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23. Carnada

Disclaimer: Este es un fanfic sin fines de lucro, algunos de los personajes pertenecen a Kohei Horikoshi pero la historia es de mi propiedad.


—Ven por él— Tras soltar aquella provocación, Bakugou le lanzó el transmisor a Kaminari.


El resto tan solo estaban callados mirando a Bakugou, pero Izuku estaba temblando del miedo.


—¿Ese era... To-do-roki...?— titubeó


—¿No escuchaste su voz, imbécil? Claro que era ese bastardo.


Izuku se levantó de la pequeña banca de concreto casi inmediatamente, su rostro se veía desesperado, puesto que sus ganas de huir habían empezado a superarlo.


—Pero... ¿por qué le dijiste todo eso?— preguntó con la voz y el cuerpo temblorosos, sin apartar la mirada del rubio. —¿¡qué demonios te sucede, Bakugou!?— eventualmente sentía como el miedo empezaba devorarlo, por lo que no pudo evitar gritar.


—¡Cálmate, Midoriya!— Kaminari le gritó en respuesta. Pensó que era demasiado arriesgado que le gritara a Bakugou.


—¡¡Él va a venir por mí!!, ¡va a venir a matarme!, ¿¡por qué lo provocaste de esa manera!?, ¿¡estás loco!?


Bakugou se levantó para caminar hacia Midoriya, con pasos lentos y una mirada penetrante, dejando completamente helado a Sushi- san, quien quería ir a detener la escena que acontecía.


Bakugou se acercó a Deku lo más que pudo, pero antes de que tan siquiera pudiera hablar o golpearlo, éste gritó...


—¡¡¡TODOROKI ME ESTÁ BUSCANDO!!!— Izuku le gritó, lleno de miedo —¡¡¡VA A TORTURARME OTRA VEZ!!!


Bakugou no se contuvo más y le soltó un derechazo con toda la fuerza de su brazo. 

Izuku cayó al suelo con sangre en la nariz y se quedó ahí tendido.


—Cállate.


El peliverde no dijo ni una sola palabra, pues el golpe lo sacó de todo ese pánico que había empezado a acumular. Izuku tan solo se limpió la sangre de la nariz con la mano y luego miró sus dedos.


—¿Te encuentras bien, Izuku?— Sushi-san se le acercó e intentó ayudarlo a levantarse.


El rubio se dispuso a irse y emprendió su caminata.


—Bakugou... — Izuku intentó hablarle al ver que se marchaba, levantando la mano como queriendo alcanzarlo — Si Todoroki intenta atraparme... tú vas a ayudarme... ¿verdad?


Bakugou se giró a observarlo, encontrándose cara a cara con ese rostro pecoso lleno de miedo y desesperación.

Podía recordar la expresión incrédula y llena de confianza que tenía el chico el día en que fue con Todoroki, y dicho recuerdo creaba un gran contraste ahora.


—¿Verdad...?


Le daba coraje mirarlo ahora. Ver en lo que se había convertido y lo bajo que había caído.


"—¡POR FAVOR! ¡TE LO RUEGO! ¡TEN PIEDAD!—" 

Los gritos que escuchó cuando fue por el al ala dos sonaban en su cabeza. Bakugou había escuchado parte de aquella tortura ese día y no hizo más que sentir desprecio.


"Es inútil”, pensó. 


Ignoró a Deku, como siempre solía hacer y siguió su camino hacia el interior del ala cuatro, abandonando el patio de receso.


Sin embargo, Izuku quiso correr para alcanzarlo, siendo detenido por Kaminari y Sushi, quienes lo tomaron de los brazos.


—Bakugou...— pronunció triste.


—Ya basta, cálmate, Midoriya— habló Kaminari —Él no va a dejar que te asesinen, ¿no escuchaste todo lo que dijo sobre pisotear a Todoroki?


“Es verdad... él dijo algo sobre no permitir que me mate, sobre pisotear todo lo que ha construido.

Así que sí va a ayudarme, ¿verdad?, él no va a dejarme solo...”


