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17. Alas rotas

Disclaimer: Este es un fanfic sin fines de lucro, algunos personajes pertenecen a Kohei Horikoshi pero la historia es de mi propiedad.

Tal vez eran las cuatro de la mañana, incluso las tres, pero eso era lo que menos le importaba.

La pesada respiración del chico lastimado era lo único que podía escucharse en esa desolada madrugada. 

Bakugou estaba pensando. ¿Había tomado la mejor decisión...?

De cualquier manera, lo único que le quedaba era llevar al chico de pecas a la enfermería.


 

De pronto Izuku pudo sentir a alguien sentado a su lado.

Su nublada vista le impedía ver con claridad, pero podría decir que tal vez era Bakugou.

En un parpadeo, la borrosa silueta semejante a la de Bakugou se había acercado más.

—Nunca había conocido a alguien tan estúpido como tú. 


 

—Te vas a poner bien, Izuku...

Esa parecía ser la voz de la doctora Naomi.

"—Descuida, la doctora Naomi me instruyó en cómo usarlas—"

Izuku se quedó dormido por un largo rato sin enterarse de lo que le sucedía.


 

—Escúchame bien, trucha ambiciosa, este bastardo se va a quedar aquí por un tiempo, te guste o no.

—¿Disculpa? ¿¡A quién llamas trucha ambiciosa!?

—Encárgate de él.

—¿Tú crees que esto es una puta guardería o qué? 

El amenazante líder le dirigió una mirada furtiva que le erizó la piel. Sabía que era de temer y no le quedó de otra más que aceptar.

—De acuerdo, aquí se queda— gruñó


 

Todoroki llevaba algo de comida para su querido Midoriya; esperaba encontrarlo en la celda que estaba fuera de uso, justo en dónde lo había dejado la noche anterior, pero ya no había rastro del chico.

Buscó bien en todas y cada una de las celdas del ala dos, pero no aparecía.

Revisó en el almacén, encontrándose con los recuerdos de su sesión con Midoriya: vomito, sangre y heces fecales de Izuku; ese panorama le recordaba lo bien que se la había pasado.

Por supuesto que esperaba tener más rondas con su lindo chico, había disfrutado tanto la primera que buscaría una segunda y una tercera, tal vez podría llegar hasta la sexta antes de acabarlo por completo.

Todoroki estaba orgulloso de su amado rol de canela, pues había logrado vivir una ronda sin desmayarse, quizá porque desde que entró a prisión fue maltratado y se había vuelto un poco más resistente al dolor.

El caso es que quería encontrarlo rápidamente para seguir divirtiéndose.

Volvió a buscar en las regaderas.

Estaba irritado porque no aparecía y ya se la había pasado buscando como estúpido toda la tarde.

"Con esas heridas no pudo haber llegado tan lejos. Midoriya no es así de fuerte"

Y lo más lógico para Todoroki era intuir que había recibido ayuda, si no no hubiera ni podido abrir los barrotes de la celda. Alguien le había quitado a su adorable chico de las manos y cuando lo encontrara seguro lo haría experimentar el mayor infierno de su vida.

—¿¡Qué fue lo que le hiciste a Izuku, psicópata de porquería!?

Todoroki volteó inmediatamente, encontrándose con la doctora Naomi, quién lo observaba llena de ira.

—¿En dónde está Midoriya?

—¡Te advertí que no te excedieras!¡Hijo de puta!

—¿¡En dónde tienes a Midoriya!?

—¡¡¡Te dije que no podías arrancarle nada!!!

Tanto Todoroki como Naomi eran socios en el negocio de los fármacos; como Bakugou dominaba el tráfico ilegal, a ellos no les quedaba de otra más que aliarse.

Si algo tenían en común era su "cariño" hacia Izuku y por supuesto que no lo compartirían con nadie.

Naomi fue hacia Todoroki y él intentó frenarla lanzándole trozos de hielo; pero estos no causaron ni un solo rasguño en su piel.

La particularidad de la doctora Naomi Yoshida tiene un aspecto similar a la de Kirishima, le permite controlar toda la distribución de vello en su cuerpo, pues todas sus fibras capilares son de níquel y esta habilidad la ayuda a endurecer sus extremidades.

