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14. ¡A trabajar, holgazán!

Disclaimer: Este es un fanfic sin fines de lucro, algunos personajes pertenecen a Kohei Horikoshi, pero la historia es de mi propiedad.

En estos últimos días Bakugou había estado muy aburrido.

Generalmente no era así, considerando todos los conflictos entre alas, presos y líderes, siempre había algo que hacer o traseros que patear.

Cabe mencionar que la ausencia de su torpe compañero de celda hacía todo menos llevadero, pues ver a Deku era su mayor entretenimiento, pero el chico ahora estaba muerto.

Bakugou suspiró y se recargó en su cama mientras ojeaba un manga.

"¿Qué clase de mierda es esta?"

Al no tener nada que hacer tuvo que conformarse con leer un manga que se encontró en la biblioteca y había hecho la peor elección del mundo. Escogió un manga que trataba acerca de la vida de un par de estúpidos estudiantes de preparatoria que tenían que sobrevivir en un apocalipsis zombi; aunque el título: "My zombie academia" sonaba prometedor, en realidad era un asco. 

Si lo pensaba... el invierno ya se acercaba, eso significaba que le sería más fácil encontrar al idiota de Kaname porque seguro empezaría a usar ropa a causa del frío. 

También podría ir a dar un paseo al ala tres para saludar a Tomura y confirmar la muerte de su compañero de celda con Kirishima, aunque ya había pasado una semana desde que le encargó el trabajo y la muerte del chico era segura. 

"Al final terminó como comida de caníbales", pensó decepcionado.

Aún así sabía que era mejor ser comido por Tomura que torturado hasta la muerte por Todoroki.

Aunque le hubiera gustado ver a Deku poniendo resistencia e intentando defenderse para ver hasta dónde podía llegar, pero en vida había sido tan débil e idiota que ni siquiera se atrevió.

De repente Aizawa se acercó y abrió las puertas de su celda, sacando a Bakugou de su debate interno acerca de si mandar a Deku a su muerte había sido lo correcto o si pudo haberse divertido más.

—¿Qué?— le preguntó a Aizawa de mala gana.

—¿Qué?— le respondió de la misma forma.

Tal vez traía a un nuevo compañero de celda para él.

Perfecto, se moría de ganas por ver a su nuevo juguete.

—Entra, Midoriya.

Un chico encorvado, con pecas, cabello verde y mirada cansada entraba a la celda caminando lentamente, mientras jugaba con los dedos de sus manos.

Sus ojos no lo engañaban, su incompetente compañero de celda había vuelto. Era el mismo al que todos los bastardos de la sección 'A' usaban como juguete sexual, el mismo llorón que suplicaba por comida todos los días en el comedor y al que no había visto en una semana porque se hizo a la idea de que había sido comido por Tomura. 

—Hola Bakugou... — lo saludó con una voz apagada.

—Deku... creí que estabas muerto— dijo sorprendido.

—Bueno... en un momento yo también me veía muerto— comido por caníbales, específicamente —Pero... aquí estoy otra vez.

La mirada del chico se suavizó un poco, pues por fin salía de aquel cuarto oscuro.

Luego de haberlo visto muriéndose de hambre y ahogado en sus propias lágrimas, la mirada tranquila que tenía en ese momento era algo completamente nuevo.

Bakugou de verdad lo creía muerto y hubiera jurado que era un fantasma de no ser porque esa idea no tenía sentido.

—Sobreviviste a Tomura.

—Sí

"Kirishima llegó a tiempo. No sabría decir si este chico tiene buena o mala suerte..."

Tenía que admitirlo: la repentina intromisión del chico peliverde, luego de una semana de no verlo, lo había sorprendido como hace mucho tiempo nadie había hecho.

Apenas y se lo creía.

—¿B-Bakugou?— acabó con el silencio.

—¿Qué?

—Lo de nuestro trato aún sigue en pie... ¿cierto?— le preguntó con la voz llena de nervios.