En un desesperado intento por calmar la situación, Kaminari alimentó esas falsas esperanzas de salvación.


_______________________



—Cuéntame más sobre cómo sobreviviste al ala tres— habló Kaminari.


Luego del incidente anterior, Kaminari logró calmar a Midoriya y ahora se encontraban en la celda de Sushi- san, ya que su trabajo era no permitir que nadie supiera su ubicación.


—¿Kaminari-san...? ¿P-Por qué colaboras con Bakugou?— Izuku le devolvió la pregunta, pues ni siquiera le prestó atención a la primera.


—De un loco asesino serial obsesionado con el sexo... a un mafioso agresivo con problemas de ira, prefiero al mafioso agresivo. 


—¿Ah?


—Tu jefe tiene más fuerza y más poder, eso significa que me pagará mejor que Todoroki. Solo le paso información al mejor pago y ese es el de Bakugou. 


"No creo que pase nada malo si le cuento un poco sobre mí a este chico"


—Solo quiero dinero para "pagarme la fianza", ¿comprendes, amigo? Busco salir de aquí.


—Entiendo... — realmente no lo había entendido, pues...


[Los prisioneros de Fuchu nunca alcanzan fianza]


—Oye... ¿puedo preguntarte algo?


El más pequeño asintió.

“Quisiera estar con Bakugou en este momento...”, pensó.


—¿Por qué estás aquí? Te ves demasiado joven para estar en este lugar... juraría que tienes catorce o quince años.


—Tengo dieciséis. 


—¡Eres un niño! Yo ya estoy por cumplir los veinte.


—P-Pensé que tenías dieciséis...


Entonces el ánimo de Kaminari se vino abajo.


“Kaminari no me dejará ir a verlo... tengo que distraerlo de alguna forma”


—Yo... dejé una de mis medicinas en la enfermería, pero necesito tomármela ahora— rompió el silencio repentinamente.


—¿Justo ahora?


—Sí.


Kaminari suspiró. No le gustaba hacer de niñero.


—Le diré al pescado que la traiga. Fue al comedor así que no está muy lejos de aquí. Tú no vayas a moverte, ¿entiendes?, si lo haces, entonces Todoroki te encontrará y todo el plan se va a ir al demonio.


—Entiendo. No me moveré de aquí.


Pero en cuanto Kaminari se fue, Deku salió lo más rápido que pudo en busca de Bakugou.


Aunque, el que Midoriya escapara jugó a su favor, pues un par de esbirros de Tomura y Todoroki estaban causándole problemas a Sushi- san porque querían entrar a buscar a Izuku y no se detendrían hasta encontrarlo.



__________________________________



Mientras buscaba a Bakugou en la enfermería, de reojo pudo verlo pasar.


Izuku lo vio salir hacia el ala cinco por la puerta del patio de receso.


[En todos los patios hay una puerta que da al ala de al lado, por ahí Todoroki solía colarse al ala uno]


El curioso chico de pecas se asomó por la puerta y vio a Bakugou irse. 

En el ala cinco no tenían patio, por lo que aquella puerta daba a toda el ala directamente.


Se vio tentado a seguirlo, ya que tenía un montón de preguntas que hacerle ahora que se encontraba más calmado, pero si entraba al ala cinco sabía que le iría muy mal; había presos que podían tronar todos su huesos con tan solo una mano, y eso le daba mucho miedo.


Se vio en un dilema de ir o no. 


Realmente deseaba seguir a Bakugou, pero se limitó a quedarse esperándolo frente a la puerta.



• • • •



—¡Hey! ¡Mi hermano! ¿Qué tal? ¿Cómo va el trabajo?


El rubio lo miró enojado, como siempre.


—De maravilla, con decirte que tenemos más proveedores— respondió para él mismo, imitando la voz de Bakugou —No, ¿verdad? No se parece a ti. Sería más bien algo así como...


—¡¡¡Deja de joder y entrega el dinero!!! ¡¡¡Carajo!!!


