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28. Bakugou-kun

Disclaimer: Este es un fanfic sin fines de lucro, algunos personajes pertenecen a Kohei Horikoshi, pero la historia es de mi propiedad.



Hace unos años... 

Un par de chicos se intercambiaban cromos de súper héroes en el parque mientras una chica de cabello rosa se encontraba estudiando cerca de ellos.


El día estaba soleado, las cigarras hacían ruido y se podía disfrutar de la tranquilidad del domingo.


—No, Midoriya-kun, no utilizas el 'kun' como honorífico. 


—Pero... es un honorífico.


—No, ¡es más que eso!


—Perdón, Daisuke-san... yo no te entiendo.


—No veas el 'kun' como algo para indicar respeto, mira más allá. Yo no uso el kun para llamar a todas las personas, ¿verdad, Sasaki-kun?


—Daisuke, no me molestes, estoy estudiando.


—En fin, el punto es que no utilizo el 'kun' con ustedes dos por la edad o algo así.


—¿Entonces?— Preguntó el más pequeño con curiosidad.


—Porque ustedes lo merecen.


—¿Por qué lo merecemos?


—Porque son mis mejores amigos. Hay personas que son importantes para mí a pesar de todo y el kun es mi honorífico favorito, por eso lo uso en ustedes.


Izuku no lo comprendió del todo bien hasta tiempo después.


























—Si los medios se enteran de esto nos va a ir mal, no podemos permitir que las cosas sigan así, hay que mantener en total confidencialidad lo sucedido— decía uno de los administradores del reclusorio.


—Acordamos que se haría una implementación en el sistema de seguridad. Ya hemos contratado a más personal para cubrir las bajas y...


—Yo propongo que realicemos un traslado. ¿Por qué no los movemos a otra prisión?, a Bakugou y a Shoto, o a cualquiera de los dos— habló Aizawa.


—¿Qué tal si nos deshacemos de Tomura también? 


—Él no da tantos problemas.


—Haremos lo que ya se acordó— intervino aquel con más poder y menos ética profesional —Todos los presos participantes en la revuelta recibirán una sanción en celdas conjuntas, sin derecho a salir al patio ni a ninguna actividad recreativa durante dos meses y medio; en cuanto a los presos Bakugou y Shoto... se aprobó el traslado de Shoto hacia el ala número cinco, la adaptación de una celda especializada para él ya está en proceso y Bakugou será sancionado dos meses en la celda de aislamiento del ala uno con salidas semanales por tiempo limitado.


No le convenía trasladar a Bakugou, a otros no les convenía trasladar a Todoroki, pues ellos también obtenían beneficios de los negocios sucios que se originaban en lo más profundo de la prisión, eran socios. Sin embargo, el lado de Todoroki ya había perdido.


—Considero que dos meses es demasiado, incluso para él— Aizawa era el único que estaba realmente limpio 


—Adjuntamos las salidas semanales de la celda, no habrá problema.


—Aún así pienso que es demasiado, ¿por qué no lo reducimos a un mes?, si la prensa o el Ministerio del Interior saben de eso nos sancionarán a nosotros por atentar contra los derechos del recluso— propuso el hombre de barba y cabello largo.


—Un mes y medio es mejor opción. Aprobado.


—Acordados todos los puntos a tratar, se levanta la sesión de la Administración Penitenciaria.




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Era la hora del desayuno en el ala cuatro.

Izuku, Kirishima, Kaname, Shinso y Sushi comían en una mesa que parecía que se rompería en cualquier momento.


—En serio, casi mato como a cinco de un solo golpe. Te lo juro— alardeaba Kaname —Por eso estoy tan lastimado.


—En la multitud no lo vieron y se golpeó con las espaldas de los que peleaban, solo está mintiendo.


—¡Cállate, Shinso!


—Yo le pateé el trasero a Monoma, fue muy divertido— dijo Kirishima.


Izuku miraba el asiento vacío frente a él con tristeza. Parecía que estaba esperando a alguien que nunca llegaría.


