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13. El cuarto oscuro

Disclaimer: Este es un fanfic sin fines de lucro, algunos personajes pertenecen a Kohei Horikoshi, pero la historia es de mi propiedad.

—He estado pensando... ¿por qué carajo hiciste tratos con Midoriya?— preguntó Shinso

—Ese pedazo de escoria necesitaba dinero.

"¿Qué necesitaba dinero?, no me vengas con esa mierda, Bakugou" pensó Shinso

—¿Y tu lo ayudaste?

—Supongo que sí, parecía muy decidido.

—¿Midoriya va a morir pronto?— 

Era obvio que lo había hecho para perjudicarlo, hablábamos del líder del ala uno, mejor conocido como el demonio de Fuchu. Shinso lo conocía como alguien que jugaba con otros presos como si fueran marionetas.

—Seguro que Tomura ya se comió a la cucaracha y si Cucaracha no está, puede que no haya nadie que lo yude a pasar. Así que sí, tal vez ya está muerto.

Cucaracha era su secuaz y también de Tomura, él debía de ayudar a Izuku a pasar, pero los cálculos de Bakugou le decían que para este día, Tomura ya habría descubierto que aquel insecto no le era del todo fiel. 

Sin el desagradable insecto, Izuku se encontraría solo, caminando hacia la boca del lobo.

Aunque también cabía la posibilidad que que Kirishima acudiera a su rescate, sí, lo había pensado, pero la sonrisa maliciosa en su rostro no desaparecería solo por eso.  

Bakugou quería ver que pasaba con ese chico, era su sádico entretenimiento.


 

—A ver, levanta los brazos.

Izuku obedeció al pelirrojo y levantó sus brazos.

—¿Crees que se den cuenta?— preguntó Tetsutetsu

—Está flaco, nadie lo va a notar.

Estaba delgado, sí; no tanto como Batracio, pero sí era esbelto.

—¿Y que pasará si me descubren?

—Te llevarán a la celda de castigo, y si es Aizawa te irá peor. Pero no te preocupes, este hombre es un experto traficante.

—Pásame la cinta— le dijo al de pelo plateado mientras se agachaba hacia el torso del pecoso.

Kirishima subió la playera de Izuku, dejando al descubierto su pecho.

—¿Q-Qué haces?— preguntó incómodo

—Vamos a esconder aquí la mercancía. Tetsu, dame la cinta— pidió nuevamente, recibiendo la cinta.

—Ah... entiendo.

Colocó una cajita pequeña en el estómago del peliverde y con la cinta empezó a ajustar la caja al cuerpo del chico, dando la vuelta por su estómago y espalda, rodeándolo.

—El paquete está listo— dijo feliz Kirishima.

—Espero que Bakugou que te dé el dinero que te prometió.

—Se que cumplirá con su palabra— dijo Deku.

"¿Para que querrá a este chico?" Izuku no era el tipo de persona que ayudaría a Bakugou sin más; Kirishima supuso que si había aceptado el trabajo había sido porque de verdad necesitaba dinero y podía imaginarse la razón; sin embargo, su amigo Bakugou nunca ofrecería un trabajo tan importante a alguien que no puede hacerlo. Había una razón más y le causaba un mal presentimiento.

—Antes de que te vayas, quiero que sepas que si necesitas ayuda con cualquier cosa, puedes contar con nosotros— le dijo Kirishima mientras levantaba su pulgar.

—Muchas gracias, Kirishima-san.

—Y... Midoriya, recuerda que por muy difícil que sea la situación, un hombre debe superarla y salir adelante.

—Sí— el pecoso asintió tiernamente.

—Ánimo— le dijo Tetsutetsu.

—Nos vemos luego, Kirishima-san, Tetsutetsu-san...

Ambos chicos partieron porque tenían asuntos que atender, dejando a Izuku en el edificio de administración.

Se quedó solo entre las cuarto parades de la bodega número seis, la cual parecía pertenecer a Bakugou.

Sumido en un completo silencio, Izuku recordó el ala tres, con Tomura y Batracio, luego vino a su mente ese hombre castaño que lo llama Brócoli.

"Kirishima-san... ¿puedo con personas como ellos?" 

Intentó olvidarse de todo y cumplir con su encargo. 

Se dirigió hacia la salida de la bodega, pero la curiosidad por averiguar lo que había dentro de las cajas que rodeaban la habitación le dio un pequeño piquete.

Asomó su vista hacia la caja que encontró más cerca de él. 

