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9. Necesito comer

Disclaimer: Este es un fanfic sin fines de lucro, algunos personajes pertenecen a Kohei Horikoshi, pero la historia es de mi propiedad.

El olor de los filetes recién preparados era su tortura habitual.

Dentro de la cocina, su deber era preparar comida y no sabía cómo, pero se estaba conteniendo para no echarse toda la carne a la boca de una vez.


No había comido bien en una semana y el hambre lo estaba matando.


Se sentía mareado y débil.



Mientras todos comían de su desabrido puré de papa, Izuku los miraba con envidia. Eran el mismo grupo de hombres que le quitaban su comida y lo obligaban a estar sentado con ellos sin poder probar ni un solo bocado.


Su estómago rugió.


—¿Puedo comer un poco?— les preguntó, ya adaptado a sentirse como alguien inferior que debe obedecer las órdenes de los demás.


Todos los presentes lo ignoraron mientras comían descaradamente frente a él.


La falta de alimento le estaba afectando, sus brazos se hacían delgados, sus labios estaban secos y cada vez que caminaba sentía que iba a colapsar.

Necesitaba a Todoroki, o a alguien que le diera comida.


"No debo pasar más de tres semanas sin comer o moriré"



Todo este tiempo había sobrevivido con la comida que encontraba en la basura, la que se caía al piso y el agua fría de las regaderas como bebida.




 



No sabía arreglar tuberías y esa era su tarea de hoy.

Un guardia lo había amenazado diciéndole que si no arreglaba esas tuberías lo iba a golpear con el mismo tubo, y ese guardia era de esos que siempre cumplen lo que prometen.



Sentía un dolor punzante en la cabeza.


"Es por el hambre..." lo sabía


Intentaba todo lo que podía, pero no tenía idea de qué hacer, jamás en su vida había arreglado tuberías.


Su tiempo límite era de quince minutos o menos, en lo que el guardia regresaba.


Ya había pasado un rato.


Izuku, desesperado, giró el tubo sifón con una llave para tubo. La llave se atoró en el tubo y dio un tirón para sacarla, desprendiendo la tubería y provocando que un chorro de agua sucia saliera con mucha presión, empapando su cara.


—¡¡Aaaaaah!!


La fuerza del agua lo hizo caer. Se cubrió la cara con sus brazos.


El agua que chorreaba desprendía una peste insoportable, pues era una tubería del desagüe de los baños.


Rápidamente colocó sus manos en el tubo roto para detener el agua.


Respiró profundamente.

¿Cómo rayos arreglaría eso ahora?


—Midoriya, ¿terminaste de arreglar la tubería?


Su mala suerte se manifestaba de nuevo; El guardia había vuelto.


—Ah... v-verás... Tuve algunos problemas y las cosas se salieron de control.


"En primer lugar, ni siquiera sé cómo arreglar una tubería" pensó.


Aizawa soltó un suspiro.


—Da igual, desde un principio pensé que no podrías arreglar una simple tubería. Ya lárgate de aquí, necesito que vayas a pintar algunos barrotes, además el piso necesita encerarse


—¿No podría hacer eso mañana?


El agua empezaba a escurrir, Izuku apretó con más fuerza para evitarlo.


—¿Quién te crees que eres escoria?, ¿crees que puedes hacer lo que te plazca solo porque soy más suave contigo?, ¡déjate de mierdas y lárgate a hacer lo que te ordené!


—Es que yo...— se le cansaban las manos, pero no podía soltar la tubería por nada del mundo —Por favor, déjame hacerlo mañana, ¡prometo que lo haré bien!


Pero el guardia ya estaba enojado. Sin reparos, le soltó un golpe a Izuku con la cachiporra que traía atada al cinturón.


Golpeó al chico con tal fuerza que lo empujó hacia el piso. Como era de esperarse, Izuku soltó las tuberías, salpicando al guardia con el agua de los baños.


El chorro de agua cayó por unos segundos hasta que Shinso salió del baño.


—¿Qué pasó?— preguntó al ver al guardia mojado y percibir un mal olor emanando de él —¡Qué asco!


El uniformado se limpió la cara con el brazo y le dirigió una mirada asesina a Izuku.


—Midoriya... Estás muerto


Empujó su cara hacia la tubería, haciéndole tragar el agua de caño, llena de quién sabe cuántas bacterias y terrible sabor a mierda.


Aún insatisfecho, golpeó sus costillas incontables veces, lo molió a golpes en la cara, lo azotó cuánto pudo y lo privó de su derecho a comer por una semana.


El ciclo de interminable dolor se repetía; sus súplicas no daban resultado.



El abatido Izuku, muerto de hambre y llorando por el suplicio, le pidió perdón a aquel hombre vestido de policía.


Ahí aprendió que un perdón no solucionaba nada, si quería arreglar algo, debía sufrir de verdad, y lamentarlo con todo su ser.



 



Con un ojo morado, el labio partido y las costillas medio rotas, Izuku entraba al comedor una vez mas.


—Oye, pequeño brócoli, ¡ven a sentarte con nosotros!


Su estómago rugió del hambre.


Una fuerte impotencia y desesperantes ganas de llorar envolvieron su ser.


Una noche más sin probar ni un solo bocado, un día más sin comer.

Se ahogó pensando que mañana iba a ser igual.


