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31. Porque soy débil...

Actualizado: 19 dic 2020

Disclaimer: Este es un fanfic sin fines de lucro, algunos personajes pertenecen a Kohei Horikoshi, pero la historia es de mi propiedad.




Cuando Bakugou vio la rendija abrirse, pensó que era su molesto compañero de celda, pero se equivocó.

Un guardia metió una charola con comida por la dichosa rendija.


—Haz que toda esta comida te dure, porque será tu única comida en los próximos cuatro días.


Bakugou se acercó a la rendija y agarró la charola antes de que el guardia pudiera tirarla al suelo y obligarlo a comer de ahí.


Aunque estaba enojado, el que la comida llegara representaba un alivio. Estaba muy hambriento y mareado, había recibido únicamente vasos de agua y miserables trozos de pan por parte de los guardias.


No tardó en destapar el plato y de inmediato, un delicioso olor a comida se adueñó de toda la celda.

Era carne, pero también huevo.

Bakugou se sorprendió, porque no se esperaba que la comida tuviera un olor tan delicioso.


No podía ver del todo bien lo que se iba a echar a la boca, así que para alumbrar sacó unas cuantas chispas de sus manos y ahí se encontró con lo que le tocaba comer hoy.

Esperaba lo peor, sesos, comida podrida y llena de hongos, pero era todo lo contrario. Había una porción bastante generosa en aquel plato; tres filetes de res, muchas verduras y puré de papa, además todo se veía en buen estado.


Cabía la posibilidad de que quisieran envenenarlo y que por ello la comida luciera así, pero esa no era la manera de trabajar de los directivos que estaban en su contra, si quisieran matarlo solo lo dejarían ahí a morir de hambre o de sed, pero los directivos que juegan a su favor no permitirían que lo asesinaran.


Estaba confundido. No sabía si debía comer o no.


Pero todo cambió en cuanto exploró mejor la charola y se encontró con algo que lo hizo enojar y a la vez entender por qué tenía comida tan buena.

Al lado de los cubiertos de cartón y el vaso de agua, había una leche de chocolate.


"Deku de mierda", pensó.


Era demasiado obvio.

Realmente no se lo esperaba, jamás cruzó por su mente que él podría hacer algo así.

Bakugou dejó salir un suspiro y le dio un mordisco a un trozo de bistec.


“¿Cómo carajos lo hizo?”















"—Eres fuerte por haber llegado hasta aquí, a pesar de tus heridas—“


Izuku recordaba las palabras que Sasaki le había dicho.

Su estado de ánimo había cambiado a mejor. Aquella chica lo había dejado pensando muchas cosas.


"Entonces... yo no tengo la culpa de nada de esto... ¿Cierto?”


Intentaba convencerse, pero aun seguía muy aferrado a la idea de que él no tenía valor alguno como ser humano.


"Ella dijo que estaba preocupada por mí y por eso vino a verme, entonces... si a alguien le preocupo... ¿eso quiere decir que puedo sentirme aunque sea un poco importante?

Ahora que lo pienso... Sushi-san, Kirishima-san también... ellos se preocupan por mí”


—Pecas, ¿estas despierto?— interrumpió la voz de Kaname el invisible.


Izuku estaba acostado en la cama, pensando antes de irse a dormir, hasta que la presencia de un gorro de dormir y un par de pantuflas con un conejito en ellas llamó su atención.


—¿Sucede algo?


—Bueno, la verdad es que mi colchón es una porquería— respondió Kaname.


—¿Ah?


—No me preguntes... solo... ¿puedo pasar a dormir aquí?, sí puedo, necesitas compañía.


Sin darle más vueltas al asunto, Kaname entró a la celda y corrió a acomodarse en la cama de arriba con total felicidad.

Al acostarse, dejó escapar un suspiro por lo cómodo que estaba.


—¿Colchón o nube?— le preguntó al de pecas al sentir el suave colchón una vez más.