Al abrir la caja completamente, encontró un par de cuerdas largas y recordó cierta tarde en el parque.

Las cuerdas tienen múltiples usos, pero Deku solo podía pensar en suicidarse con una de ellas.

"¿Sería capaz de hacerlo?"

La primera vez que lo intentó la cuerda se rompió.

La asfixia se sentía horrible. Izuku aún podía recordar la presión en su cuello cuando se colgó aquella vez. 

Después de todo ese tiempo, aún le tenía miedo a la muerte.

Colocó la cuerda alrededor de su cuello. El cuerpo del lazo le raspaba la yugular, dandole una probadita de lo que sería escapar de la realidad.

Si llevaba el paquete a Bakugou podría pagar una buena protección, pero, aún así... ¿sus problemas se solucionarían del todo con dinero?, ¿Todoroki lo salvaría de verdad?

"–Midoriya–" 

La voz de Todoroki lo llamó en su mente.

Recordar a ese chico se sentía como un calmante para el dolor.

Es cierto, no estaba solo; la enfermera Naomi, Todoroki y ahora Kirishima... ellos eran sus amigos, ¿no es así?, ellos podrían ayudarlo y entonces las cosas mejorarían, tan solo debía entregar la pequeña caja a Bakugou.

"Por muy difícil que sea la situación, un hombre debe superarla y salir adelante", recordó las recientes palabras.

Kirishima tenía razón.

"Aún debo hacer justicia por la muerte de Daisuke... tengo que comprobar que soy inocente"

No sabía cómo iba a hacerlo, pero ahora ese no era el problema; su mayor problema en este momento era llegar al ala uno y atravesar el resto de las alas sin Kirishima.

Había un atajo para llegar sin tener que cruzar todas las alas, pero sonaba difícil.

"Está bien, lo haré... puedo hacerlo yo solo"

Ya era muy tarde para ir con Kirishima, pues seguramente no lo dejarían entrar al ala cinco sin pagar cuota.

"Todoroki-kun, Daisuke-kun, Kirishima-san... lo haré" se preparó mentalmente.

"Sobreviví a Tomura y no he muerto en todo este tiempo... puedo con esto ¿no?, Kirishima salvó mi vida y me dio otra oportunidad"

Los jefes de las alas tres y cuatro estarían en su contra, incluso si tenía un atajo iba a ser difícil... pero esta vez no iba a rendirse.

"Voy a estar bien. Le voy a entregar esta porquería a Bakugou y le pediré protección a Todoroki... luego vengaré la muerte de mi mejor amigo. Eso haré" 

Nunca antes había estado tan decidido. Se sentía como si Kirishima le hubiera regalado un poco de su voluntad. Estaba dispuesto a actuar. 

Por fin iba a hacer lo que tenía que hacer.

"Soy inocente, voy a demostrarlo..."


—Una semana en la celda de aislamiento— le dijo Aizawa, antes de cerrarle la puerta en la cara.

La puerta de metal azotó, provocando un ruido terrible y desprendiendo óxido por el impacto.

Izuku miró a su alrededor. Era un cuarto pequeño y vacío; la distancia entre el piso y el techo era abismal. En la pared opuesta a la puerta, ubicada en lo más alto e inalcanzable, había una ventana cubierta por barrotes. 

Todo el lugar estaba completamente vacío y silencioso.

"¿Una semana encerrado aquí?"

Aizawa lo había encontrado merodeando por los edificios de administración y lo había llevado a la celda de aislamiento por saltarse las reglas.

Aunque había tenido suerte, no había encontrado la mercancía, así que cuando saliera de ahí podría entregársela a Bakugou.

Si lo pensaba mejor, no era tan malo. Podría estar tranquilo una semana.

"Tengo que calmarme... pronto saldré de aquí, una semana no es mucho tiempo"

Se repetía a sí mismo que todo iba a estar bien. Cuando saliera, Aizawa lo llevaría de regreso al ala uno, de hecho estaba en la celda de aislamiento del ala uno.

"Todo estará bien"

Intentó convencerse de que nada ni nadie le iba a arrancar su nueva motivación por salir adelante. 

El optimismo en la vida de este chico es fugaz. Tan rápido como llega, también se va.


 

Día uno:


El silencio sepulcral se apoderaba de la atmósfera. 

Había un poco de luz la cual asomaba por la pequeña ventana.

Izuku estaba sentado en el suelo, recargado en la pared mientras miraba hacia la puerta, la cual nunca se abría.