—Oye, pecas, ¿por qué estás así?, deberías estar feliz porque te salvaste de los locos.


—Bakugou... ¿en dónde está él?— por fin preguntó lo que más le importaba en ese momento.


Era lo que Sushi-san más temía, que Izuku se encariñara con Bakugou. Era terrible ver que estaba pasando.


—Aizawa se lo llevó, escuché que lo detuvo antes de que matara a Todoroki y dicen que le va a ir muy mal. Seguro le dieron una buena paliza— habló el gorro flotante.


—Esto es una mierda, no puedo creer que detuvieran a Bakugou justo antes de acabar con Todoroki— se quejó el pelirrojo —Incluso si lo golpearon, estoy seguro de que no le afecta.


—Lo mandaron a la celda de aislamiento— dijo Shinso.


—Espero que esté bien— Izuku apretó los puños con fuerza, deseándole toda la suerte del mundo al rubio que tanto admiraba.


—Izuku... te preocupas demasiado por Bakugou— dijo el pez.


—Sushi-san... Bakugou me salvó la vida.


—¿Ah?, Midoriya... — Kirishima no quería decirlo, pero debía hacerlo —Sabes que me agradas y yo tengo la idea de que tú no deberías sufrir nada porque eres inocente, pero... Bakugou nunca te salvó.


—Ese bastardo no se preocuparía por salvarte— dijo Shinso.


—Pecas, no seas idiota. Si Bakugou te salvó entonces yo puedo ligarme a Naomi-chan— Kaname también habló.


Por supuesto que el esperanzado Izuku no cambió su postura. Él seguía con la idea de que había sido salvado por Bakugou.


—Se metió al ala dos cuando él me hizo todas esas cosas, t-también me ayudó cuando Yamato y... ayer, él mandó a esos presos del ala uno por mí...


—No, no lo malinterpretes. Las órdenes que Bakugou dio fueron no permitir que te atraparan, pero no porque él quisiera protegerte— Kirishima intentó aclarar el malentendido —Lo que Bakugou quería era usarte como carnada, por eso no dejó que te llevaran.


Aquellas palabras habían logrado herirlo; creyó en lo que le decían, pero aún había una parte de él aferrándose a la idea de que el rubio lo había protegido por buena voluntad.


—Pero... Bakugou...


Sushi-san sintió que lo perdía. 

Sabía que el pobre chico estaba tan lastimado que tan solo podía aferrarse a lo primero que le diera un poco de esperanza, pero Bakugou era de lo peor.


—Confiaste en Todoroki y mira cómo terminaste, no cometas el mismo error dos veces. Bakugou no es alguien en quien puedas confiar.


—Él me salvó...


—Pecas, Bakugou es una mala persona.


—No es cierto...


—He estado en el negocio con él por mucho tiempo y estoy seguro de que sus intenciones nunca fueron salvarte porque quisiera hacerlo— intervino el pelirrojo —Midoriya, las acciones de Bakugou fueron en beneficio para su dominio de esta prisión, no para tu beneficio. Lo lamento, pero de verdad que te estás confundiendo.


—Kirishima-san... estás mintiendo... — Deku estaba empezando a hiperventilarse, también su cuerpo se ponía tenso.


—¡¡¡Izuku, Todoroki te sacó un ojo, te arrancó los dedos y un trozo de piel porque confiaste en él!!!, ¿¡quieres que te pase algo peor con Bakugou!?— Atama alzó la voz. No iba a permitir que Izuku siguiera el mismo camino que antes.


—Oye, cálmate, pescadito— le dijo Kirishima, levantando levemente los brazos en señal de calma.


—¡Bakugou no es igual a él!, ¡no los compares!— Deku se alteró con la mención del bicolor y se levantó del asiento.


—¡Pecas!


"No es verdad. Bakugou me ayudó, me dio dinero también...” 


—Midoriya... escucha, Bakugou no está interesado en ti, si tú te acercas a él entonces vas a salir afectado, entiéndelo por favor.


