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18. Nada cuadra

Disclaimer: Este es un fanfic sin fines de lucro, algunos personajes pertenecen a Kohei Horikoshi, pero la historia es de mi propiedad.

Tras haber entrado en pánico, Izuku ya estaba durmiendo tranquilamente en la cama de la enfermería con Bakugou y el doctor Shun a su alrededor. Anteriormente lo habían sedado.

El hombre de bata blanca no era alguien con un gran sentido de la empatía, menos de la ética, pero no necesitaba algo así como para sentir pena por aquel chico de dieciséis años.

Sin embargo, antes cuando lo sanó, no dejaba de preguntarse si ese chico realmente tenía familia o alguien que pensara en él y pudiera preocuparse por su estado...


 

“Me he estado sintiendo bastante sola todo este tiempo”

Quizá dentro de todo lo que sucedió, ella era la persona menos importante.

Daisuke Inoue fue asesinado, supuestamente, por su mejor amigo Izuku Midoriya.

Todo se trataba de ellos dos para la gente que estaba a su alrededor, pero especialmente, todo se trataba de Daisuke por ser la víctima.

Daisuke era su amigo, nunca fue amiga de Midoriya pero lo conocía. Su nombre es Sasaki y es la cuarta persona involucrada en todo este asunto, pero ella fue dejada atrás.

Y en comparación a todos los demás, ella es la que más tiempo ha estado pensando en Izuku.

Siempre que sale del trabajo, camina en el vecindario donde Daisuke vivía, cruza la calle y se topa con la casa de los Midoriya.

A veces tan solo se queda mirando, parada frente a la casa.

"Izuku Midoriya... ¿qué estarás viviendo en estos momentos?"

Conoció a Izuku desde que tenía diez años; siempre fue un niño tímido y Daisuke tenía que cuidarlo de todo.

Lo vio llorar un centenar de veces; era tan débil todo el tiempo.

Habló con él en varias ocasiones, no era su amigo ni nada parecido, solo que ambos compartían amistad con Daisuke.

Llegó a conocerlo bien y hasta la fecha, seguía sin creer que ese tierno niño de pecas y rizos verdes que no podía ni cuidarse él mismo pudiera ser un asesino.

Simplemente no cuadraba nada.


 

Sasaki trabajaba en la escuela a la que Midoriya asistía.

La primera semana tras la muerte de Dai, todos en la escuela hablaban sobre Midoriya.

"Son despreciables..." pensó al ver un casillero manchado con insultos y cosas obscenas.

El casillero maltratado que ahora nadie quiere usar, solía pertenecer a cierto alumno; su nombre aún sigue escrito en el metal...

-Izuku Midoriya-

No solo en su casillero, también en el que solía ser su pupitre.

Aunque le hervía la sangre, Sasaki tan solo lo ignoraba y se dedicaba a su trabajo.

Izuku ya estaba en prisión, ya no podía hacer nada por él.


 

En una ocasión llegó a hablar con los padres de Daisuke y la mamá de Izuku.

—No puedo creer que el presunto culpable sea Midoriya— dijo —Es que... ¿que no lo ven?, ¡era su mejor amigo!, ellos eran como hermanos, ¡no tenía ningún motivo como para hacerle eso!

Las madres de ambos no respondieron nada.

—Eso fue lo que vieron los tres testigos, Sasaki- chan— le respondió el padre de Dai.

—Pero... eso...

Durante todo el proceso estuvo dudando de Izuku. Los padres de Daisuke tampoco podían terminar de creerlo.

Inko Midoriya no decía nada, era como si indirectamente aceptara que su hijo era el culpable.

Pero después de meses en los que Izuku estuvo internado en un hospital psiquiátrico, el juicio determinante se llevó a cabo y se le declaró culpable.

Fue llevado a una penitenciaria para presos con particularidades de alto riesgo y problemas mentales.

Y Sasaki se sintió tan devastada en ese momento.

No por el hecho de que nunca volvería a ver a Daisuke, si no porque Izuku Midoriya sería privado de su libertad durante treinta años.

Y es que... incluso si los testigos habían declarado ya, incluso si todas las investigaciones ya se habían llevado a cabo y el abogado de Izuku tan sólo buscaba reducir la evidente condena para su joven cliente... Sasaki sabía desde lo más profundo de su interior que Izuku Midoriya no debía estar ahí.


 

Llegaron a cuestionarla, diciéndole que simplemente no quería aceptar la “verdad” porque sería más doloroso.

Que tan solo creía en la inocencia de Izuku como una manera de defender sus sentimientos.

Y como todo lo que estaba viviendo en ese momento era demasiado, hizo su mejor esfuerzo para olvidarse de Midoriya.

Los meses pasaron, pero seguía pensando en él.