Era irónico, pues la gigante puerta de metal era lo que más oscuro se veía del lugar. Por su color sólido, se veía negra completamente y daba la sensación de ser un enorme vacío sin fin. Izuku sentía que si se acercaba a esa puerta podría perderse en un mundo repleto de oscuridad. Era inquietante.

Intentó desviar su mirada de la puerta, pero sus ojos regresaban a ella automáticamente, esperando a que algo o alguien saliera por ahí... pero no pasaba nada.

Izuku soltó un suspiro.

—Esto es muy aburrido— su tono de voz dejaba salir inquietud.

En todo el lugar, solo se oía su respiración.

Recordó que cuando era niño le tenía miedo a la oscuridad, por eso siempre tenía que dormir con una luz de noche encendida.

Solía pensar que los monstruos escondidos debajo de su cama aprovecharían la penumbra nocturna para salir y comérselo. 

"Los monstruos no solo salen en la oscuridad, aquí residen los peores monstruos del mundo..."

Había tenido la desgracia de verlos en persona; sus traumas de la niñez no eran nada comparado a eso.

Unos pasos sonaban afuera del cuarto. Alguien se estaba acercando.

Izuku respiró hondo; el sonido del par de pies andando le estaba poniendo los pelos de punta.

—Esta será tu única comida en este día, así que aprovéchalo, pedazo de escoria.

Alguien había abierto la ranura para los alimentos de la celda, provocó que su corazón explotara del susto.

"Solo es un guardia”

Su corazón aún latía con fuerza e intentaba regular su respiración.

Segundos después, un plato de comida asomó por la ranura de la puerta y luego fue deslizado por el piso.

El chico se acercó hacia la comida. Estaba fría, pero era un manjar para él.

—Me estoy enamorando del puré de papa— le habló a su comida.

Cuando terminó de comer se acostó en el piso y cerró los ojos para poder dormir.

La soledad y el no tener nada que hacer le provocaban ansiedad y sin quererlo empezaba a tener malos pensamientos, pero aprendió que durmiendo podía calmar todo eso.


 

Día dos:


Si sus cálculos no lo traicionaban, llevaba veintisiete horas encerrado sin nada que hacer.

Lo había estado sobrellevando muy bien.

—Cincuenta y seis mil trescientos cuarenta y nueve, cincuenta y seis mil trescientos cincuenta, cincuenta y seis mil trescientos cincuenta y uno— había estado contando del uno al mil o hasta dónde llegara, así mantendría su mente ocupada.

Su objetivo era evitar recordar lo sucedido anteriormente, tanto en el ala tres como en la uno, incluso desde que su amigo falleció. 

Ya había experimentado mucha ansiedad, pero se recordaba constantemente que las cosas mejorarían cuando saliera de la celda.

—Cincuenta y seis mil trescientos cincuenta y cuatro, cincuenta y seis mil trescientos cincuenta y cinco, cincuenta y seis mil trescientos cincuenta y seis cincuenta y seis mil trescientos cincuenta y siete, cincuenta y seis mil trescientos cincuenta y ocho...

La poca luz que la ventana de barrotes llegaba a dar, se apagó de un golpe, provocando que Izuku perdiera la cuenta.

—¿Qué sucedió?— alguien había tapado la ventana, impidiendo que la luz llegara hacia el cuarto.

Ahora de verdad estaba hundido en completa oscuridad. Incluso parecía que tenía los ojos cerrados; la penumbra se había desvanecido por completo. 

Estaba un poco asustado.

Comenzó a inhalar y a exhalar tranquilamente para lograr conservar la calma.

Entre la habitación se encerraban los ruidos de sus suspiros.

—R-Respira... todo estará bien...

Había comenzado a temblar levemente. Se aferró con sus manos a sus piernas para no perderlas en el negro del cuarto.

"Estoy a salvo en este lugar, los verdaderos monstruos están allá afuera..."

Un último suspiro lo ayudó a calmarse.

Ya había logrado respirar con normalidad. 

Tenía mucho estrés mental acumulado, así que decidió que volvería a contar para distraerse.

—Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince

—Dieciséis— un susurro lo interrumpió.

El susto que vino después no le permitió controlar su respiración.

—¿Q-Quién está ahí...? ¿A-A-Aizawa?

No obtuvo respuesta.

Pensó que tal vez era su mente la que le estaba jugando una broma.

"Tanto estrés me está afectando. Tengo que relajarme"

—Dieciséis, diecisiete, dieciocho, diecinueve, veinte, veintiuno, veintidós, veintitrés.

Siguió y siguió contando hasta que se durmió por aburrimiento.