—Pero, Kirishima-san... nadie más había hecho algo así por mí antes...— en ese estado mental tan frágil le era imposible razonar.


Kirishima no quería ser duro con él, Sushi-san tampoco.


—Lo repetiré una vez más: no le interesas a Bakugou, él no ve por ti.


A Izuku ya le faltaba poco para echarse a llorar.


—Bakugou es diferente... no cambiaré de idea.


Acabó con la paciencia de Sushi-san. 


—¡¡¡A él no le importó nada de lo que te sucedió!!!, ¡¡¡escuchó cómo te torturaban y solo esperó a que Todoroki te tirara por ahí como si fueras basura para después llevarte y utilizarte nada más para fastidiar!!!


—¡¡¡Cállate!!!— gritó Kirishima.


Deku no pudo más y comenzó a llorar.

Se limpiaba las lágrimas rápidamente, pero volvían a caer más.


—¡No quiero que te pase nada!, ¡¡¡no debes confiar en Bakugou!!!


Deku se cubrió el ojo con las manos y dejó salir las lágrimas que pedían a gritos ser liberadas.

No era verdad, no iba a creerlo.


Se aferró a la idea de que todo el tiempo que estuvo con él había sido porque lo protegía. Se engañaba a sí mismo con todas sus fuerzas, pero se sentía como un idiota.


Volvió a hablar gracias a él; Bakugou era la única persona que lo hacía sentir seguro.

A su lado se había sentido realmente importante, cuando sabía que no lo era. Y no quería que todos esos sentimientos tan cálidos fueran solo una mentira.


—Entiende que Bakugou no te protegió.


Izuku se levantó del asiento sin decir ni una sola palabra y caminó en dirección hacia la enfermería.


"Si él no me protegió y ellos tienen razón... si no me salva él... ¿qué voy a hacer entonces?”


—¡Izuku, espera!— lo llamó Atama.


—Está bien— le dijo Kirishima a la vez que lo detenía —Déjalo solo, necesita asimilar todo lo que está sucediendo, es demasiado para él.


•••


El peliverde se fue del comedor y perdió de vista a sus compañeros, encontrándose con el doctor Shun a mitad del camino.


—Justamente te estaba buscando a ti, Izuku Midoriya.


—¿Ah?— se limpió las lágrimas que le caían por la mejilla y dirigió toda su atención al doctor.


Izuku acompañó al hombre de bata blanca hacia la enfermería, donde éste le entregó repuestos de vendajes y de parches para ojo, explicándole como cambiar sus vendas y los cuidados que debía tener.

Una vez terminada la explicación, el doctor Shun parecía molesto con Midoriya.


—Tu eres alguien tan afortunado pero desafortunado a la vez. En este momento deberías estar endeudado conmigo por el servicio médico. 


—E-En teoría debería ser gratuito porque es su trabajo dentro del reclusorio... ¿n-no?— preguntó asustado.


—Cállate. Bakugou dijo que tenías dinero para pagar, pero al ver tu situación pensé que no tenías nada y planeaba hacerte pagar con tu sangre u otra parte de tu cuerpo, pero la doctora Naomi financió tu injerta de piel.


—¿Qué...?, yo... no comprendo de lo que habla.


—Tu injerta de piel, niño. Naomi consiguió un donante de tejidos para tus heridas.


—Ya veo...


—Y no tuviste que pagar nada porque Naomi se encargó de eso por ti— dijo malhumorado —Pero espero que la próxima vez no tengas tanta suerte. No es personal, pero necesito dinero.


—¿Bakugou dijo que yo tenía dinero para pagar...?


—Ya te dije que sí. Dijo que lo escondías debajo de tu cama o algo así, pero eso ya no me importa. Ahora vete de aquí, Naomi podrá cambiar tus vendas de ahora en adelante, si necesitas algo puedes pedírselo a ella.


Después de su desagradable visita a la enfermería, Izuku fue llevado a rastras hacia el ala uno.

Afortunadamente no lo castigaron por no haber estado en su ala.