—Nunca lo sabremos— dijo Izuku


Los colchones eran realmente cómodos.


—Juraría que hasta es ortopédico. Maldito seas, Bakugou.


—Definitivamente no es ortopédico— la idea le hizo gracia —¿Dormirás aquí hasta que Bakugou-kun salga de la celda de aislamiento?


—Sí, y espero que no te moleste porque si te molesta me da igual, voy a dormir aquí de todas formas— impuso el gorro de dormir color morado, mientras agitaba el pompón que colgaba por la punta.


—No me molesta. Me agrada tener tu compañía, Kaname-san.


Para Kaname, Izuku era alguien muy extraño, quizá porque era demasiado amable y sumiso. Era uno de los pocos presos con los que lograba entenderse y llevarse bien, a tal grado que llegaron a compartir comida en algunas ocasiones


Los dos eran los más débiles de la prisión, los que siempre sufrían acoso y hambre; con esos pesares en común, ambos llegaron a ser un poco más cercanos.


—Más te vale que no ronques— amenazó Kaname.


—Creo que tú eres más propenso a roncar...


—¿Qué dijiste?


—Nada.


Con leves ganas de soltar una pequeña risa, Izuku se cubrió con las cobijas y se relajó.

Esa noche durmió sin tener ninguna pesadilla, sin embargo sus sueños no fueron del todo agradables porque estuvieron llenos de recuerdos de su vida antes de ser encarcelado, recuerdos de esos tiempos en los que podía llamar a Todoroki "amigo" y recuerdos de sus días en el ala cuatro al lado de Bakugou; todo eso era una fibra sensible que lo hacía sentir terriblemente triste.


Aquel dolor en el pecho seguía ahí y parecía que no iba a irse nunca.



“—Estoy segura de que tú puedes seguir adelante. Eres fuerte por haber llegado hasta aquí ...—"








Bakugou estaba solo en la oscuridad.

Si bien llevaba menos de una semana en ese lugar, aún así ya comenzaba a fatigarse.

Estar encerrado por tanto tiempo sin nada que hacer, dentro de un espacio muy oscuro, es difícil para cualquiera.


Seguía con la incógnita de la comida, no tenía idea de para cuando le traerían la próxima ración, por lo que guardó y midió las porciones de comida que tenía.


Izuku calculó porciones suficientes para un día y medio con los filetes, porciones que Bakugou dividió para que le resultaran en comida para una semana.


Ahora que había comido, lo único que le quedaba era esperar a que le permitieran salir para darse un baño.

Si sus cálculos no era erróneos, ya había pasado la noche y en ese momento amanecía, por lo que el guardia entraría pronto.


La rendija ya estaba abriéndose.


"Lo sabía"


[Al estar encerrado en la oscuridad, era necesario que no dejara de calcular el tiempo. Desde que fue encerrado había estado calculando horas para estar al tanto de los días y las noches.

Estar consciente sobre si es de día o de noche le ayudaría para contar el tiempo que estaría bajo sanción, también para no tener que soportar el estrés de no saber en qué día vive y para estar consciente del tiempo que pasaría sin comer]


—Es tú hora de salir, escoria de mierda— le dijo el guardia.


La puerta de metal fue abierta, permitiendo al interno ver la luz una vez más.

Aizawa no tardó en atorarle las manos en las pesadas esposas que no le permitían ni mover los dedos y por si fuera poco, se encargó de suprimir sus explosiones.


Bakugou fue llevado hacia los baños, en donde el resto de reclusos tomaban la ducha de todas las mañanas.

Al caminar por las regaderas con Aizawa detrás de él, no tardó en encontrarse con un pequeño y delgado chico de pecas y cabello verde, éste desvió la mirada rápidamente en cuanto lo vio llegar.


“Que incómodo es el ambiente después de todo lo que ha pasado...”, El pecoso se dijo a si mismo.

