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12.5. La intervención #2

Disclaimer: Este es un fanfic sin fines de lucro, algunos personajes pertenecen a Kohei Horikoshi pero la historia es de mi propiedad

—¿Puedo pasar?

A pesar de su pregunta, el individuo irrumpió en la habitación tirando la puerta de un golpe. Curiosamente, al desprender la puerta, está cayó encima de Batracio.

—¿Qué haces tú aquí?— le preguntó Tomura enojado 

—Sí, bueno... es que había ido al edificio de administración a dejar un encargo que me pidió Bakugou, pero el recadero no llegaba; pensé que tal vez se lo habían comido, así que vine a averiguar. 

El chico de actitud despreocupada echó una mirada a la habitación.

—Vaya que es un lugar sombrío, ¿por qué ustedes los caníbales tienden a usar tantas velas?, ¿les cuesta tanto trabajo prender la luz?

El chico buscó por la pared el interruptor de luz. Paseaba sus manos por todos lados, le era difícil por la oscuridad del lugar, pero pudo sentir algo parecido a un botón y lo presionó; acertó porque encendió la luz.

—¿Ven?, así está mejor...— la intromisión repentina de la iluminación dejó ver lo que había en el cuarto: Batracio aplastado por una puerta, el cuerpo de un hombre destazado en el piso, rodeado por un charco de sangre y luego estaba Izuku con los ojos cerrados, mientras un par de manos le daban de comer un desagradable trozo de carne —Bueno, podríamos dejarla apagada— apagó la luz de golpe.

Tomura echaba humo. Lo único que odiaba más que ser interrumpido a la hora de comer, era la existencia de Bakugou y de cualquiera que fuera su secuaz; el tipo que estaba frente a él era el compañero de Bakugou, sin embargo, intentó calmarse. Si lo pensaba, era una oportunidad única, tres perros de Bakugou en una misma habitación, no era tan malo, podría divertirse con ellos.

—Pensé que nunca tendría la oportunidad de comerme a tres esbirros de Bakugou en un solo día.

El intruso esbozó una sonrisa de lado a lado. La oportunidad de enfrentar al líder del ala tres y poder arrebatarle su puesto aparecía frente a él.

—Ayúda-me... por fa-vor— le pidió Izuku con el pellejo de carne entre los dientes.

Matar ahí mismo a Tomura Shigaraki era muy tentador, pero el chico que agonizaba frente a él necesitaba ayuda urgentemente.

—¿Tú eres el chico débil con cabello verde?, mmmm, ¿Deku?

Si de verdad se trataba del recadero que Bakugou le mencionó, tenía que ayudarlo a toda costa.

—Descuida, amigo, te ayudaré a salir de esta, lo prometo.

Y esas palabras resonaron en la cabeza de Izuku dándole una pequeña luz de esperanza, como las palabras de la doctora Naomi, pero ahora era ese despreocupado chico quien le decía que iba a ayudarlo. 

Se sintió tremendamente aliviado y feliz; la intromisión de esa persona había resucitado a su esperanza que yacía deshuesada en el piso.

—¿Quieres que juegue contigo, Tomura?— le dijo entre risas.

Shigaraki no tardó en mandar un centenar de manos hacia el intruso, las cuales envolvieron su cuerpo, cubriéndolo completamente con el fin de asfixiarlo y poder derribarlo, pero de un momento a otro, el chico se libró de todas ellas en un movimiento similar al de un erizo cuando lanza sus púas.

—¿Es todo lo que tienes?

Se lanzó al ataque rápido y le soltó un golpe a Tomura con sus nudillos, causándole un gran daño que el peliazul intentó disimular; pero sus puños eran duros como una roca y tenía la fuerza de diez hombres.

—Has mejorado desde la última vez que nos enfrentamos, pero no eres tan bueno.

—Lo sé, aún así, Bakugou pudo darte una buena lección, a ti y a Todoroki. Un día de estos yo también ascenderé y seré el líder del ala dos.

Bakugou le había contado a Izuku todo lo que no sabía sobre la prisión, y por supuesto que le había hablado sobre ese chico, el líder del ala cinco y su secuaz.

—Por desgracia, no tengo tiempo para jugar— corrió a lo largo del cuarto hacia Izuku pero fue atacado por Rata. 

Se recuperó rápidamente, realmente no tenía tiempo que perder.

Contraatacó al grandulón con un derechazo que lo sacó a volar hacia un extremo de la habitación y convenientemente, lo hizo chocar con el peliazul. 

Al ver el delgado cuerpo de Tomura estrellarse contra el gordo de Rata, no pudo evitar soltar una risa.