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Todos los reclusos partícipes en la revuelta del ala cuatro fueron llevados a las celdas de aislamiento y a las celdas conjuntas.


Todoroki, Bakugou, Kirishima y Tomura serían sometidos a penas mayores por ser los causantes del desastre, especialmente Bakugou, quien planeó todo aquello.


Más de 7 presos resultaron heridos, otros 2 fallecieron, mientras que el resto estaban bajo sanción.


Un día después del incidente, había sido una mañana desafortunada para los reclusos de Fuchu.

Se incrementó el número de fallecimientos por causa desconocida en la enfermería de Naomi.


Los guardias buscaban a los presos desaparecidos, entre ellos se encontraban:


•Kosei Tsuraba- ala dos.


•Denki Kaminari- ala dos.


•Kaeru Yaseta (Batracio)- ala tres.


•Eijirou Kirishima- ala cinco.


Los primeros tres fueron encontrados en los alrededores fuera del reclusorio a las 9:39 de la mañana y fueron llevados de vuelta a sus alas correspondientes. Por otro lado Kirishima cumpliría con la sanción impuesta por la Administración Penitenciaria.













Le quitaron las esposas que amordazaban sus muñecas y lo lanzaron hacia la celda.

Izuku se encontraba en el ala uno, dentro de la celda que compartía con Bakugou.

Observó a su alrededor, ya era una vista familiar.


Pensó en sentarse en el piso, como siempre hacía, pero uno de los guardias lo había lastimado en las costillas, así que se acostó en la cama inferior de la litera.


Se acomodó en el suave colchón mientras miraba hacia arriba, a la cama en la que Bakugou casi siempre dormía.

El sol entraba por la ventana de barrotes y sus rayos se extendían en toda la habitación, creando una sensación entrañable y tranquila.


Aquel cómodo colchón... recordaba que se había echado a llorar en el mismo en su primer día en ese lugar.

De su primer día para acá ya le habían sucedido tantas cosas... 

Los meses habían transcurrido con lentitud, pues sentía que ya llevaba años en la cárcel.


Recordó que Bakugou lo había dejado en ese mismo colchón después de recogerlo del ala dos y había sido la cama más cómoda en la que alguna vez se hubiera acostado, de hecho lo era.


"Si Bakugou estuviera aquí, ¿se enojaría conmigo por usar esta cama?"


Sería agradable que Bakugou estuviera a su lado, acompañándolo en silencio dentro de su celda.

Ya no se había puesto a pensar en todo lo que le dijeron sobre Bakugou. Quería hacer como si nada hubiera pasado.


"Sin embargo... de verdad espero que Bakugou esté bien..."


—Oye, pecas, déjame entrar— un uniforme flotante parado frente a él lo sacó de sus pensamientos.


—¿Kaname?


—Soy ropa flotante— rió —¿Puedo entrar?


Izuku se sentó en la litera y observó hacia afuera.


—Y-Yo... no sé cómo abrir la celda...


—Muy fácil, así— Kaname abrió la puerta de barrotes con total facilidad y entró hacia la celda —Estaba abierto, siempre está abierto. Además te tengo una buena noticia, escuché a los guardias decir que las cosas estarán tranquilas por un tiempo porque los más problemáticos están sancionados— celebró.


—¿Ah?


—¿Puedo acostarme?, Bakugou no está y no se va a enterar.


Kaname se lanzó sin cuidado hacia la litera de arriba y le soltó un par de golpes al colchón.


—¡Ese bastardo de Bakugou tiene un colchón increíblemente cómodo!, ¡desgraciado!, ¡Shinso y yo tenemos que dormir en piedras mientras ustedes dos tienen estas nubes de cama!


—No siempre puedo dormir aquí...


—¿Ese imbécil te obliga a dormir en el suelo?


—N-No lo llames así...


—Oh, perdón, se me olvidaba que a ti te gusta Bakugou. Pero bueno, a ver, ¡vengo a darte algo!


Izuku se sintió extraño por esas palabras, pero el cambio de tema tan drástico hizo que lo pasara por alto.