—Hablamos sobre Izuku, estúpido. ¿Acaso no me pusiste atención cuando te dije que ese chico es para mí?

—Vete a la mierda, Naomi.

La mujer lo miró con coraje y acercó su rostro al de Todoroki.

—No sabes cuánto me voy a divertir desollándote vivo, maldito bastardo. Voy a hacer que te arrepientas por haber dañado a mi futuro ratón de laboratorio.

Todoroki le mostró una sonrisa engreída mientras miraba atentamente al fondo.

—No me gusta herir a las mujeres— habló alguien más.

Un par de rubios acompañados por una multitud de presos se aproximaban hacia ellos.

Naomi se giró a verlos, ya se encontraba rodeada por todos los presos del ala dos.

—Que patético eres, Todoroki. ¿Necesitas de un ejército para encargarte de mí?

—No, claro que no. Pero ya deberías saber que si alguien intenta enfrentarse a un líder de ala, los demás lo siguen.

—Que ansias tengo de usar la particularidad de esta mujer— dijo un emocionado Monoma

—Yo no apoyo la idea de pelear contra una mujer.

—¡Cállate Kaminari!

Tras la interrupción de un chico con cabello amarillo vivo, Todoroki logró acorralar a Naomi, amenazando con sus enormes picos de hielo.

—Si me dices en donde está Midoriya no te haré daño. Después de todo necesitamos a alguien que cure sus heridas.

—Está fuera de tu alcance, Todoroki— dijo sonriente.

—Bueno, eso ya lo veremos.

Finalmente Naomi se fue, evitando crear líos que definitivamente era mejor no crear. Sin embargo, tal suceso dio inicio a su nueva rivalidad con el líder del ala dos.


 

"—Vamos a probar la resistencia de Midoriya—

—Me encantan tus ojos, creo que es lo que más me gusta de tu cuerpo—"

El dolor que sintió al tener la cuchara entre su párpado parecía sentirse de nuevo. Juraría que la cuchara aún estaba atorada entre su cuenca ocular.

"Todoroki-kun..."

"—Te protegeré—

—Porque yo te amo, ya lo sabes, Midoriya—"

El chico de ojos heterocromáticos lo miraba con una sonrisa en el rostro mientras le tendía la mano.

"—Vamos, Midoriya—"

Sentía el calor y el cariño de su abrazo una vez más.

Ese contacto,cuando era sostenido entre sus brazos... había sido tan cálido y reconfortante.

Todoroki había sido tan importante...

"—Tú... ¿me tienes miedo?—

—Quiero abrirte el cuerpo y ver esos colores correr, me muero por ver toda tu sangre derramada en el suelo—

—Quiero cogerte, voy a cogerte mientras te asesino y después de eso voy a seguir cogiéndote—"

Ahí estaba otra vez ese desgarrador dolor en los poros de su piel, acompañados por sangre corriendo de su brazo.

Veía como su piel era desprendida y sus músculos asomaban por la abertura del pellejo.

Uno de sus ojos estaba en manos de Todoroki, este lo lamía y mordía con una tétrica sonrisa.

Izuku despertó de golpe con la respiración entrecortada y sudor cayendo de su frente.

Su pecho dolía, pero todo lo demás parecía haber mejorado considerablemente.

Estaba en una cama de hospital diferente a la que acostumbraba, cubierto por un par de cobijas color blanco.

Una aguja conectada a una manguera pequeña, daba hacia un suero sujetado en un tubo de metal y éste se encontraba inyectado en su brazo derecho.

Izuku intentó controlarse, pero quería soltarse a llorar de inmediato.

—Izuku Midoriya, me alegra verte despierto— le dijo un hombre mayor que parecía haber estado esperando ahí a su lado por un rato —¿Te sientes mareado? ¿Asustado? ¿Te duele algo?

Izuku no le respondió, centró su mirada en el gáfete que el hombre tenía puesto en su bata blanca.

Su nombre era 'Shun Kiyotaka'; nunca antes había visto a ese doctor.

—Soy el doctor Shun, ya he atendido tus heridas; van a sanar lentamente, pero estarás bien— lo miró esperando por una respuesta, sin obtenerla.

