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1.¡El fracasado desciende!

Actualizado: 6 sept 2019

Disclaimer: Este es un fanfiction sin fines de lucro. Ciertos personajes pertenecen a Kohei Horikoshi, pero el texto y la historia son de mi propiedad.


 

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No todos fuimos creados con igualdad, no todos somos tratados con igualdad y no hay motivo para justificar una injusticia, esas son las verdades que aprendí a mis 16 años de vida.

Fui criado por alguien vulnerable.

Desde que papá nos abandonó, recuerdo haber visto a mamá llorar un montón de veces.

Cuando ella lloraba desconsolada, yo me iba a mi cuarto a llorar también.

No entendía nada, solo sabía que me dolía verla así.

Desde aquel entonces yo ya conocía a los héroes, esas personas tan fuertes que salvan a los demás con una sonrisa.

Mi madre me apoyó en mi decisión de querer ser uno; ambos esperábamos felices a la manifestación de mi particularidad.

Mientras eso ocurría, yo pensaba que mamá necesitaba un héroe y yo quería serlo.

Entonces cuando la veía llorar, me acercaba para abrazarla en vez de no hacer nada.

Pero eso no era suficiente. Yo no tenía la fuerza necesaria para salvarla.

Cuando llegué a cierta edad, mi particularidad jamás se manifestó y mi sueño de ser un héroe se arruinó. Sin embargo, yo intentaba verlo con optimismo, pero muy en el fondo la tristeza se apoderaba de mí.

La pequeña abeja vuela alto en el cielo, con sus bellas y translúcidas alas, va hacia su panal. Pero no todas las abejas pueden regresar, al enfrentarse al mundo exterior... siempre habrá seres con el poder de aplastar a un pequeño insecto volador』

He perdido la cuenta de las veces que he llorado suplicando por un poco de piedad y mis cicatrices son una muestra de ello.

He visto a la muerte con mis propios ojos varias veces.

Cuando creí que no tenía nada que perder porque ya lo había perdido todo, seguí perdiendo más y más cosas, pero lo único que me regresaron fue la esperanza.

En mis tiempos fuera de aquel lugar, conocí a dos personas que influyeron mucho en mi vida. Una me ayudaba mientras que la otra me hundía.

Ryuichi Sato, mi vecino. Fue mi compañero de clases durante varios años.

—¿Qué prefieres, Midoriya?, ¿ser comido por caníbales o chupársela a Ryuichi?

—L-Los caníbales...

Se metía conmigo de todas las maneras posibles.

Ese día, Ryuichi y sus amigos me acorralaron en los viejos baños abandonados que están a unas cuadras de la escuela.

Me obligaron a hacerle sexo oral a Ryuichi. Me quitaron los pantalones y tocaron mi cuerpo.

Agachado en el suelo, sentía que me ahogaba por la sensación de su miembro con mi úvula.

Me dejaron en paz cuando alguien tocó la puerta. Salieron corriendo mientras yo estaba tirado en el suelo llorando por lo ocurrido.

Ryuichi Sato viene de una familia de villanos... políticos corruptos.

Estudia en el mismo curso de héroes que yo porque quiere pulir sus habilidades.

Quiere aprender lo mismo que los héroes para un día de estos usarlo en su contra.

Mis sueños frustrados y el acoso que recibí por parte de ellos fue suficiente para que comenzara a tomar antidepresivos.

Tuve que aprender a transformar el dolor en determinación por mi propio bien. De lo contrario, me vería obligado a sucumbir ante la tristeza y la vida sólo sería peor para mí.

Esta es mi historia. Se que no lo parece, pero realmente es una historia de amor.

Es la historia de como logré amar la vida pese al sufrimiento y de cómo empecé a amarlo a él...

El día en la escuela comenzaba normalmente para nuestro protagonista: Izuku Midoriya, un chico de primero de preparatoria que anhelaba ser un superhéroe.

Vestido con su uniforme escolar y sus peculiares tenis rojos, entró a su salón de clases y se sentó a su asiento como era su costumbre. Miró hacia la ventana y perdió sus ojos en el cielo azul de la mañana que asomaba.

Empezó a reflexionar sobre su vida y a darse la fortaleza mental que necesitaba.

Su mayor anhelo en la vida era llegar ser un superhéroe, por supuesto, y uno de sus objetivos había sido entrar a la UA, pero no había aprobado el examen, pues él no tenía una particularidad.

Aún así, se había quedado en una de las mejores preparatorias del país en donde decidió entrar al curso de héroes.

Incluso con unas notas perfectas y excelentes estrategias de combate en toda la escuela, su falta de particularidad era un gran obstáculo.