—Te entrego... esto.


Kaname le pasó un paquete de dinero desde la litera de arriba.

Parecían billetes flotantes.


Izuku recibió los billetes y los miró atónito.


—¿De dónde sacaste todo esto?


—Los mandó tu amigo pescado y me encargó que te los entregara. También me entregó dinero a mí por mis servicios de paquetería. No es tan malo como parece.


No podía creer que Sushi-san fuera tan bueno con él.


—Me mandó a decirte que los aceptaras, porque sabe que eres tan tonto como para devolverlos, y si los quieres devolver mejor dámelos a mí. 


—Por supuesto que no, yo... también necesito dinero.


Miró bien el fajo. Era mucho dinero.

Era increíble que tuviera semejante cantidad.


—También dice que lamenta haberte hecho llorar, pero espera que no confíes en Bakugou y yo opino lo mismo.


—Gracias, Kaname-san...


—Agradece al pez. Pero... en serio pecas, no es bueno que veas a Bakugou de esa manera. 


—Yo...


—Escucha, él es un maldito y seguro va a hacerte daño. Si necesitas a alguien recurre a tu amigo Sushi, a Kirishima... o a mí, pero no a Bakugou.


—Entiendo. Gracias.


—Hablo en serio, ¿sí?, solo olvídate de él.


—Sí— dijo desanimado —Me olvidaré de él.




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Sus brazos estaban esposados especialmente para que no pudiera usar las manos. 

Estaba encerrado en una habitación amplia, con una cama, una lámpara y una silla.


Había una ventana de barrotes gruesos la cual tenía un ancho cristal.


Ese lúgubre lugar estaba reforzado con varias capas de concreto y la puerta era de acero inoxidable. Había tres puertas en total, cada una más gruesa que la anterior; en estas láminas de metal había una pequeña ventanilla, la cual también estaba cubierta por rejas.


Podía mantenerse en pie y desplazarse con total libertad, pero eso no le importaba.


Él estaba sumido en sus recuerdos y en la imagen del chico de pecas y rizos verdes al que tanto amaba.

Había perdido los dedos que le amputó y el ojo también.


Estaba débil por la pelea en la que Bakugou casi lo asesina.

Había perdido todo... su dinero, su poder en el ala dos y a su amado Midoriya.

Midoriya era quien más le dolía...


—¡¡¡MIDORIYA!!!


Sus gritos de desesperación se mezclaban con sus lágrimas.


—¡¡¡REGRESA, MIDORIYA!!!, ¡¡¡TE NECESITO!!!


Ahogado en la pena, quien una vez fue uno de los mejores estudiantes de la UA y el reconocido hijo del héroe profesional Endeavor, Shoto, porque había dejado de ser un Todoroki desde hace tiempo, lloraba por haber terminado así.


Encerrado, lejos de la luz del sol y del calor de Midoriya.


Ya había perdido la cordura por completo y gritaba, lloraba. Ya no podía usar su poder porque le habían puesto un collar que lo mataría si lo hacía, así que tampoco podía calmar su desenfreno con su hielo.


Desde la ventanilla de la puerta, Todoroki era observado por Monoma.


"Ahora Bakugou es el líder del ala dos... ¿por qué lo permitiste?"


Se preguntaba qué le pasaría a él, pues tenía a Bakugou en su contra.


"Estúpido Todoroki, no sirves para nada..."














—Qué aburrido.


El líder del ala cinco estaba encerrado en una celda de aislamiento oscura y vacía.

Se estaba muriendo del aburrimiento y para empeorar las cosas, tenía un antojo increíble de pan de yakisoba.


—¡Al menos denme una botana!, ¡no sean así, malditos guardias!


Decidió que cuando saliera de ahí comería tanto pan de yakisoba como pudiera.


—¡Ya sé!, ¿y si hago un hoyo en la pared?— pensó.


Poco después empezó a golpear en la pared con los duros puños, escarbando como un perrito que va a enterrar un hueso. 


—¡A ver quién es el idiota que se tiene que encargar de arreglar la pared!