Izuku se sorprendió de verlo; Bakugou se veía cansado y en su brazo derecho tenía una enorme marca rojiza que se extendía desde su muñeca hasta el antebrazo.

El rubio solo le dirigió una mirada furtiva al chico del parche.


Sin embargo, Aizawa lo encaminó hacia una regadera, justo la que estaba al lado de Izuku.


Bakugou se despidió de las esposas por un momento y comenzó a quitarse el uniforme gris, desgastado y arrugado.


Izuku apartó la toalla de su cintura y abrió las llaves del agua para comenzar a bañarse, teniendo extremo cuidado en no hacer contacto visual con el rubio de ninguna manera.


Bakugou empezó a bañarse con total normalidad, mientras que Deku intentaba disimular que todo estaba normal.


“No hay manera de que él sepa que el de la charola con mucha comida fui yo... ¿VERDAD...?”, pensó Deku.


Seguía inquieto. Izuku quería hablarle al rubio a su lado; había tantas cosas que quería preguntarle, pero sabía que se molestaría si se atrevía a dirigirle la palabra.


—Oye, Deku


Se asustó de la llamada tan repentina y cerró la llave del agua en un impulso de querer salir huyendo.


—¿D-Dime...?— respondió con la voz temblorosa.

Deku se preparó para lo peor.


—¿Cómo lo hiciste?


—¿Ah...?


—¿Cómo carajo hiciste para llevar comida a mi celda con uno de los guardias?— susurró, pero sin dejar de sonar firme... y también enojado.


Deku se quedó helado.

“¿¡Por qué lo sabe!?, ¿¡Sora se lo habrá dicho!?, ¿¡pero por qué lo hizo!?”, sin embargo, por dentro sus pensamientos eran un desastre.


“¡¡No debí dejar una leche de chocolate, pero me salió muy natural!!”


—¡Responde!— Bakugou alzó la voz.


—E-Éste... y-yo...


—¡Midoriya!— Aizawa le gritó —¿Qué haces hablándole a Bakugou?, ¡¡cámbiate de regadera!!


Deku obedeció y huyó cambiándose de lugar rápidamente.


—¿Qué estás tramando, Bakugou?— Aizawa le preguntó al rubio —Sea lo que sea, ni siquiera lo intentes, nada va a disminuir tu tiempo en aislamiento.


El susodicho le respondió con una sonrisa burlona.


—No estoy planeando nada, Aizawa. Al menos no está vez.


Desde lejos, Deku suspiró aliviado. Pudo salvarse de responderle a Bakugou- kun.




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Sasaki, la chica de cabello rosa que fue a ver a Izuku a prisión, estaba en la casa de Inko Midoriya.

Pero más que una agradable visita... parecía más bien una especie de interrogatorio.


—¿Por qué no ha ido a visitar a Izuku a prisión?


Esa pregunta le causó un nudo en la garganta a la mujer de cabello verde.


Recordaba la expresión que tenía el chico en el rostro cuando los policías se lo llevaban esposado hacia la celda de proceso, la frustración que denotaba su rostro cuando el jurado dio su declaración y las lágrimas que corrían por sus mejillas cuando el juez lo declaró culpable.


—Izuku... asesinó a Daisuke...— dijo tímida la mujer.


—¿De verdad lo ve así, Inko-san?, ¿usted cree que su hijo es un asesino?


—¡Eso fue lo que él declaró!, ¡hubo tres testigos, Sasaki!


—¿Izuku es capaz de matar?— le preguntó con un serio semblante —¿Usted cree que lo que dijo en ese juicio era verdad?, ¿cómo puede saber que no lo obligaron a mentir?


Inko desvió la mirada mientras contenía sus ganas de llorar.


La señora Midoriya no dijo nada, tampoco tuvo el valor de mirar a la chica a los ojos.

Permaneció con la cabeza agachada, observando una fotografía de su hijo sonriendo.