—Exacto, algo así. ¡Perfecto! 


El pelirrojo soltó una carcajada y le entregó unos cuantos billetes a Bakugou.


—Y... ¿cómo está ese chico de cabello verde...?, ¿Midoriya? 


Bakugou gruñó.


—Yo qué sé. Enloqueció por culpa de Todoroki, tal vez. No me importa.


—Anda, no seas así, el pobre ha sufrido mucho, ¿no crees que merece aunque sea un poco de compasión?


—No vine aquí para hablar de ese pedazo de escoria. El bastardo de Todoroki va a atacar con todo— sonrió hacia un lado, con su toque de superioridad tan común —Y hay que tener todo listo.


—Yo nací listo.


—Avísale al resto de bastardos, seguro que muchos quieren darle una paliza a las mierdas del ala dos.


—¿Va a estar Tomura? Por lo que sé gracias a Kaminari, Tomura y Todoroki harán algo parecido a una alianza con el fin de matarte. Y con el loco de las manos seguro será más divertido.


—Da lo mismo si va ese imbécil, vamos a acabar a todos esos trozos de mierda.


—¡Por supuesto! ¡Qué ganas tengo de patearle el trasero a Monoma! 


—Dentro de poco Todoroki irá al ala uno. Mañana quiero que todos estén listos, no, hoy mismo, tal vez el mitad y mitad ya se enteró de que su juguete está vivo.


"Quería que durara un poco más, pero no era demasiado creíble”


—Entendido. Lo estarán. ¿Puedo preguntar...?


—No, no puedes.


—¿Qué va a pasar con Midoriya si Todoroki cree que está muerto? No me digas que piensas matarlo de verdad.


—Ese llorón es todo lo que Todoroki quiere y le dolería mucho perderlo... matarlo no es una opción, es nuestra mejor carnada. 


—Todoroki también es de cadáveres, ¿no? Si de verdad lo matas igual van a usarlo.


—Definitivamente hay que mantenerlo con vida por el momento.



• • • •



Cuando Bakugou regresó al patio de receso del ala cuatro, se encontró con Deku parado frente a la puerta.


—No creí que seguirías aquí. ¿Estuviste todo este tiempo esperándome frente a la puerta como idiota hasta que anocheció?


—Yo... fui por algo de tomar mientras esperaba— le respondió Izuku mientras le mostraba el vaso desechable en el que bebía agua —¿Quieres?


Le arrebató el traste y se tomó toda el agua que había en su interior de un jalón, para después lanzar el vaso hacia un bote de basura lejano.


—¡C-Canasta...!— habló el pecoso en un tono mínimamente animado.


Bakugou se fue caminando hacia la puerta, ignorando a su acompañante.


—¡E-Espérame!— Izuku fue detrás de él.


Caminaba justo detrás del más alto, mirando su espalda.

Los hombros de Bakugou eran anchos, sus brazos fuertes y sus manos grandes. Era una cabeza más alto que él y caminaba con la frente en alto, con una postura recta, como si supiera que podría conquistar el mundo en cualquier momento y quizá realmente era capaz de hacerlo.


A la vista de Izuku, Bakugou era alguien realmente increíble, incluso con ese temperamento explosivo. Se sentía seguro si él estaba cerca y no había nada que atesorara más que ese sentimiento de seguridad.


—Bakugou... ¿q-qué harás cuando To-doroki... venga?


Katsuki tan solo movió la mano izquierda hacia los lados y luego colocó su índice cerca de sus labios, como indicándole que se quedara callado.

Izuku bajó la mirada ante su respuesta.


Ambos entraron hacia el comedor y siguieron caminando para llegar hasta la enfermería, en donde Sushi-san esperaba a Izuku. Por suerte logró deshacerse de los molestos esbirros enemigos y de Kaminari.


—¿¡En dónde estabas!?, ¡estuve buscándote todo este tiempo!


El rubio pasó de largo y fue a acostarse en la cama.