Continuó talando solo para entretenerse.

Se moría de ganas por ver la cara de enojo de los guardias cuando se enteraran de que se escapó por un hoyo en los muros.











Dentro de su solitaria celda de aislamiento, Bakugou se recargó en la pared para descansar.


Le dolía la quemadura de su muñeca y los golpes que le habían dado en la espalda con una cachiporra le habían dejado marcas que no lo dejaban acomodarse bien.


Se había quitado la camisa para que sus heridas no ardieran por la tela.

Sabía que no saldría de ese lugar en mucho tiempo, gracias a los de la administración penitenciaria que estaban del lado de Todoroki.


 Aizawa no había puesto ni un poco de piedad en la terrible golpiza que le dio, pero claro, él no se quejó ni le pidió que se detuviera, solo le sonreía maliciosamente. Había cumplido su objetivo y estaba muy satisfecho, además no solo había fastidiado a Aizawa, también a los directivos que no eran sus aliados y a todos los presos del ala dos.


Aunque ahora estaba en una situación difícil. Sabía que los directivos enemigos no lo mantendrían sin comer o les caería el ministerio, pero eso no significaba que no pudieran darle solo un miserable trozo de pan una vez por semana y esperar a que se debilitara para molerlo a golpes después, así eran los guardias y los superiores de ese lugar.


No tenía ninguna forma de comunicarse con alguien para que le entregara comida porque Aizawa era el encargado de vigilarlo, y a él no lo compras ni con todo el efectivo del mundo.

Aizawa no estaba ahí todo el tiempo, pero sí era el único guardia que lo custodiaba.


Además, por si intentaba escapar, los bastardos le habían puesto un maldito collar como si fuera un perro. Aquel objeto puesto en su cuello le soltaría una fuerte descarga eléctrica si detectaba un movimiento brusco. 



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Izuku escuchó que lo tenían en la celda de aislamiento, y aunque intentó contenerse... terminó yendo a buscarlo de todas formas.


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Tocó la puerta y lo llamó.


—Bakugou, ¿estás aquí?


El rubio supo de inmediato de quién se trataba. 


Izuku abrió la rendija de la puerta y se asomó por ella, permitiendo que una pizca de luz del exterior se colara por la abertura.


—¿Bakugou?


Se le ocurrió una idea para encontrar alimento, pero la descartó de inmediato.

Jamás le pediría ayuda al fracasado que fue torturado por Todoroki, el mismo que era utilizado por todos los bastardos del ala uno como juguete sexual.


—¿Qué haces aquí, Deku de mierda?— le preguntó fastidiado.


—Te encontré... qué bueno.


Izuku se sintió aliviado de volver a escuchar su voz.


—Bakugou... te traje agua... — pasó un vaso con agua por la rendija, misma que servía para entregar la comida a los presos —Me dijiste que te trajera agua... e-ese día cuando estábamos en el ala cuatro... no te la di, pero ya la traje.


Bakugou miró al vaso de agua con confusión, pero dio un buen sorbo sin darle mucha importancia.


—Yo vine a verte... tengo que darte las gracias por haberme salvado tres veces. Estaba muy asustado cuando Todoroki apareció, pero tú me ayudaste... muchas gracias, Bakugou. 


Bakugou comenzó a reírse en tono de burla.

El peliverde se había ilusionado y había estado creyendo que lo ayudó.


—¿Eres tan idiota como para pensar así?


El rostro de Izuku cambió a uno de confusión.


—No me interesa si te mueres o si el imbécil de Todoroki te saca los ojos y te caga encima. No malinterpretes todo, imbécil. Solo eres un pedazo de mierda, ¿por qué te salvaría?— preguntó fríamente.


—E-Es broma... ¿verdad?, tú me ayudaste, Bakugou...


—No, no lo hice. 


—¿Qué...?


—También escuché cómo llorabas y suplicabas a Todoroki para que no te arrancara los dedos. Oí tus gritos y la forma en la que pedías piedad cuando te sacó un ojo. ¿Te ayudé?


