, soy tu conciencia y te ordeno que me des un poco de tu comida— habló en un absurdo tono fantasmal. —La mitad del filete, ¿te parece? —Pecas, te debo una. Aunque en ese momento estaba a salvo, sabía que lo peor estaba por venir. _______ ___________________ _______ En el desayuno y a la hora de salir al patio, todo estuvo inesperadamente bien para Izuku; pensó que la presencia de Kirishima era la causa. La hora que más esperaba y a la vez temía, llegó. Todos los presos fueron hacia el comedor. Una escena normal, todos comiendo tranquilamente en el comedor, Izuku estaba formado para recibir sus alimentos y Kirishima estaba detrás de él. Todo el bullicio que hacían los presos desapareció en cuanto las puertas del comedor fueron abiertas a patadas. Aquel al que llamaban "el demonio de Fuchu", causante del incidente en el ala cuatro y líder de casi todo el reclusorio... Bakugou hizo su aparición, después de dos meses encerrado en la peor celda de aislamiento hecha a su medida, se mostraba ante todos con la frente en alto, con su misma mirada desafiante y esa expresión de enojo en su semblante. Izuku no despegó la mirada del victorioso rubio de anchos hombros. Era impresionante, Bakugou era simplemente impresionante. Sabía que lo admiraba, porque arrebató el ala dos a Todoroki y había hecho un montón de cosas increíbles. El único con la capacidad de destruir casi un ala entera con sus planes, con una particularidad tan útil y poderosa. Entre todos los demás presos, Bakugou sobresalía por lo brillante y admirable que era para el pequeño chico de pecas que no podía ni sobrevivir por su cuenta. —¡Hermano!— Kirishima saludó muy contento al recién llegado —Cuanto tiempo sin verte. Su brazo derecho aún tenía la quemadura, Bakugou se veía agotado y deshidratado. Pero no se veía tan mal, no como Izuku cuando salió de su castigo de una semana. "Bakugou-kun es muy fuerte y resistente, era de esperarse que saliera bien de ese encierro" —Tengo hambre— dijo Bakugou. Pasó lejos de Kirishima en la fila y se topó con Izuku, con sus verdes cabellos y rostro lleno de pecas. No tardó en fulminarlo con la mirada. —B-Bakugou-kun... Estaba hambriento de verdad, pero aún así tenía tantas ganas de matar a Deku justo en ese momento. Izuku se alejó por su propio bien y se colocó detrás de Kirishima para cederle a Bakugou su lugar en la fila. El rubio recibió su comida y se fue a sentar de inmediato. Kirishima e Izuku también recibieron sus charolas y el pelirrojo se fue a sentarse al lado de Bakugou. Izuku estaba parado a mitad del comedor sin saber qué hacer. No tardó en visualizar al hombre castaño, quien le sonreía sádicamente y lo esperaba para hacerle quien sabe que cosas. —¡Hey!, ¡Midoriya!, ¡ven a sentarte aquí!— Kirishima lo llamó con una enorme sonrisa en el rostro. A pesar de que Kirishima y el hombre de cabello castaño lo miraban esperando respuesta, el pecoso no podía dejar de ver a Bakugou. Se miraban mutuamente, una vez más. Era extraño, había estado bastante tiempo sin ver los ojos de Bakugou. Ese carmín intenso... nunca le había dado tanto miedo. ¿Por qué ahora lo miraba así, como si quisiera sacarle los intestinos? Hace un momento Bakugou era brillante... pero ahora daba miedo. Sabía que si se sentaba al lado de Bakugou y Kirisihima, solo le iría peor, pero tampoco iba a sentarse con el hombre castaño y su grupo de acosadores personales. Solo había dos caminos por tomar y ninguno de los dos era conveniente. La indecisión que sentía era suficiente para hacer que el chico temblara y empezara a sudar más de la cuenta. Uno de los integrantes del grupo del hombre castaño se levantó para caminar hacia él. "Un asterisco", la imagen de aquel signo le llegó a la mente. Todo comenzó a fluir, como si se tratara de agua en un río creando la corriente. Si se sentaba en otra mesa, el hombre castaño lo obligaría a que se sentara con ellos, si se sentaba entonces le quitarían la comida y después lo llevarían a los baños... Siempre pensó que se lo merecía, cuando realmente no era así. "Asterisco: No funciona para toda la vida... pero puede ser mi salvación en un día como estos" Su cuerpo se movió como quiso, dejó la charola con comida en la primera mesa que vio y antes de que cualquiera pudiera atraparlo, se fue del comedor. Sabía que aquellos acosadores solo lo dejarían tranquilo si se sentaba en la misma mesa que Bakugou, pero sentarse con él había dejado de ser una opción desde que salieron del ala cuatro. Podría