Izuku pudo escuchar claramente como un conjunto de uñas largas rasgaban la pared mientras deslizaban su mano por el frío concreto de los muros.

Sus manos comenzaron a temblar y su corazón latía a mil por hora.

Sabía que era su mente la que lo estaba engañando, pero se escuchó tan real que lo hacía dudar.

"Es mi imaginación, es mi imaginación, es mi imaginación"

Un fuerte golpe en la puerta de metal lo hizo pegar un salto y soltar un grito.

—¡Es mi imaginación!— dijo aterrado

Luego todo se vio hundido en el silencio sepulcral.


"Estoy solo en este cuarto, todo va a estar bien"

El silencio perduró por quince minutos más, pero luego, un susurro en su oído le revolvió el estómago.

—No es tu imaginación.


 

Día tres:


"Aizawa no me ha traído de comer en un buen tiempo. Quiero que venga, mi estómago me pide comida

Llevo tres o cuatro días aquí encerrado"

—Lo estoy haciendo bien— podía soportar dl hambre por unos cuantos días, ya estaba acostumbrado.

Izuku pensó que podría dormir un rato, así que cerró sus ojos; no había mucha diferencia si los tenía abiertos.

Intentó relajarse y olvidar todo, hasta que se quedó dormido.

En esos días se la había pasado durmiendo todo el tiempo.


 

—¡Él lo asesinó!

—Da-Da-Da-Daisuke... no te mueras Daisuke.

Su amigo yacía a sus pies con una navaja clavada en la cabeza. El chico tenía los ojos abiertos y estaba hecho un mar de sangre.

—¡¡¡Daisuke!!!

—¡Fue él!, ¡el lo asesinó!

—¡No!, ¡yo no lo hice!, ¡era mi mejor amigo!, ¡nunca lo mataría!

Los policías llegaban a esposarlo y lo azotaban contra su auto.

De repente todo se disolvía en color negro.

—¿Que está pasando?, ¿en dónde estoy?

Una lámpara se encendió, era similar a la lámpara de las películas de pixar. La luz de la anterior iba dirigida hacia el cadáver de su amigo, que se encontraba tendido en el suelo con el cuchillo clavado.

—Daisuke... — lo miraba con una expresión de dolor indescriptible.

Todo el dolor que lo habían hecho sentir en prisión se mezclaba con  el que sentía al ver la imagen de su amigo cruelmente asesinado.

Intentó cerrar sus ojos, pero un par de dedos amputados se lo impedían.

—Míralo bien. Él murió por tu culpa— le dijo una extraña voz.

—Yo no lo maté... fue Ryuichi— intentaba salir corriendo a donde fuera para dejar de ver esa desgarradora imagen, pero su cuerpo no se movía.

—Él murió por tu culpa.

—No es cierto...— intentó con todas sus fuerzas, pero no podía.

—Él murió por tu culpa... 

—¡No!

Un fuerte golpe sonó, luego Izuku estaba más cerca del cadáver de Daisuke.

—Déjame ir.

Otro golpe, más cerca del cadáver.

—¡No!

Golpe, golpe, golpe, golpe, golpe.

Estaba encima del cuerpo de su amigo. Sus manos y ropa se teñían con su sangre.

—¡DAISUKE!

—Mi-doriya-kun— le hablaba su amigo en su último suspiro de vida.

—¡Daisuke...!

El chico levantó la mano para tomar la de Izuku, pero esta empezó a torcerse en todas direcciones.

—¡MIDORIYA!

Todo su cuerpo empezó  a retorcerse, como si estuviera poseído. Sus brazos y piernas se doblaban, dejando oír el ruido de sus huesos romperse mientras gritaba del dolor.

—¡¡¡MIDORIYA!!!

—¡NO!, ¡DETENTE!, ¡POR FAVOR DETENTE!

Pero todos y cada uno de los huesos de su amigo continuaban rompiéndose, como si fuera un muñeco.

–¡DETENTE!

Izuku sintió que su cabeza chocaba con algo y luego todo se había ido.

Le costaba trabajo respirar, estaba sudando.

Miró a su alrededor, todo estaba oscuro.

—Fue una pesadilla... solo fue una pesadilla, todo fue una pesadilla. 

Estaba viviendo en una.



 

Día ???:


"Tengo hambre. Aizawa no me ha traído comida desde hace tiempo.

¿Cuántos días han pasado ya?"

Había perdido la cuenta. Pero podría jurar que llevaba más de una semana, los minutos eran sumamente largos.