—No es cierto, no es verdad.


—Es cierto, Deku. ¿¡En serio creíste que movería a todos los bastardos del ala uno nada más para salvarte a ti!?


El peliverde empezó a llorar.

Por un momento de verdad pensó que podía creer en Bakugou.


—¡Y ahora lloras, porque no sabes hacer nada más que eso!


Bakugou enojado, se acercó a la puerta y sacó la mano por la rendija, tomó a Izuku del cuello de la ropa con total brusquedad, a pesar de que el collar le dio un toque eléctrico.


Observó al chico al ojo, éste lloraba y lo miraba con miedo y decepción. Otra vez mostrando lo vulnerable que era ante todo lo que lo rodeaba.

Y por mucho que lo pensara, Bakugou no podía encontrarle ninguna utilidad a Deku. 


—Desaparece, y como te atrevas a volver aquí, cuando salga de esta asquerosa celda voy a matarte.


Lo soltó, Izuku estuvo a punto de caerse, pero logró aferrarse a la puerta y lo evitó.


El pecoso asintió con lágrimas cayendo de su mejilla derecha y poco después salió corriendo.


Bakugou le restó importancia, no tenía tiempo para alguien tan insignificante.

Que molestia.

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Al regresar a su celda, Deku había empezado a marearse, sintiendo como su estómago se revolvía y su pecho dolía.


"Era demasiado bueno para ser verdad..."


Se había negado con todas sus fuerzas a creer en lo que le decían, porque por un momento tuvo una pequeña esperanza que lo significó todo.


"Ellos tenían razón, Bakugou nunca quiso protegerme"


Sabía que no lo merecía. No había hecho nada para que Bakugou lo considerara importante, pero para Izuku, Bakugou ya era importante.

A su lado sintió que tal vez estar vivo no sería tan malo.


Y al recordar como éste despeinaba su cabeza con suavidad, su corazón empezó a arder más y más.


“Bakugou... por favor... alguien... quien sea... “


Se retorció del dolor en la cama. Estaba tan asustado de volver a sentirse solo otra vez. 

Se aferró al rubio para no perder la cabeza, pero sí Bakugou le decía cosas tan crueles simplemente no sabía que hacer.


“Kirishima, Sushi san... ayúdenme...”


No podía ir a llorar con ellos porque estaban en otras alas, no podía buscar a Kaname porque le daba miedo salir de esa celda.

Y tampoco podía ir donde Bakugou porque no soportaría más palabras frías de su parte.


Deku sintió como si se estuviera asfixiando del dolor, quería hacerse daño a sí mismo pero se resistía con todas sus fuerzas porque sabía que no solucionaría nada.


Solo dentro de esa celda, sus sentimientos otra vez parecían el infierno y él no pudo hacer nada más que sentir ansiedad y agonizar hasta por fin lograr quedarse dormido.



Pero tampoco podía estar tranquilo en sus sueños... porque muy probablemente tendría pesadillas.












Al día siguente, Izuku temblaba del miedo mientras caminaba hacia las celdas de aislamiento de convivencia. 

Bakugou observaba hacia la puerta en total aburrimiento.

Tenía hambre y Aizawa no le iba a llevar comida hasta quién sabe cuándo.


De pronto, alguien tocó la puerta y la rendija de los alimentos se abrió.


Un ojo de pupila verde bañado en lágrimas se asomaba y buscaba a Bakugou.


—¡¡¡Te advertí que si volvías te iba a ir muy mal!!!


—Lo sé, pero... e-escuché a los guardias decir que vas a estar aquí durante un mes y medio, y que Aizawa no planea darte de comer...— habló nervioso el menor.


Bakugou se preparó para recibir otra descarga, porque le iba a romper el cuello a Izuku.


—C-Compré esto...


Con las manos temblorosas, deslizó un pequeño paquete por la rendija. Bakugou lo observó bien y se percató de que era una caja de leche de chocolate.


—Por favor tómala, no quiero que te afecte el hambre... Ba-Bakugou-kun.

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