Izuku aspiraba alto, quería ser el mejor héroe del mundo, como el gran All Might. Tenía mucho optimismo y una gran voluntad, esas mismas cualidades eran las causantes de que fuera el "fracasado" de la clase.

Era demasiado amable, más que amable, era un poco tonto.

Con mucha voluntad, pero poco carácter.

El más silencioso y estudioso de todo su grupo.

Se había ganado el apodo de nerd y era utilizado constantemente por sus compañeros de clase para que hiciera las tareas que ellos no querían hacer.

—¡Oye, nerd!

De pronto se acercó uno de sus acosadores.

—Dime, Ryuichi— dijo él con miedo.

Ryuichi era uno de sus compañeros de clase, él más idiota de todos. Izuku lo despreciaba con todo su ser, pues era su bully y el causante de la mayoría de sus desgracias.

Aunque era un idiota, tenía una particularidad asombrosa: podía controlar el metal a su gusto y diversión, justo como Magneto.

—Más te vale que hayas hecho mi tarea, ¡porque si no voy a meter tu cabeza al retrete con mierda!

—Sí la hice— el chico sacó un cuaderno de su mochila paga entregárselo a su dueño.

—Bien

Aunque sabía que de todas formas iban a meter su cabeza al retrete.

"Puede que sea un retrete limpio esta vez" pensó

Y sí, ahora estaba parcialmente limpio.

Al salir de la escuela sus abusadores lo habían acorralado en el baño para darle una buena remojada a su cabeza en el retrete.

—¡Esperen!— les rogó, intentando contener sus arcadas por el mal olor del baño y la asquerosa

sensación que tenía en la mejilla.

—¡La respuesta de la pregunta número tres estaba mal!, ¡todas las tareas eran iguales y ahora estamos en problemas por culpa tuya!

Sumergieron su cabeza en el retrete una vez más, azotándola con las paredes del inodoro.

Lo dejaron ahí unos cuantos segundos y luego de una interminable espera para el chico, lo sacaron de golpe.

—¿¡Lo hiciste a propósito!?

—¡No!, ¡me equivoqué en esa pregunta...! ¡lo siento mucho!, ¡no pude hacer tantas tareas porque tuve dificultades y...!

Su cabeza dio al retrete una vez más y los tipos jalaron la palanca haciendo se se quedara atorado.

"¿Debería suicidarme un día de estos?"

Tener a su acosador todos los días era de lo peor, ya que era un constante recordatorio de ese día en los baños.

Su fuerte voluntad parecía irse por el retrete.

Camino a su casa, intentaba no llorar.

Estaba cansado de engañarse a él mismo con eso de que podría ser un superhéroe.

"¿Todo se puede con esfuerzo?"

No estaba seguro si era así.

Ya había pensado en el suicidio varias veces, pero no se sentía capaz de volver a intentarlo.

Andando por la acera se encontró a alguien de apariencia agradable, quien lo saludaba alegremente desde la lejanía.

—¡Midoriya-kun!

—¡Daisuke-san!— lo saludó feliz

Daisuke Inuoe: su vecino cuatro años mayor y la única persona que lo apoyaba moralmente. Tenía la particularidad de la elasticidad.

Era un muy importante amigo para Izuku (realmente era su único amigo).

—¿Por qué esa cara?, ¿te sientes bien?— se acercó al ver la expresión que tenía en el rostro, era una sonrisa fingida, Dai lo conocía muy bien.

—Estoy bien. Tuve un día cansado, es todo.

—Mmm, entiendo. Para que te sientas mejor, ¿no te gustaría ir a mi casa a leer algunos cómics?, ¡tengo el último volumen de All Might contra la liga de villanos!

También era un friki de los superhéroes al igual que él.

—Me encanta la idea


 

De camino a casa de Daisuke, tuvo un desafortunado encuentro con el grupo de Ryuichi.

—Miren a quien tenemos aquí: a Midoriya y a su noviecito friki. ¡Que suerte!

Los chicos habían salido a buscar diversión con un par de tubos y un bat de béisbol. Buscaban a alguna chica que estuviera sola, pero en vez de eso se habían encontrado con su mascotita Midoriya.

—¿Qué les parece si nos divertimos un poco con ellos?

—C-Chicos... N-no es que no quiera divertirme con ustedes... pe-pero tenemos que ir a un lugar muy importante— intentó salir de la situación con su tartamudeo habitual.

—¿Quienes son estos idiotas, Midoriya-kun?— le preguntó Daisuke

"¿Daisuke-san, acaso quieres morir?"

—¿Acaso quieres morir?— Ryuichi le preguntó lo mismo

—¿Quien eres tú para amenazarme?, ¡métete con alguien de tu tamaño y deja a Midoriya-kun en paz!