Aprovechó el momento para correr hacia Izuku y le quitó las manos sueltas  de encima, atravesándolas con sus dedos gracias a su particularidad.

Cargó al peliverde mientras recibía otro ataque de Rata, sin tener ni un rasguño; de igual manera, el poder de Tomura no le causaba daño, de veras se había hecho más fuerte.

El transtornado chico lo veía encarar heroicamente a aquellos temibles personajes con una sonrisa y postura parecida a la de All Might; se sintió tan tranquilo y protegido que tuvo confianza de cerrar los ojos y respirar hondo para calmarse.

—Solo me llevaré a este chico y me iré.

Con Izuku colgando de la ropa, se lo llevó corriendo hacia la salida del cuarto y luego se deslizaron por los pasillos, huyendo del hombre robusto que los perseguía.

—¿Tu nombre es Deku?— le preguntó mientras cambiaban de rumbo y se metían en un pasillo extraño.

Izuku soltó balbuceos, pues el cacho de carne en su boca le impedía hablar bien.

 El chico que lo cargaba sacó lo que obstruía su garganta y lo arrojó lejos con una expresión de asco en el rostro.

—¡Viejo!, ¡que asco!, ¿tuviste esa mierda en la boca todo este tiempo?— le preguntó horrorizado

Por un momento olvidó que alguien lo perseguía, y cuando volvió en sí, apresuró el paso, perdiéndose entre los interminables y sucios pasillos del ala tres. 

Habían logrado escapar, por pura suerte. Lanzar a la rata asquerosa para que aplastara a Tomura había sido su golpe bueno y el factor que dio inicio a su gran fuga.

Una vez que estuvieron lo suficientemente lejos de Tomura, se escondieron y pudieron sentarse a hablar tranquilamente.

—Entonces eres Deku, ¿verdad?

—Soy Izuku Midoriya... no sé porque Bakugou me llama Deku.

Izuku respiraba aliviado. 

Miró a su alrededor, no podía creer que ya se había librado del loco de Tomura... no podía estar más feliz.

—Muchas gracias por salvarme— no se esforzó en contener más sus lágrimas.

Parecía que la vida le daba otra oportunidad, le mostraba una pequeña luz y lo dejaba con la certeza de un día más de vida... se sentía demasiado bien.

—No hay de que, hermano— El chico se acercó para abrazarlo cálidamente, como si se conocieran de toda la vida — Ese imbécil de Tomura casi te mata, debió haber sido horrible— le dijo en un agradable tono de comprensión, provocando que muchas emociones mezcladas saltaran dentro de él.

—Sí... ¡lo fue!— soltó un adorable sollozo, mientras el contrario apretaba más su abrazo —¡Muchas gracias por salvarme!, ¡de verdad!, ¡pensé que estaba perdido y que iban a comerme!, si tú no hubieras llegado, yo...

—Vamos, calma, ya todo está bien.

Había deseado un centenar de veces que alguien le dijera esas palabras. 

Solo Todoroki y la doctora Naomi lo trataban así de bien, nadie mas era bueno con él; nadie más se hubiera empeñado en salvarlo, y que ese chico al que no conocía, en un gran acto de valentía se arriesgara así solo para salvar su vida... lo hacía sentir como que el alma le volvía al cuerpo. 

—Gracias— le dijo una vez más.

Su abrazo se deshizo mientras ambos se miraban cara a cara. El chico le sonreía amablemente, provocándole seguridad.

—Midoriya, tenemos que salir de aquí, no quiero asustarte, pero el loco de Tomura ha de andar por ahí, así que lo mejor es irnos.

—Sí

Eijirou Kirishima, el secuaz de Bakugou casi por defecto, quien lo había salvado de una muerte segura; era la persona a la que tenía que buscar para recibir el encargo que el rubio le había pedido hacer.


 

Estaban por entrar al ala cuatro.

Izuku tenía miedo, el ala tres había sido demasiado traumante y lo que Bakugou le dijo sobre pagar una cuota solo lo alteraba más.

—En esta ala no hay caníbales ni asesinos locos, puedes estar tranquilo— le dijo Kirishima al notar que estaba temblando.

Las puertas se abrieron de par en par, dejando ver el interior del ala cuatro.


 

—Cuando entres al ala cuatro todo será más simple, debes de pagar una cuota, por supuesto.

—Pero... no tengo dinero para pagar.

—Yo te daré dinero.

—¿¡Qué!?

—Vas a tener que pagarme después. Es obvio que es un préstamo, no voy a darte dinero solo porque sí.