El cadáver de su amigo muerto estaba al lado de él; no estaba seguro pero podía sentirlo.

Sabía que en cuanto las luces se prendieran se encontraría con el cuerpo de su amigo en descomposición. 

"Estoy mejor sin luz"

No, no lo estaba. La oscuridad se estaba comiendo su cordura poco a poco, el no hacer nada era muy perjudicial para su mente y pensamientos.

—¡Él lo asesinó!— gritó Ryuichi en su mente.

Entonces Deku comenzó a recordar...

—Declaro al acusado ¡culpable!

—¿Por qué mataste a mi hijo?, ¡espero que te mueras en la maldita cárcel de mierda!

"Yo no lo hice..."

—Ven a sentarte con nosotros, pequeño brócoli— el hombre castaño estaba hablándole —Abre más las piernas. Trágatelo todo.

—Todos son escoria, sin excepción— Bakugou le advertía algo.

—¿Qué prefieres?, ¿chupársela a Ryuichi o ser devorado por unos caníbales?

—Deshidratación, desnutrición, intoxicación y múltiples quemaduras de tercer grado... este chico está muy mal.

Cientos de susurros hacían eco en su cabeza.

—¡Nuestro brócoli ya regresó!

—¡No sabes cuánto voy a disfrutar despedazarte!, ¡te voy a sacar los ojos, te voy a arrancar la piel de esas rosadas mejillas, al igual que las orejas!, ¡¡¡Y ME LAS VOY A COMER EN LA CENA!!!

Todo el mundo le estaba gritando. Sus propios recuerdos lo estaban torturando dentro de la oscura habitación.

—¡NO!

Todo lo que había vivido pasaba frente a sus ojos como una película de tortura que no debería ser vista por nadie.

Izuku cerró sus ojos con fuerza para escapar de todo, pero las voces resonaban en sus oídos.

—¡Culpable!

—¡Él lo asesinó!

—¿Por qué lo hiciste, Izuku?

El pobre chico se tapó los oídos fuertemente con la esperanza de hacer que se detuviera, pero las voces estaban dentro de su cabeza, ya que eran sus recuerdos.

—¡CÁLLENSE!— gritó, presionando sus orejas con todas sus fuerzas —¡CÁLLENSE YA!

—¿Izuku?

—Todos son escoria.

—Cuidado con los dientes.

—¡YA BASTA!

Azotó su cabeza con la pared fuertemente y se esforzó en pensar en algo positivo.

Así fue como Todoroki vino a su mente.

—Todoroki-kun...—sollozó y se limpió las lágrimas que caían por su rostro desde hace rato.

Él mismo se reconfortó al recordar lo que sintió cuando Todoroki detuvo a los hombres del baño.

El ser protegido, que alguien viera por él... recordarlo se sentía bien.

Pero ese pequeño sentimiento no parecía suficiente para sanar su dolor.

Pues de inmediato recordó cómo se sintió al ser violado.

Izuku empezó a temblar y a llorar en medio de la completa oscuridad.

Había tantas cosas que quería olvidar. 

“Pequeño ratoncito, es tu turno”

Empezó a sentir como múltiples cuerpos pequeños subían por su cuerpo; parecían arañas escalando su espalda y estómago. Le causaba escalofríos.

De pronto todo su cuerpo de sentía envuelto por esas arañas extrañas. Le estaban aparentando su pecho con mucha fuerza.

Las manos amputadas de Tomura... no eran arañas.

—Por favor...

Las manos comenzaban a asfixiar su cuello.

"No..."

Su cuello fue soltado, Izuku no tardó en soltar un grito por la brusca intromisión del aire en sus pulmones.

—¡¡¡SÁQUENME DE AQUÍ!!!— gritó con todas sus fuerzas, pero sus súplicas no fueron escuchadas.



 


Día ocho:


Aizawa abría la puerta de la celda de aislamiento, permitiendo que la luz tocara las esquinas del cuarto.

—Bueno, Midoriya, ya puedes salir de aquí.

Cuando se asomó a la habitación, se encontró con Midoriya llorando en el piso.

—Aizawa... ¿ya puedo salir de aquí?— este lo miro.

La luz le cegaba la mirada, pero aún así lo sabía: ya todo había terminado, iba a estar bien.

Todo aquello había sido parte de sus meros recuerdos, pero el encierro ya había terminado.

La oscuridad había acabado, pero él seguiría viviendo en una pesadilla, porque así era la prisión Fuchu... la pesadilla del inocente Izuku Midoriya.

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