soportar el hambre de un día, creyó que no se podía comparar a una semana entera sin comer nada más que basura. Creyó que salir corriendo era su mejor opción. Siempre huyó de Ryuichi porque no podía confrontarlo, ahora sería igual. Una vez que salió del comedor, corrió y corrió lo más rápido que pudo hasta la biblioteca. ___________________________________ El olor a libros y los grandes libreros llenos de esos conjuntos de páginas... por fin un lugar en el que podía estar tranquilo. Se sentó en la silla más cercana y dejó caer su cabeza en una de las mesas. "Me gustaría ver a mamá" Dejó salir un suspiro. Sabía que tarde o temprano tendría que volver a su celda, salir de la biblioteca e ir al comedor, entrar a los baños a tomar una ducha... y volver a ser pisoteado una y otra vez. "Me gustaría poder hablar con Kaname-san... seguro podría olvidarme de todo esto por un momento" El estrés le había provocado dolor de cabeza. Tenía miedo, ¿por qué ese sentimiento no desaparecía? Incertidumbre, hambre, dolor y miedo, aún así, había estado al borde de una crisis nerviosa, por lo que no era tan malo en realidad. En un intento por calmar sus emociones intensas, recordó a Bakugou y aunque sabía que este iba a romperle la cara, se sintió aliviado de saber que su encierro había terminado. "Eso hace que me sienta menos miserable... por eso está bien" ¿Cómo se supone que debía sentirse respecto a Bakugou?, le salvó la vida sin quererlo y estuvo a su lado, apoyándolo sin darse cuenta, pero también lo trató bastante mal... "Bakugou-kun..." ¿Qué debía hacer?, ¿cómo se supone que debía actuar ahora?, ¿que le pasaría?, ¿podría ser que moriría en los próximos días?, ¿existía alguna manera de defenderse? Tantas dudas iban a hacerlo perder la cabeza. "Voy a explotar como tú" Tuvo uno de esos pensamientos que invocan a las personas, porque Bakugou entró por la puerta poco después. —Te estaba buscando, sabía que estabas aquí, maldito pedazo de mierda. Izuku no quería verlo, no quería volver a encontrarse con esa mirada amenazante, pero se levantó de la silla de todos modos. —Bakugou-kun... Un fuerte golpe en la mesa lo obligó a retroceder hasta chocar con un librero. Sus ojos se encontraron una vez más. Por supuesto que Bakugou estaba a punto de explotar, una vena en su frente se había inflado y lucía mil veces más enojado y amenazante que de costumbre. —Te advertí que no te volvieras a aparecer en la celda y tú hiciste todo lo contrario. —S-Solo quería a-ayudar... la celda de aislamiento es... —¡¡¡NO NECESITABA TU MALDITA AYUDA, ESCORIA!!! En ese entonces se negó a quedarse de brazos cruzados a ver cómo Bakugou se moría de hambre. Tenía que hacerlo, debía... incluso si no era su subordinado, sabe lo horrible que es pasar hambre. —P-Perdón... —¿Y crees que eso sirve de algo? Ahora el rubio se acercaba a él hostilmente. —Sabes quién manda en este lugar, ¿no? El pecoso asintió tímidamente. —T-Tú... —¿Entonces?, ¿crees que puedes desobedecer a lo que yo te diga que hagas? —No... De un momento a otro, Bakugou había arrojado su cuerpo con fuerza hacia uno de los libreros, haciendo que se lastimara la espalda y tirara unos cuantos libros. —¡¡¡Te voy a matar, Deku!!! Junto con los libros también cayó el paralizador que Izuku escondió ahí. —Oh, ¿que tenemos aquí? Por desgracia, Bakugou lo tomó entre sus manos y se le quedó viendo al chico con malicia. —¡N-No!, ¡espera!, ¡lo siento mucho!, ¡p-por favor! Cuando Bakugou le clavó el aparato, todo su cuerpo empezó a retorcerse. Los espasmos que sentía eran incontrolables y el dolor era insoportable. Su cuerpo temblaba mientras lanzaba quejidos entre cortados. Dolor físico... otra vez. Incluso cuando el paralizador dejó de tocar su cuerpo, Izuku seguía retorciéndose horriblemente en el piso. —Asqueroso tuerto, debes aprender a escuchar. Se sintió herido... terriblemente lastimado. Entre sus temblores y los restos de su dolor, Bakugou lo tomó del cabello y se lo llevó hacia afuera de la biblioteca a rastras. La forma en la que jalaba su cuero cabelludo le provocaba mucho dolor. Por mucho que lo intentara, le costaba trabajo moverse. Sus lágrimas... caían de nuevo. "—Y solo lloras porque no puedes hacer nada más—" A jalones y pesares, Izuku fue llevado al centro del ala uno, en donde todos los presos lo veían. —Si yo te digo que hagas algo, ¡¡¡tú lo haces!!! Patada tras patada, puñetazo tras puñetazo, en el estomago, en la cara, en las piernas. Dolía, dolía como el maldito