—Ese bastardo iba a seguirme hacia el ala cinco. ¿No te dije que te encargaras de él, trucha asquerosa?— le dijo mientras se acomodaba en el colchón y se cubría con las cobijas —Como sea. Lárgate, quiero dormir.


Sushi-san suspiró.


—Hablaremos mañana, Izuku. Tu medicina está en el cajón junto a tu cama. Ya lo sabes, dos pastillas. Tu cambio de ropa está en tu cama, tienes que cambiarte el uniforme.


El chico de parche asintió y luego el hombre pez se fue, quejándose de Bakugou en el camino.


Izuku miró a su rubio acompañante, quien intentaba dormir.

Se sentó en la cama y empezó a quitarse la ropa para cambiarse el uniforme que le había dado Sushi-san.


Bakugou observó todas las heridas que tenía el peliverde en el torso. Estaba lleno de heridas y moretones; tal vista le provocó desagrado, así que desvió la mirada, no sin antes encontrarse con la espalda del chico, la cual no tenía ni un solo rasguño.


De alguna forma su espalda recibía menos daño y las heridas que tuvo alguna vez ya habían sanado, aunque sus huesos se veían extraños, un poco deformes, quizá, eso sería porque el chico dormía en el piso casi siempre. 


Izuku terminó de cambiarse el uniforme y se llevó la sorpresa de que esa ropa era diferente. Sushi-san le había conseguido un uniforme del ala cuatro, específicamente uno de invierno; con ese estaría más abrigado.

Tomó sus pastillas con agua y se acostó en la cama de siempre... en esa cómoda y calientita cama que estaba situada al lado de la de Bakugou. Realmente era reconfortante saber que el rubio estaba ahí.


Se tapó y se acomodó de lado, quedando de frente hacia Bakugou.


—Buenas noches, q-que duermas bien...


Como siempre, obtuvo silencio como respuesta.


- - - - -



Los minutos pasaban y ninguno lograba dormir.


Bakugou no lograba disipar sus pensamientos. Se suponía que mañana por fin lograría tomar el control del ala dos y por fin vencer a Todoroki, lograría eso que llevaba queriendo desde hace tanto tiempo, pero aún así estaba enojado.


—Bakugou... ¿estás despierto?


Y Deku era la causa de su enojo. 


—¿Tienes más agua?— le preguntó, refiriéndose al vaso de agua con el que se había tomado las pastillas.


—N-No... me la terminé con mi medicamento.


—¡Tsk!


Se levantó de la cama y caminó hacia la puerta.


—¿A dónde vas?— Izuku lo siguió, le aterraba la idea de quedarse solo en ese cuarto.


—¡No me sigas, escoria!


—N-No quiero quedarme solo...— le respondió con la voz temblorosa —Me quedaré callado, lo prometo.


—Largo.


—Bakugou...


—Tres...— el peliverde comprendió de inmediato, por lo que corrió de regreso a la cama.


Bakugou lanzó un par de groserías y se fue en busca de agua para beber.

De repente toda la tranquilidad de Izuku se había ido junto con Bakugou.


***


Miraba hacia la puerta mientras, ansioso, se tapaba y destapaba el rostro con las cobijas, como si estas fueran a protegerlo de los intrusos que se atrevieran a invadir su cuarto.


"Espero que regrese pronto..."


Sabía que Yamato podría entrar, o en el peor de los casos: Todoroki, por eso mismo no podía estar tranquilo.



Un extraño ruido en la ventana fue suficiente para que saliera del cuarto corriendo y fuera a buscar al rubio que lograba que se sintiera tranquilo con tan solo su presencia.


Ahora Izuku caminaba por unos oscuros pasillos, aferrándose a las paredes y avanzando lleno de inseguridad, como un niño que le teme a la oscuridad.


"Fue una mala idea..."


—¿Bakugou...?— buscaba con ansias a su compañero de celda.


Frotaba sus manos temblorosas y miraba hacia todos lados.


 Si escuchaba con atención, aún se oían las voces de algunos presos en la distancia y solo lograban ponerlo más inquieto.