La respuesta que le diera iba a ser decisiva para sus planes futuros y su bienestar personal.

Esperaba con todas sus fuerzas que Bakugou cumpliera su palabra.

—Sí. ¿Tienes la mercancía?

El pequeño pecoso se sintió victorioso. Por primera vez su vida las cosas tomaban un buen rumbo.

Izuku alzó su playera rápidamente para dejar su torso al descubierto y mostrarle al rubio la caja que tenía pegada al pecho.

—Misión cumplida, jefe— siempre había querido decir esa frase, por lo que sintió que su felicidad le daba un pequeño signo de vida al decir eso.

Bakugou le dedicó una sonrisa de medio lado (como esas sonrisas maliciosas que solía hacer siempre).

—Bien, pedazo de escoria. Te daré tu dinero mañana.

—¿D-De verdad?

—Pues ese fue el trato, estúpido.

—Sí... ese fue el trato— no podía creer las palabras que estaba pronunciando —Ese fue el trato— reafirmó. Se sentía bien decirlo.

Tras entregarle la cajita a Bakugou (con unas cuantas dificultades porque la tenía bien pegada a la piel) Izuku se sentó en el piso, como solía hacer hace tanto tiempo.

Miró a su alrededor, en su celda; observó la litera de Bakugou, la ventana con barrotes que dejaba entrar la brillante luz del sol y la tranquilidad con la que su compañero descansaba.

"Extrañé mucho este lugar"

Ya no había caníbales, ni oscuridad, solo él y su frío piso en el que se había acostumbrado a dormir.

Incluso si la escena de una celda de prisión era miserable y fría, ahora ese era el paisaje más reconfortante para él, porque era lo mejor que tenía en la vida. 

La celda se había convertido en su hogar y poco a poco le había agarrado cariño.

Deku no era el único que se sentía así, pues Bakugou estaba impactado por la repentina llegada del pecoso y quería saber que tanto iba a suceder.


 

Izuku caminaba por los pasillos del ala uno mientras buscaba la biblioteca; Bakugou lo había citado ahí para hacerle entrega de su pago.

Nunca antes se había dado a la tarea de explorar adecuadamente ese lugar. Realmente era agradable caminar por esos pasillos vacíos y grises.

"Ryuichi no va a molestarme aquí y nadie más va a la biblioteca... apuesto a que es un lugar seguro"

Ni siquiera sabía que tenían biblioteca, tal vez casi nadie lo sabía y por eso estaba tan vacío.

De repente sintió como chocaba con alguien.

—¡Fíjate por donde caminas!, ¡imbécil!

—¿Ah?— buscó con la mirada pero todo estaba vacío —Podría ser... ¿Kaname-san?

—No, soy Bakugou. ¡Pues claro que soy Kaname, pedazo de idiota!

—Me alegro de... verte.

—Creí que estabas muerto, estúpido Midoriya; también me alegra verte...

—¿Te alegra verme?

—¡No!, ¡ya quisieras!

—Entiendo.

—Sí... oye... solo para asegurarme de que no eres un fantasma— sintió como le daba un par de palmadas en la espalda. Al no poder verlo, sus reflejos lo llevaron a alejarse del contacto, pero al ver que todo era bien intencionado se quedó quieto.

Las manos de Kaname eran grandes, pero tocaban su espalda con suavidad.

Ese contacto físico le recordó a Daisuke; lo echaba mucho de menos.

—Sobreviviste al ala tres, ¿verdad?

—Sí...

—No quiero ni imaginarme por lo que debiste haber pasado. Mira que de veras eres idiota por haber metido tus narices en ese lugar.

—Lo siento.

—No te disculpes. Solo no te mueras ¿de acuerdo?, ¿a quié se supone que humille si el debilucho de turno no está?, ¡necesito divertirme! Mocoso desconsiderado.

—No moriré, Kaname-san. No te preocupes por mí.