Era similar a una lenta tortura llena de dudas y miseria.

Y mientras Izuku pasaba sus días en el reclusorio, Sasaki pasaba los suyos en su trabajo de medio tiempo, fallando en olvidar al chico de pecas.


 

"Mi madre tiene razón cuando dice que me detengo delante de la casa de los Midoriya siempre que salgo del trabajo, Incluso ahora"

La chica miraba triste la pequeña casa con paredes llenas insultos en ellas, igual que su casillero de la escuela, por las mismas razones.

Al observar mejor, se percató de que la puerta estaba abierta.

Con un poco de temor e inseguridad se dirigió hacia la casa y entró.

—¿Ho-Hola? ¿Hay alguien aquí?

Todo estaba sumido en silencio y penumbra, pues las cortinas de las ventanas no permitían la intromisión de la luz.

Caminó por el pasillo con miedo a encontrar lo peor. No dejaba de pensar que habían atacado la casa y rezaba para que la señora Midoriya se encontrara bien.

Sasaki entró a la sala de estar, esta estaba más iluminada por la gran ventana que había en ella.

Miró bien la habitación y pudo encontrarse con unas fotografías familiares; había una de Izuku cuando recién se graduó de la secundaria y otra donde estaba con Daisuke, ambos sonriendo.

Aquellos recuerdos le provocaron tristeza.

Después vio a la señora Midoriya. Su puerta estaba abierta porque la había cerrado mal al regresar del trabajo.

Después Sasaki solo se fue.

“Midoriya no es mi problema, yo no puedo hacer nada por él.

Voy a dejar de pensar en él de una maldita vez, tan solo me estoy haciendo daño a mí misma, es inútil.

Dejaré de venir a casa de los Midoriya”

Incluso si pensaba así... ¿por qué aquella foto de Izuku y Daisuke le dio tantas ganas de llorar?


 

—Así que trabajas en la misma escuela de Midoriya- kun— Daisuke pronunció con evidente interés.

—Sí.

—¡Bien!, ¿puedo pedirte un favor?

—¿Qué es?, no te voy a prestar dinero para que lo gastes en dotaciones enormes de frituras de queso otra vez.

—No, no es eso. Él entró a la misma preparatoria dos años después de que yo salí, tenemos mala suerte, ¿verdad?

—¿Puedes ir directo al grano, Daisuke?

—Ay, está bien, está bien. Sasaki- kun... cuida a Midoriya- kun por mí, ¿sí?

El rostro de Daisuke parecía preocupado.

—Él... sabes que no está bien. Últimamente lo he visto llorar mucho...

—¿Más de lo normal?

—Sí— suspiró —Supongo que sí.

—Dai... no quería decirte esto, pero... ¿no crees que lo sobreproteges demasiado?, quizá es tan sensible porque siempre lo has cuidado tanto, ¿su madre te lo pidió?

—No es eso. Midoriya sabe cómo ser fuerte, puede serlo pero necesita algo que lo motive. Por sí mismo no puede conseguirlo.

—Si necesita la ayuda de otros no sabe ser fuerte.

En respuesta, Daisuke le sonrió.

—Todos necesitamos a alguien que nos ayude a ser fuertes, no puedes hacerlo todo tu solo. Por eso quisiera ser esa persona para él, porque es mi mejor amigo. Así que, por favor cuídalo cuando yo no esté.

—Está bien, lo haré.

—Promételo, con tu meñique.

La chica suspiró y levantó el meñique de mala gana.

Más tarde supo por qué Daisuke le había pedido aquello.

Vio cómo un chico de la escuela molestaba a Izuku, pero sintió que no era su responsabilidad defenderlo.

Pero tampoco dijo nada, solo hizo como que no sucedió y pasó caminando.

En ese momento pensó que Izuku Midoriya no era su problema, que no podía hacer nada por él y que mejor debía evitar pensar en eso para no lastimarse a sí misma.


 

“Yo en verdad... en verdad lo siento mucho, Daisuke”

Volviendo al presente, recordar eso la hacía sentir mal consigo misma.

Aunque lo intentara, Izuku Midoriya no podía salir de su mente y la tristeza de su interior ya no podía ser aliviada.

“Nada cuadra, todo esto está mal...”


 

Al día siguiente, Sasaki se encontraba limpiando los insultos en el casillero de Midoriya, también limpió los de su pupitre.

Aunque el resto de alumnos y maestros la miraran mal por ello, Sasaki dejó la superficie metálica totalmente limpia.

Al salir del trabajo, hizo lo mismo pitando las paredes de la casa de los Midoriya.

No quería fallarse a sí misma, no quería fallarle a Daisuke, pero más importante, no quería fallarle a Izuku Midoriya.

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