Todoroki pasaba por su memoria una vez más, haciendo que el dolor de su pecho se incrementara.

—¿Izuku Midoriya?

"Todoroki-kun me... Todoroki-kun... él me... arrancó..."

—Debes estar confundido. La verdad es que llegaste en muy mal estado, parecía que estabas despierto pero no reaccionabas ni decías nada. 

El pecoso continuó sin responder. Su mente estaba en blanco y era incapaz de articular palabra.

—Tal vez necesitas ver a Bakugou para sentirte mejor; vamos a esperar a que vuelva, ¿de acuerdo? Por el momento debes descansar, así que duerme un rato.

El doctor se despidió y se fue caminando.

Izuku miró su brazo izquierdo: estaba envuelto en una tela blanca y fibrosa; los dedos de su mano ahora eran solo tres, el otro par había desaparecido, pero él sentía que aún estaban ahí, incluso podía moverlos pero... ya no los tenía.

Ahora sus dedos eran propiedad de Todoroki.

Levantó su mano hacia su cara. El lugar en el que solían estar sus dedos ahora era cubierto por vendas y quién sabe cuántas cosas más.

Todo el brazo, desde el hombro hasta la mano, le dolía, pero eso no fue impedimento para que utilizara su dedo índice para tocar su ojo izquierdo.

Su ojo tampoco estaba, ahora esa parte de su cuerpo se encontraba cubierta por un vendaje blanco.

El peliverde comenzaba a digerir la situación. 

Estaba confundido en un principio pero ya lo tenía bien claro: había perdido un ojo, sus dedos y un trozo de su piel. Ya nunca volverían a su lugar...

Izuku podía sentir como gotas caían por el ojo que aún tenía, como si fueran lluvia. Salían desde su ojo y bajaban hasta caer por su mentón. 

No paraban, no podía hacerlas parar.

Solo sentía como una tristeza inmensa se lo tragaba y él parecía llenar todo el lugar con sus sentimientos.

Si pudiera observar su corazón en ese instante, diría que está roto. 

Alguien irrumpió en su habitación. 

Una mujer de cabello largo y cara maquillada entraba en su perímetro de vista.

Izuku la conocía, era Naomi.

—¡Ya despertaste!— exclamó contenta la mujer —¡Izuku!

"—La doctora Naomi me instruyó en cómo usarlas—"

Un pánico terrible invadió a Izuku; empezó a gritar despavorido en cuanto la mujer se le acercó.

—¿¡Izuku!?

—¡NO... POR FAVOR! ¡¡'NO TE ME ACERQUES!!! ¡NO ME HAGAS DAÑO! ¡POR FAVOR!

—¡Tranquilízate! No voy a hacerte daño... Izuku.

Agarró el rostro de Izuku entre sus manos, ocasionando que su pánico creciera.

—¡¡¡POR FAVOR!!! ¡POR FAVOR!

Los gritos del chico alarmaron al doctor, quién entró a la habitación rápidamente.

—¿¡Qué le sucede!?— le preguntó a Naomi alarmado.

—No lo sé... yo solo vine a verlo y él empezó a gritar...

Naomi intentaba calmar a Izuku, pero él intentaba zafarse de sus brazos desesperadamente mientras gritaba cosas inentendibles.

—¡NO QUIERO QUE ME INYECTEN! ¡POR FAVOR NO LO HAGAN!

—¡Izuku Midoriya, tranquilízate!

El chico se retorcía entre las sábanas, moviéndose de un lado a otro muerto del miedo.

El doctor Shun buscó con rapidez un calmante entre todas sus medicinas.

—¡¡¡NO ME LASTIME!!! ¡¡¡SE LO SUPLICO!!!

—¡Izuku!

No se dio cuenta cuando el doctor suministraba el calmante en la manguera de su suero.

Entre tanto ajetreo le pareció ver a Bakugou entrar. 

Le restó importancia a todo y se limitó a dejar salir todo su pánico en desgarradores gritos hasta que cayó dormido por el efecto del calmante.

No solo se rompió su corazón, él mismo también... estaba roto.

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