—¿Quién se está preocupando por ti, idiota?, ya quisieras.

No lo había estado buscando toda la semana anterior y tampoco se había preocupado por él, después de todo Midoriya ni siquiera le agradaba.

—Que gusto me da volver a hablar contigo— le dijo Deku

—Ya lárgate de aquí, Midoriya, voy a patearte el trasero si no te vas.

—Nos vemos luego, Kaname-san— Izuku se retiró caminando hacia la biblioteca.

"¿Kaname-san? Detesto a ese mocoso"

Por primera vez en mucho tiempo, alguien lo volvió a llamar con un honorífico.

Como odiaba a ese niño brócoli, siempre creyéndose lo que no era.


 

—¿Hay alguien aquí?— preguntó abriendo la puerta de la biblioteca (además confirmó que de verdad había una biblioteca), pero el cuarto estaba vacío.

Bakugou aún no llegaba, así que decidió tomarse su tiempo para investigar.

Aunque era un cuarto pequeño, estaba lleno de libros. Los libreros estaban empolvados porque nadie se dignaba a limpiarlos.

La biblioteca era un lugar solitario al que ni los guardias acudían.

Por fin había encontrado un lugar solitario en el que podría estar tranquilo.

"Me gustaría venir aquí con Todoroki-kun un día de estos. ¿Le gustará leer manga?"

En la pequeña abertura de la puerta emparejada se encontraba Bakugou observándolo.

"Así que así es como se ve la escoria sonriendo"  la repulsiva escena que sus ojos miraban lo obligó a entrar a la habitación, llamando la atención del pecoso.

—Hola Bakugou. Este... estaba explorando el lugar antes de que vinieras...

El rubio lo ignoró y se acercó al librero de los mangas para dejar el tomo número uno de "My zombie academia" en la repisa y tomar el número siguiente.

—No sabía que leías manga. A mí también me gusta "My zombie academia"

Ahí estaba otra vez intentando hacerle platica, ¿por qué seguía haciéndolo si siempre mostraba desinterés?, que fastidio.

—La biblioteca es un lugar muy tranquilo. Yo no tenía idea de que había una biblioteca.

—Cállate. Eres muy molesto.

—Lo lamento.

Bakugou fue al asunto y le arrojó un sobre amarillo a una de las mesas más cercanas.

—Ahí está el pago, tómalo y se discreto cuando te lo lleves o te golpearé.

—Gracias...— dijo agarrando el sobre.

Al abrirlo y ver todo el dinero que había, no pudo evitar sentir ganas de llorar.

—¿P-Por qué?— preguntó al rubio.

—¿Qué?

—¿Por qué... me ofreciste un trabajo y me das tanto dinero ahora?

Aquella pregunta era tan extraña, Bakugou no la entendía

—Así funcionan las cosas, idiota. Si haces un trabajo, te pago lo equivalente al trabajo hecho, es lógico.

—¡¡Gracias!!, en serio... esto me ayuda como no te imaginas.

El chico peliverde se aferraba al sobre amarillo. Había arriesgado la vida por ese dinero y sentía una satisfacción inmensa que ni siquiera podría explicar.

Por un pequeño momento, Bakugou sintió que debía arrebatarle el dinero de las manos porque estaba demasiado feliz, era la primera vez que veía al llorón de Deku así, sin embargo, solo salió por la puerta y dejó al chico llorando solo en la biblioteca.

Bakugou no hacía caridades. 


 

Izuku empezó a intercambiar su tiempo en el patio de receso por estar en la biblioteca: su nuevo santuario, libre de maltratos y sin acoso sexual.

En uno de los viejos estantes de la biblioteca solitaria, había encontrado cuadernos y plumas, obviamente se adueñó de ellos y comenzó a trabajar en sus planes.

—Objetivo: Sueño americano— era el nombre que decidió ponerle a sus planes para ser feliz.