—Claro... — sí, Bakugou no hace caridades. Le estaba ofreciendo ese trato solo porque no tenía a nadie más que le hiciera el trabajo.

Le entregó una enorme suma de billetes. Izuku reiteraba que Bakugou era sorprendente.

Con todo ese dinero podría pagarse la fianza... si tuviera una.

—De acuerdo... confía en mí— tal vez no debió haber dicho eso —Bakugou... te prometo que traeré lo que me pediste.

Los ojos del rubio parecían encenderse en vivas y feroces llamas. Izuku no sabía cómo interpretar esa mirada. 

Le daba desconfianza pero por otro lado le causaba curiosidad. De por sí ya era un misterio que Bakugou hubiera hecho tratos con él, ¿de verdad era la única opción?, no podía ser.

—Ya lárgate, Deku.


 

Caray, el ala cuatro era el lugar más limpio y agradable de toda la prisión. 

El contraste entre el ala tres y la cuarto era sorprendente: sangre, personas mutiladas en el piso, un loco con manos amputadas en todas partes y luego el ala cuatro, con barrotes sin ningún rastro de óxido, pisos limpios y presos decentes... ¿acaso estaba soñando?

—No me esperaba esto...

—Aquí residen las peores ratas de la política y los millonarios bastardos más sucios, si tienes pasta, puedes vivir incluso mejor que las personas en libertad. 

El ala cuatro, en donde los presos llevan una vida digna, sin hambre ni frío, con lujos y libertades que el resto no puede tener.

Los barrotes sin óxido, los pisos diariamente encerados, las camas cómodas tendidas por suaves cobijas de lana, los alimentos decentes y el agradable servicio de enfermería, son los factores que dan una agradable sensación de 'cárcel de oro'

Si tienes dinero, entraras a esta ala, así de sencillo.

Llegaron a la sección A de dicha ala, fue ahí cuando se encontraron con el 'líder' del ala cuatro.

–¿Qué haces aquí, pelo púas?— le preguntó un hombre con cabeza de pescado.

—Y ¿quién es tu amigo?— le preguntó un chico que estaba al lado del pez. 

Aquel tipo tenía un parecido increíble a Todoroki, solo que su cabello era castaño, sus ojos azules y era un poco más bajo que su querido amigo bicolor, pero sus facciones eran muy similares.

—Solo queremos llegar a mi ala, nada del otro mundo.

Siguieron su camino y Kirishima pasó sin más, pero Izuku fue detenido salvajemente por uno de los guardias del lugar.

—No tan rápido, cabecita verde. Tienes que pagar tu cuota.


 

—El líder del ala cuatro no es más que una trucha ambiciosa, se puede cruzar sin problemas, pero alguien tan débil como tú debe pagar una cuota. 

—Comprendo.

Si hubiera tenido sus apuntes de héroes, probabiente estaría tomando nota sobre todos los líderes, pero como no los tenía, se limitó a usar su inigualable memoria.

—Puedes llamarlo Sushi-san. Es un socio mío que apesta a pescado y es débil como tú, pero sirve para sacar dinero. No te dejará entrar porque no eres mi subordinado y no pienso presentarte como uno, por eso te daré dinero. También hay un sublíder, su nombre es Yamato o una mierda así, yo lo llamo: "copia barata del bicolor"


 

—Si quieres yo puedo pagar tu cuota, a cambio solo ven conmigo un rato a mi celda— el chico parecido a Todoroki le habló en un tono seductor.

Se lo estaba comiendo con la mirada y ya había invadido su espacio personal, pero no era nada comparado con el acoso de las duchas. 

—Y-Yo tengo dinero... gracias por su ayuda.

Entregó sus billetes al hombre pez, curiosamente, este tenía manos en lugar de aletas. Era un pez en cuerpo de humano.

—Gracias, este... ¿Sushi-san?

Todos los cercanos rieron y Sushi-san tenía una cara de enojo que Izuku nunca había visto en un pez.

—¿¡Cómo me llamaste!? 

No tardó en darse cuenta de que había mandado todo a la mierda solo por llamarlo así. 

Supuso que 'Sushi-san' sería un apodo que usaba Bakugou para fastidiarlo.

—Vamos, vamos, es un recién llegado, no te conoce. No seas tan duro con él— habló Kirishima mientras reía.

—No vas a ningún lado. Me importa una mierda que tengas dinero para la cuota, ni pienses que vas a pasar.

Kirishima soltó una risa burlona y se acercó al hombre pez con desdén.

—Vamos, trucha, Midoriya viene conmigo porque tenemos asuntos pendientes, no tienes de otra más que dejarlo pasar.