Ya estaba cerca de la entrada de las regaderas, con más oscuros e interminables pasillos que seguro se lo tragarían si intentaba caminar por ellos.


Vagando por ahí, pasó cerca de la puerta que daba al patio de receso y no le prestó mucha atención, al menos hasta que esta se abrió.


El sonido de la cerradura abriéndose le erizó la piel.

Un pequeño rayo de luz entró desde la abertura que formaba la puerta entreabierta.


—¿Bakugou...? ¿Eres tú?


Luego de que hablara, la puerta se cerró inmediatamente.


—Bakugou...


A Izuku ya le temblaban las manos y las piernas. No aguantaría más el miedo, por lo que caminó rápidamente, dispuesto a regresar a su cuarto.


Pasó cerca de la puerta, y justo cuando estaba frente a ella, un rechinido repentino lo asustó.

Su ojo fue inmediatamente hacia la puerta y pudo ver cómo esta volvía a abrirse poco a poco, hacia los lados.


El ojo saltón de alguien se asomó por la pequeña abertura de la puerta y la pupila se dirigió hacia Izuku.


La puerta se abría más y más en medio del tiempo que parecía haberse detenido.


De repente una cabeza se asomaba hacia dentro y esta sonreía desquiciadamente.


El rostro ojeroso, esa cabellera casi vacía y ese par de ojos profundos que lo miraban con ansiedad... lleno de hambre.


—El chico con cabello de brócoli— dijo, provocando un intenso escalofrío en la espalda del pecoso.


Abrió la puerta un poco más, permitiendo que su figura completa se mostrara ante Izuku.


Aquel hombre que aparecía en todas sus pesadillas estaba frente a él una vez más.


Ese escuálido cuerpo que era más huesos que carne, esas manos largas y flacas, el par de pies descalzos y la sonrisa de lado a lado en su rostro que había quedado grabada en su memoria... le daba pánico.


—Ba... Batracio...


—¿Aún te acuerdas de mí?— aquella voz le revolvió el estómago. Su tono lleno de locura y esa mirada que parecía tragárselo poco a poco, iba a hacer sus nervios explotar.


El intruso dio un paso hacia dentro, llevando al límite la mínima cantidad de calma que Izuku aún tenía.


—¡¡¡BAKUGOU!!!— gritó lleno de miedo —¡¡¡BAKUGOU!!!


Batracio echó a correr de inmediato mientras el chico de pecas se retorcía del miedo.


La puerta se cerró de golpe y todo rastro de la presencia de aquel individuo desapareció, tan rápido que hacía dudar a Izuku si de verdad había estado ahí.


—¿¡QUÉ CARAJO HACES AQUÍ!?— la persona a la que llamó había aparecido —¡¡¡DEKU DE MIERDA!!! ¡¡¡TE ADVERTÍ QUE TE QUEDARAS EN EL CUARTO!!!


—¡Era Batracio! ¡Batracio estaba aquí!


El rubio chasqueó la lengua y abrió la puerta para asomarse hacia afuera.


No dijo nada, solo dejó escapar otra de esas sonrisas de medio lado.


—Te estás volviendo loco, Deku— le dijo en tono burlón —Afuera esta completamente vacío.


Izuku intentó calmarse. Tal vez la falta de sueño le estaba afectando.


_______


Caminó con Bakugou de vuelta a su cuarto, ya más tranquilo.

Ambos entraron a su habitación.

Izuku se acomodó en su cama y miró a Bakugou.


—Perdóname por no haber escuchado lo que me dijiste. De verdad... lo siento mucho.


—Cállate y duérmete.


—S-Sí... b-buenas noches.



___________________



Más allá de su habitación, lejos de todos los pasillos del ala cuatro, de las regaderas y de las celdas comunes, se encontraba en el patio de receso, un hombre escuálido lleno de confusión, preguntándose...


Si el líder del ala uno lo había visto al asomarse por la puerta... ¿por qué no fue directo a matarlo?



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