—Él mismo dijo que lo era— Midoriya por fin habló —Ese día... cuando él regresó a casa todo lastimado... mientras lloraba me dijo que alguien lo había acorralado en unos baños abandonados y que después de eso lo habían violado. Me dijo que no sabía quién era, pero cuando lo llevaron con esa psiquiatra y estaba bajo los efectos de la hipnosis, él confesó que Daisuke lo había hecho.


Eso era algo que Sasaki no sabía.


¿Cuántas cosas sucedieron cuando Izuku estuvo en ese hospital psiquiátrico?, ¿a que se refería Inko con “los efectos de la hipnosis”?


—Yo le dije que no había sido lo suficientemente fuerte— lloró —¡Le hice creer que porque era débil lo terminaron violando en esos baños...! y por eso lo asesinó, ¡porque no lo apoyé cuando más lo necesitaba!


—Hace unos días fui a visitar a Izuku a Fuchu— sintió una punzada de dolor al recordar al chico, ahora con un parche en el rostro —Creo que... ha crecido un poco.


Inko seguía sin dirigirle la mirada.


—Pero, él necesita a alguien que lo apoye y lo ayude. A él le está yendo mucho peor que a usted y a mí... Izuku la necesita. Si no pudo apoyarlo antes, entonces hágalo ahora, ¿no cree que eso es lo más lógico?


—¿Cómo podría mirarlo a los ojos después de haberlo abandonado todo este tiempo...?— preguntó Inko, mientras lloraba.


—Todos necesitamos a alguien que nos ayude a ser fuertes... de ahora en adelante, sea esa persona para él y reponga todo el apoyo que no pudo darle cuando se lo prometió.


Tras decir eso, Sasaki se fue.



"Daisuke nunca le haría algo como eso a Izuku. ¿De qué hipnosis está hablando...?”, pensó.





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Los días siguieron pasando.

Algunos presos ya habían salido de su confinamiento en las celdas conjuntas, como Kaminari, Sero y un reptiliano.


Izuku, Kaname, Tokoyami y otros presos del ala dos, se encontraban limpiando hielo y dando mantenimiento al ala cuatro.


—¿Cómo es posible que el hielo de Todoroki no se haya derretido en tanto tiempo?— preguntó Tokage, el hombre reptil.


—No tengo idea— respondió Kaname —Pero ¿no odias que siempre nos ponen a nosotros a limpiar?


Mientras ellos hablaban, Izuku se encargaba de barrer.

Estaba un poco asustado porque a su lado se encontraba el chico de la cinta adhesiva, el mismo que lo había amordazado para llevarlo con Todoroki.

Lo miraba de reojo de vez en cuando e intentaba mantener la distancia.


Una vez que ya no tenía más que barrer, se dispuso a ir a ayudar a Kaname, pero el chico de la cinta lo llamó justo cuando estaba por irse.


—Oye, ¿podrías ayudarme con esto?— le dijo, mientras llevaba arrastrando un enorme pedazo de hielo que iba atado con cinta adhesiva.


—Ah... sí...— no pudo escapar de la situación.


Izuku nervioso, se acercó al más alto y este le pasó un extremo de la cinta para que jalara también.


—Oye, tú eres el chico que Todoroki buscaba, ¿cierto?


—Tu me secuestraste para llevarme con él— respondió con una expresión seria.


—Lamento eso— le dedicó una sonrisilla —Eran órdenes del jefe, ya sabes como son ese tipo de cosas, no era personal.


—Sí.


—Tranquilo, no voy a hacerte daño. Las cosas son diferentes ahora porque Todoroki ya no está, ahora tendremos que aguantar a Bakugou.


—Es mejor así, ¿no?, yo prefiero a Bakugou.


—Eres del ala uno, no tienes otra opción, pero, ¿Bakugou?, ¿en serio?, él es muy temperamental.


—Sí, pero... El anterior líder del ala dos...— bajó la mirada.