Ryuichi se acercó hostilmente hacia Daisuke, Izuku ya sabía que todo iba para mal.

—¡N-No le hagas caso!, ¡e-él está muy enojado por mi culpa, no sabe lo que dice!

Pero Izuku no pudo hacer nada, pues Ryuichi ya le había soltado un puñetazo a su amigo y lo había tirado al piso.

—¡Daisuke-san!

De inmediato corrió preocupado hacia Daisuke.

—Estoy bien, Midoriya-kun

Daisuke se levantó con dificultad con ayuda de Midoriya.

—Ellos son los que te molestan en la escuela ¿cierto?

—Ah... no

Para Daisuke era evidente que Izuku estaba mal, sin embargo sabía que su mejor amigo nunca le contaría el por qué de su bajo estado de ánimo, por lo que se decidió a actuar por su cuenta y ayudarlo aunque se negara.

—¡Escuchen, imbéciles!, ¡si se meten con Midoriya-kun se meten conmigo!

La bola de chicos se lanzó contra él rápidamente, Izuku se quedó a un lado mientras los tres sujetos atacaban a Daisuke.

Su amigo daba muy buena pelea gracias a su particularidad. Esquivaba los golpes rápidamente y lograba devolver algunos.

Daisuke siempre había sido su mejor amigo, desde que se conocieron, él siempre lo había apoyado en todo, y ahora también lo estaba defendiendo de los chicos que siempre lo molestaban.

Era como su héroe.

A mitad de la pelea, Ryuichi sacó una navaja.

El sensor de peligro se activó en Izuku, pues Ryuichi podía controlar el metal a su voluntad.

Ryuichi corrió hacia Daisuke con la navaja entre las manos e intentó hacerle una finta, fingiendo que lo apuñalaría en el estómago.

—¡Daisuke-san, cuidado!

En un movimiento brusco, Ryuichi clavó la navaja en la cabeza de Daisuke, matándolo instantáneamente.

Usando su particularidad, controló el cuerpo de la navaja, moviéndolo hacia todas direcciones mientras se hacía paso en el cráneo del más grande, destrozando con fuerza el hueso y la corteza cerebral de Daisuke sin una pizca de piedad.

—¡DAISUKE-SAN!

Izuku veía, parado a mitad de la calle, cómo el cerebro de su único y preciado amigo era masacrado con fuerza y brutal bestialidad y como chorros de sangre inundaban su rostro ya sin vida.

Sintió enormes ganas de vomitar y como algo dentro de su pecho se estrujaba dolorosamente, el pánico lo llenaba y el shock no se hizo esperar.

En su mente se repetía que todo aquello no podía estar pasando, no podía ser real pero así se sentía... ¿qué clase de pesadilla estaba viviendo?

Mientras, Ryuichi y sus dos amigos huyeron a toda velocidad.

Una cuadra después se encontraron con una patrulla, y cobardemente comenzaron a gritar —¡Ese chico es un asesino!— refiriéndose a Izuku

Llamaron la atención de un oficial de policía, al cual llevaron hacia dónde Daisuke yacía.

A pasos débiles y lentos, el pecoso se acercó y se dejó caer de rodillas junto al cuerpo de su amigo.

Observó su cuerpo tendido en el piso, sin vida y con la parte posterior de la cabeza completamente destrozada.

Las lágrimas empaparon sus mejillas. Asimiló que Daisuke ya nunca podría volver y entonces su corazón de verdad se rompió.

Lentamente sacó la navaja del cráneo de su amigo, llenando sus manos de sangre.

Se quitó el suéter y gentilmente cubrió el rostro de Daisuke.

—Dai...

—¡No te muevas!- gritó alguien detrás de él.

Con las manos temblorosas se giró hacia atrás.

Un policía le apuntaba con una pistola.

—Mi amigo está muerto...— dijo con la voz rota —Está muerto...

—¡El lo asesinó!— gritó Ryuichi

Izuku no se dio cuenta de la situación hasta que escuchó a su acosador gritar aquello.

A todos esos desgarradores sentimientos se les sumó una enorme indignación.

"¡No!, ¡yo nunca haría algo así!, ¡¡fue Ryuichi!!", intentó decirlo, pero las palabras no salían.

—¡Estás bajo arresto por cometer homicidio con un arma blanca!— le gritó el policía.

Cuando se dio cuenta, había reporteros y cámaras a su alrededor.

Ahora Izuku estaba encerrado en una patrulla, totalmente inmovilizado de las manos y pies.

Se encontraba tremendamente asustado.

De un momento a otro había descendido de ser víctima del bullying, a ser un criminal.

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