—Yo... Voy



Sin comida en las manos, se dirigió a la maldita mesa, ya resignado a no poder huir por miedo a ser perseguido y golpeado.


El castaño lo miró extrañado, porque no llevaba comida con el.


—¿Hoy no comerás?


—Uno de los guardias me quitó el derecho a comer por una semana.


No estaba seguro si eso estaba permitido, aunque incluso si le quitaban el derecho, no iba a comer.


—Que mala suerte tienes.


Todos siempre le mencionaban lo evidente. Aquel comentario le hirvió la sangre.

Estaba harto de todo y de todos.


Se imaginó gritándole al idiota y dándole un golpe en el estómago para sacarle toda la comida que le había quitado, pero luego imaginó que lo obligarían a tragarse el vomito si tenía el coraje de hacer algo así, por lo que volvió a sentirse insignificante.


Izuku se quedó sentado sin hablar.



Una vez más veía a los demás comer mientras él no podía hacer nada.




 



Mientras estaba tirado en el frío piso de la celda, con Bakugou durmiendo en la litera de arriba, Deku empezó a llorar.


Su estómago le pedía comida desesperadamente.


—Quiero comer— susurró para el mismo —Quiero comer, por favor. Todoroki... necesito comer...


Se sentía mal saber que su única solución era Todoroki, que no conseguiría comida porque era un inútil y débil, que no podía salvarse y que nadie iba a salvarlo.


Llorar no era suficiente, estaba desesperado y sabía que iba a estar así por toda una semana.


Empezó a marearse y su cabeza comenzó a dolerle.


Cerró sus ojos, con la esperanza de que se quedaría dormido, que moriría momentáneamente, pero el sueño no llegó.


—¡Quiero comer!— gritó lleno de ansiedad —Por favor, solo un bocado, aunque sean migajas... lo necesito...


Desear algo con todo tu ser no logrará que suceda.


—¿Cuándo vas a callarte?— le preguntó Bakugou de repente


—Por favor Bakugou, ¿puedes darme algo de comer?— le preguntó con los ojos empapados en lágrimas, perdiendo la poca dignidad que le quedaba —Te lo suplico, ¡necesito comer!, ¡si no lo hago me voy a morir!


—¿No querías morirte?


—N-No de hambre... yo...


Bakugou se levantó de la cama para ver mejor a Izuku.


—Miserable Deku, te estás contradiciendo. ¿Por qué no te mueres de hambre?, debería ser fácil para ti.


Se sintió acorralado.

Sabía que se contradecía, pero no se le ocurría otra forma de acabar con su miseria.


Sin embargo... si lo pensaba con más detenimiento, aún había una parte de él aferrándose a querer vivir.


— ¡Yo no quiero morir!— se lamentó en el suelo, apretando su pecho con sus escasas fuerzas —Bakugou, ¡no me quiero morir!, ¡quiero comer!, ¡quiero salir de aquí y volver a ver a Daisuke!, ¡quiero probar una vez más la comida de mamá!


—¡CÁLLATE!— el rubio lo pateó.


Explotó en llanto, ¿que más iba a hacer?


Bakugou no tenía ganas de darle una paliza, estaba muy cansado.

Así que suspiró y jaló a Izuku de la ropa para llevarlo lo más lejos posible de su celda.


Estar con ese chico pecoso le causaba fatiga y molestia, pues éste sufría mucho y lloraba muy seguido.


Cuando dejó a Izuku fuera de su celda, Bakugou lo miró antes de irse.

Su mirada de desesperanza le decía que ya faltaba poco para que se rompiera.

Y tal cosa le hizo reafirmar que el mundo es un lugar malditamente frío y cruel.



 



Un miserable chico con pecas y mirada triste, caminaba por los pasillos de su infierno, dispuesto a hacer la tarea que Aizawa le había ordenado.


Mareado y con punzadas en el estómago, intentó levantar un bote de pintura, pero estaba tan débil que no podía.


—No puedo hacerlo— dijo sin aliento


Lo intentó una vez más, presionando su espalda. Esta vez lo logró.


Con la poca fuerza que tenía, subió una escalera, llevando el bote de pintura y una brocha con el.


—Solo tengo que pintar esta pared...


Abrió el bote de pintura y remojó la brocha para empezar.


De pronto, un delicioso olor llegó a su nariz. Le recordó al delicioso katsudon que su madre solía prepararle.

Pero realmente su hambre era tanta, que el olor de la pintura podía confundirlo fácilmente.


—Mamá...—dijo— ¿me preparaste katsudon?


La recordó y se agasajó en sus recuerdos.


Su mareo incrementó. Soltó la brocha, pues ya no tenía fuerzas.


—Gracias, no sabes cuánto se me antojaba...


Su estómago le dio un último aviso.


—¿Midoriya?— le habló Todoroki, quien se acercaba.


No aguantó más y colapsó hacia el piso, cayendo de la escalera.


El tiempo se detuvo para Izuku.


Pensó que se iba a morir, que el hambre iba a acabar con él. Moriría sin demostrar su inocencia, sin hacer justicia.


"Eso ya no importa"


Todo ya iba a acabar, eso estaba bien ¿no?


"Daisuke... voy a verte"


Su cuerpo impactó con el piso.


Todoroki lo vio caer e inmediatamente corrió a ayudarlo, arrojando lejos la charola con comida que llevaba para él.


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