Gracias a la oportunidad que le había dado Kirishima y el apoyo que le brindó Bakugou (indirectamente), Izuku hizo su mejor esfuerzo para superar todo lo que le había pasado y empezar desde cero. Tenía que centrarse en avanzar y olvidar los recuerdos traumantes.

"Lo haré, por mí y por Daisuke"

Tras una vida llena de agonía, pena y fracasos, retomó sus planes para encontrar el mejor camino y ahora también para salir de prisión.


 

Empezó por conseguir alimento y más dinero con ayuda de Kaname.

—¿Quieres que te dé una porción de mi comida a cambio de que hagas mi trabajo como destino?

—¡Por favor!, ¡haré mi mejor esfuerzo mientras tú descansas! ¡Así sea solo puré de papa o una pequeña porción de vegetales! ¡lo haré bien!

—Podría obligarte a que lo hagas, no necesito darte nada a cambio, mocoso.

—¡Por favor, Kaname-san!

Kaname rodó sus invisibles ojos y soltó un suspiro.

—De acuerdo, solo porque me das lástima.

—¡¡¡Muchas gracias!!!— le dijo con una sonrisa de lado a lado.


 

"Primero tengo que asegurar el alimento para no perder mis fuerzas"


Sabía que podía contar con la doctora Naomi. También pasó por su mente hacer más encargos para Bakugou, pero por lo riesgosos que eran lo mejor era omitir esa opción.

—¿Quieres ayudar en la enfermería?, ¿por qué no solo me pides dinero prestado y ya?

—No podría... tengo que ganarlo yo. Además dudo poder devolverlo. Las deudas son lo peor.

"¿Principios?, ¡este chico me encanta!", la mujer se rió en su mente.

—Haría cualquier cosa por ti, Midoriya; no te preocupes y toma el dinero que quieras.

—Por favor, permítame ayudarle a cambio del dinero.

—Está bien, si tanto insistes...— la mujer se resignó por la terquedad del chico.

Le dirigió una sonrisa pícara, ocultando sus verdaderos sentimientos hacia él.


"Luego tendré que conseguir a alguien que pueda darme dinero a cambio de algún trabajo"


 

Bakugou aún no llegaba a la celda, era la oportunidad perfecta.

"Tengo que encontrar un lugar para mantener mi dinero a salvo.

Llevarlo conmigo sería como regalarlo, no puedo hacer eso"

Implorando que la llegada de su agresivo compañero se demorara, Izuku levantó levemente el colchón de la litera inferior y escondió su dinero en el espacio más recóndito al que el largo de sus brazo le permitió llegar. 

"A pesar de que la cama le pertenece, Bakugou siempre duerme en la litera de arriba; También existe la posibilidad de que Aizawa sea quien lo esculque, en ese caso será dinero perdido"

Ese dinero era tan valioso como su vida, no podía ser tan descuidado.

"El colchón de Bakugou es un escondite muy bueno, pero no lo suficiente"

El colchón sería solo un lugar para esconder dinero de emergencia, solo unos cuantos billetes de los que tenía, una mínima cantidad; el buen escondite sería la biblioteca, ahí estaría resguardado el enorme pago que le dio Bakugou, el dinero que usaría para comprar protección.

Debajo del librero más pesado, oculto dentro del Reglamento de reclusorios y centros de readaptación de Shizuoka, se encontraba la suma de dinero que salvaría su vida.

"Una vez que tenga todo esto, solo tengo que preocuparme por la hora de las duchas..."

Aunque el pago era para ayudar a proteger su integridad, en el transcurso de su ahorro tendría que soportar a toda la sección A y de paso a la C.

"Si pudiera encontrar una manera de defenderme todo sería más fácil", pero sabía que era él más débil de toda la prisión.

Y mientras Deku comenzaba a trabajar y a actuar, Bakugou observada sus movimientos con atención, pues quería saber qué tan lejos podía llegar el chico que fue encarcelado por error.

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