En un principio Izuku pensó que el líder del ala cuatro sería jerárquicamente superior a Kirishima.

—Hazte a un lado, pelo púas. No estoy hablando contigo.

El pelirrojo dejó escapar un suspiro, parecía estar harto de aquel hombre con escamas.

—Ese es el problema de los tipos como tú— Si bien los primeros tres líderes eran medidos por fuerza, dinero e influencia en la prisión... —Crees que tu número de líder te hace más fuerte, pero no es así— en los últimos dos, esas características no eran consideradas —Deja pasar a Midoriya, Bakugou lo mandó.

La vista nueva de un pez con el ceño fruncido y frente a él, un chico alto de cabello carmín con una extraña textura en la piel.

—¿Sabes que para entrar aquí tuve que confrontar a Tomura? Fue muy fácil, pero Bakugou es tres veces mejor que yo.

El nombre del susodicho pareció haber tocado alguna fibra sensible en el de plateadas escamas, pues este se acobardó e intentó desviar la mirada.

—¿Salieron vivos del ala de ese loco?— preguntó quién tenía un enorme parecido a Todoroki.

—Sí.

"No entiendo que está pasando" se dijo a sí mismo Izuku.

—Bueno, Midoriya y yo nos retiramos— tomó al peliverde de los hombros y se lo llevó hacia la salida.

Ambos se fueron y dejaron al sushi, quien no hizo nada para detenerlos, con la cabeza agachada y un gran coraje interno.

—Pelo púas se ha vuelto más fuerte...— habló lleno de odio.

—Sí y ese amigo suyo era muy lindo, ¿viste sus pecas?, daba mucha ternura.

—Que desagradable eres, Yamato. Es un chico, por el amor de Dios.

—Vamos, ¿no me digas que esperas que la doctora Naomi me haga caso?, es más probable que ese chico de pecas caiga primero. Además, ya no tengo dinero suficiente como para pagarle a una chica.


 

—¡Bienvenido al ala cinco, Midoriya-kun!— le dijo muy animado Kirishima mientras entraban a su ala.

Ambos se encontraban rodeados de hombres gigantes o personas con particularidades que modificaban su apariencia física drásticamente.

A diferencia de las otras alas, las paredes de esta estaban pintadas de un gris oscuro, el piso era metálico de tipo industrial y hacia un ruido fuerte cada vez que caminabas por el. 

El ala cinco: para presos de particularidades con potencialidad destructiva. 

Los muros que forman este lugar son una barrera de tres capas de concreto sólido (cortesía del héroe profesional Cementoss) impenetrable para cualquiera. Las celdas de esta son más espaciosas que una promedio, pues la mayoría son para cuatro presos y tienen dos literas.

Cuando recién llegó, Bakugou se apoderó de esta ala; pero fue trasladado a otra por razones que Izuku aún desconoce.

—Puedes sentirte como en casa.

—Gracias, Kirishima-san

—Por cierto, aún no te he preguntado... ¿cuál es tu particularidad?, ¿que puedes hacer?

Esa pregunta se sintió como una bofetada del pasado.

—Yo... no tengo particularidad...

—¿En serio...? Ah... lo siento.

---

—Te daré un recorrido por las instalaciones de mi ala y luego iremos por la mercancía, ¿de acuerdo?

—Sí— asintió el peliverde.

A penas lo había conocido y ya le caía bien. Nunca creyó que se encontraría con alguien que le hiciera ver su estancia en la prisión como una excursión escolar. 

Cuando caminaba junto al pelirrojo se sentía como si estuviera con Daisuke una vez más. Hablar con Kirishima era la mera melancolía, pero era muy agradable aún así.

—Aquí puedes ver a unos presos jugando.

Señaló a un par de hombres grandulones que intentaban apuñalarse entre sí.

—¿Juegan a quien apuñala primero?— preguntó asustado.

—Sí. ¡Es tan masculino!


 

—Aquí está nuestro comedor multifuncional.

—¿Multifuncional?

—Desayuno, comida, cena y soporte para echar pulsos.

—Ah, entiendo.


 

Izuku había conocido al compañero de celda del de cabello carmín, su nombre era Tetsutetsu, un hombre muy extraño de particularidad similar a la del pelirrojo; al principio le dio miedo porque trató de aplastarlo, pero realmente era un 'buen chico', al menos para estar en prisión.


El ala cinco era un lugar agradable, aunque seguro que "Deku" terminaría muerto si no estuviera con Kirishima.

Pero la misión todavía no terminaba, pues nuestro querido Izuku aún tenía que volver al ala uno sin la ayuda de nadie para entregarle la mercancía a Bakugou.

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