infierno. Su admiración y su dolor se mezclaban. Bakugou lo estaba lastimando y... esta vez Izuku sabía que no lo merecía. Todos los presos observaban, nadie iba a hacer nada, todos sabían que nunca hay que meterse con Bakugou. Deku estaba tendido en el piso, boca abajo, mostrando la espalda a todos los demás. Entones Bakugou lo tomó por la cabeza una vez más y sin piedad, azotó fuertemente el rostro del chico en el suelo. Su nariz sangraba a chorros, la frente le dolía tanto que parecía que se le iba a caer. No era la primera vez que sentía como su cráneo era estampado en el suelo, de hecho el mismo se había dado topes en la pared con la intención de quitarse la vida, pero esta vez quería que se detuviera. Lo azotó una vez más, llenándolo de dolor y lágrimas sin fin. —Hermano... cálmate, por favor— esa era la voz de Kirishima —Si sigues así... vas a matarlo. El pelirrojo sonaba muy preocupado y, quizá triste también. No quería que Midoriya sufriera porque sabía de sobra que era inocente, pero no había nada que pudiera hacer por él en ese momento. —Cállate, Kirishima. Izuku no entendía porque se enojaba tanto. Dio un escupitajo de sangre porque el líquido de su nariz había llegado hasta su boca. Bakugou clavó sus puños en el estómago del chico y le sacó el aire. Lo que sintió después fue una de esas explosiones que arden hasta el alma. Destruyó su playera. Sentía mucho ardor y no paraba de lanzar chillidos y quejidos con lágrimas cayendo de su ojo derecho. "¿Por qué...?" Estuvo a punto de destrozar sus costillas, hasta que escuchó como Deku intentaba decirle algo. "Si tú te morías de hambre... entonces yo iba a sentirme muy mal" —Perdón— susurró Izuku —No soy alguien digno para... ayu-darte... lo sé... Apenas recuperaba el aire. —No q-quería hacerte sentir mal... no lo vol-veré a hacer... —Cierra la boca, Deku. "Realmente me alegra que hayas vuelto" Bakugou lo agarró del cuello y empezó a estrangularlo. El poco aire que había recuperado ahora se perdía. Las fuertes manos de Bakugou impedían que el aire pasara por su tráquea y lo lastimaban por la brusquedad del agarre y la presión. Asfixiante, igual a la cuerda que ató en su cuello una vez que intentó colgarse de un árbol. Las palmas de Bakugou estaban tibias, listas para soltar una explosión en cualquier momento. En medio del ala uno, mientras todos los observaban, sus miradas volvieron a encontrarse. El rojo vivo y feroz de Bakugou con el verde de Izuku. El ojo sobrante tenía una mirada que Bakugou no esperaba: Lagrimeaba, estaba empapado en lágrimas... se veía tan triste, como aquella vez en el ala dos, tenía la misma mirada llena de dolor. Lo miraba a los ojos con esa notable tristeza y... también desesperación. Deku no se resistía, solo veía a Bakugou a punto de arrebatarle la vida, aunque realmente no sería capaz de hacerlo. "¿Qué debo hacer para que me trates aunque sea un poco bien?" Ya no podía más con la presión de ser ahorcado. Intentaba respirar inútilmente, sus pulmones dolían, debía respirar pronto. Su rostro cambiaba de color a uno rojo y luego azul. Izuku levantó la mano, está le temblaba por la sensación de asfixia. Con su mano sin un par de dedos, tomó la muñeca de las manos que lo ahorcaban y deslizó sus dedos por la piel de Bakugou. La mano de Izuku estaba fría, intentando frenar lo que sentía. "—Soy inocente... y voy a demostrarlo, Bakugou—" Bakugou soltó el cuello de Izuku y este empezó a toser frenéticamente. De inmediato empezó a recuperar el aliento. El rubio se soltó del débil agarre de la mano sin dedos de Izuku y se levantó. —Perdóname— susurró Izuku, Bakugou no lo escuchó. El líder del ala uno, apodado "el demonio de Fuchu", se alejó caminando lentamente, dándole la espalda al débil Izuku tirado en el suelo. Ese ojo color esmeralda no apartó la mirada de la figura de Bakugou. Al ver la espalda de la persona que le producía tantas emociones distintas, se dio cuenta de algo más... Aunque le dolía todo el cuerpo, no perdería de vista esa imagen de Bakugou dándole la espalda. "—¿Qué es lo que quieres en realidad, Midoriya-kun?—" la pregunta de Daisuke resonó en su mente. "Lo que quiero... Daisuke-san... lo que realmente quiero..." Kirishima se acercó a él junto con el reptiliano. —¿Te encuentras bien, Midoriya? Ahora sabía que nunca podría olvidar el recuerdo de Bakugou haciéndolo a un lado. "Quiero caminar a tu lado y dejar de mirar tu espalda... Bakugou-kun"


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