—Bueno, puedo imaginarme por que prefieres a Bakugou.


Ambos llevaron el trozo de hielo al patio de receso para así ponerlo al sol. Esperaban que si se derritiera.


Un rato después tuvieron tiempo para descansar.

Izuku y otro grupo de presos se sentaron a unas mesas.


—Déjame ver si entendí... ¿ya no te vas a a llevar a Midori porque ya no trabajas para Todoroki?— le preguntó el reptil.


Habían tenido que explicarle la situación porque se lanzó al ataque al ver que Sero rodeaba a Izuku con cinta adhesiva; creyó que lo estaba secuestrando cuando solo le prestó cinta para que pegara algo a una silla.


—Exacto.


—Sero... por favor intenta mantener tu distancia— le dijo Izuku.


—¿No confías en mí?


—¡Para nada!

El pecoso negó con la cabeza y con una expresión de susto un tanto graciosa.


—Haces bien— le sonrió Sero —No tengo intenciones de matarte, de hecho el que te escaparas me benefició de cierta forma, así que por el momento no tengo problemas contigo. Solo no te metas en mi camino y todo estará bien.


—Hablas de pecas, el preso más tranquilo y obediente de este lugar, no te va a dar problemas aunque lo intente— dijo Kaname.


—Tal vez si Midoriya quisiera, podría hacer un alboroto— dijo Tokage, el reptil.


—Me ha sorprendido, muchas veces llegué a pensar que estaba muerto en más de tres ocasiones, pero aquí está, vivo— habló Tokoyami, sorprendiendo a los demás porque casi nunca hablaba.


—No te daré problemas, Sero. No creo que nos veamos muy seguido porque somos de alas distintas.


El resto de su descanso lo dedicaron a hablar de sus crímenes y de sus experiencias de vida.

Izuku descubrió que Tokoyami estaba en ese lugar porque cambiaba completamente cuando utilizaba a 'Dark shadow', parecía que su particularidad lo cambiaba de personalidad y se salía de control.

Sero se había dedicado a algo similar a la venta de fármacos, pero no quiso dar muchos detalles al respecto.


El reptiliano era un sicario de un grupo poderoso, su particularidad no le permitía estar en una prisión normal, puesto que sus capacidades lo beneficiaban para escapar, era similar al caso de Kaname; él no era alguien que debiera estar en una prisión de ese estilo, pero con su invisibilidad (y con mucha buena suerte) podía escaparse fácilmente.


—Dicen por ahí que Midoriya es inocente— dijo Sero.


—No parece alguien que cometería un crimen, pero las apariencias pueden engañar, a veces los más tranquilos son los peores— habló el lagarto.


—Yo... preferiría no hablar de eso.


—Vamos, pecas, ¡cuéntanos lo que hiciste!—le dijo un gorro invisible mientras sentía como le daba pequeños golpes con el codo.


—Solo conocí a las personas equivocadas— pensó inmediatamente en Ryuichi y en sus dos cómplices —y estuve presente en el momento equivocado.


—Así que te echaron la culpa.


El pequeño del parche asintió.


—Que mierda... vaya mala suerte que tienes— le dijo Sero.


—Pero mira, has sobrevivido hasta aquí. A la mayoría de los tipos como tú los matan en el primer mes— dijo el hombre de escamas.


—Es porque quien lo inculpó no piensa en él como una amenaza real, si tuviera alguna oportunidad de demostrar su Inocencia, lo matarían al instante.


Izuku bajó la mirada y se dijo a sí mismo que era débil.

Kaname se quedó observándolo.

Todos siguieron hablando mientras el pecoso permanecía cabizbajo y callado.


Izuku repitió las palabras de Sasaki una y otra vez en su cabeza, pero se vieron opacadas por las palabras de alguien más.


“—¿Por qué no te defendiste?, ¿por qué no lo golpeaste o algo así...?—“


“Porque soy débil, mamá”


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