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10. Le vendería mi alma al diablo por un día más en este lugar

Actualizado: 5 nov 2019

Disclaimer: Este es un fanfic sin fines de lucro, algunos personajes pertenecen a Kohei Horikoshi, pero la historia es de mi propiedad.



—¡¡¡Midoriya!!!

Todoroki corrió hacia él y de inmediato lo sostuvo entre sus brazos.

—Así que al fin se murió...— dijo Bakugou quien pasaba por ahí.

—¡Vete de aquí, Bakugou! ¡No te atrevas a tocarlo o te calcinaré los brazos!

Izuku podía escuchar voces discutir cerca de él. 

Intentó averiguar el origen de aquellas voces, hasta que su cansancio aumentó, sus ojos se cerraban con lentitud y perdía la conciencia.

No pudo más y cayó en un sueño profundo. 

_________

—Quería morirse, deberías alegrarte por él.

—Fuiste tu ¿verdad?, ¿¡que fue lo que le hiciste!?

—Imbécil, ¿acaso no viste como se cayó de la escalera?

Su mundo se había visto envuelto en una incesante oscuridad.

"¿Qué está pasando?"

—Deshidratación, desnutrición, intoxicación y múltiples quemaduras de segundo grado... este chico está muy mal

Su respiración se normalizaba un poco.

Exhaló hondo.

De un momento a otro sentía que había recuperado sus fuerzas.

Abrió sus ojos, siendo cegado inmediatamente por una brillante luz blanca que lo hacía ver borroso.

—Ya despertaste, creí que tardarías más. Eres resistente, chico pecoso.

Su vista logró volver a la normalidad y le permitió divisar su alrededor; había una mujer de largo cabello y blanca piel, como la sala en la que se encontraban.

—¿En donde estoy?

—Estás en el hospital. Parece que aún estás muy desubicado, deberías relajarte y dormir un rato.

—¿Qué fue lo que pasó?

—Te desmayaste por el cansancio. Estuviste hambriento por dos semanas y te intoxicaste con hongos, incluso pudiste haber muerto, pero te trajeron a tiempo.

"No estoy muerto...", recordó sus anteriores deseos por morir.

—Y tuviste mucha suerte, porque te pudiste haber quedado inconsciente sin nadie alrededor o la persona equivocada te pudo haber encontrado.

—¿Quién me encontró?

—No conozco los detalles, yo solo te recibí y te he cuidado desde hace   unos días.

—Usted es... ¿enfermera?

—Soy doctora— le respondió —No hay muchas enfermeras aquí, así que decidí atenderte personalmente.

El caso de Izuku le interesaba. 

Esa doctora era una mujer entrometida y si algo o alguien lograba capturar su interés, iba a llegar lejos para no perderlo de vista. 

—Muchas gracias...

El joven peliverde intentó levantarse para agradecerle debidamente.

—No te molestes, debes descansar. Yo estoy bien, después de todo es mi trabajo.

—Aún así... gracias por cuidar de mi...

La mujer le sonrió gentilmente.

—Y bien, ¿cómo te sientes?

Su cuerpo ya no estaba cansado, no sentía dolor alguno en sus quemaduras, aunque aún tenía un poco de hambre, pero no era tan terrible como antes, y el aumento de su temperatura era bastante notorio.

—Bien...  bastante bien— desde que entro ahí, creyó que no volvería a pronunciar esas palabras.

—Recibiste tratamiento contra la desnutrición, además tuvimos que ponert-

La explicación de la doctora fue interrumpida por una repentina arcada que Izuku sintió. Se cubrió la boca con las manos para no dejar salir el vómito que allegaba en su faringe. 

Rápidamente, le fue entregado al pecoso, un recipiente orinal para que soltara su vomito.

—Está limpio— aclaró la mujer

Agarró el recipiente de los bordes, y sin contenerse, dejó salir todo lo que su estómago le permitió, hasta saciar sus ansias.

A diferencia de la vez anterior, ahora su vómito no solo tenía bilis, pues iba acompañado de una especie de puré color café, bastante desagradable.

—Es normal, no te preocupes.

—¿Cómo es que esto puede ser normal?— preguntó un poco asustado

—Pues resulta que contrajiste salmonelosis. Sé que ese Aizawa te hizo tragar agua del caño, así que no me extraña. 

"Sabía que eso tenía que enfermarme de alguna forma.

Pero... ¿cómo es que ella sabe que fue Aizawa?”

—Entiendo.

—Pero, descuida, ahora que estás despierto puedo darte un mejor tratamiento. Acabaremos con todos tus males, eso es seguro.

Las palabras de la doctora lo llenaron de esperanza.

—Puedes dejar tu salud en mis manos.

Esa radiante confianza con la que pronunció esas palabras, lo hizo sentir seguro, por primera vez en mucho tiempo.

"Voy a estar bien, Daisuke... Todo va a estar bien"

__________________

Su recuperación empezó.

Fue muy duro superar la salmonela.

La fiebre, la diarrea y los calambres constantes en el abdomen le pusieron las cosas muy difíciles.

De vez en cuando, Todoroki iba a visitarlo, acompañado de Kaname y Shinso, por alguna extraña razón.

—Maldito pecas, ya quisiera yo estar enfermo para pasar todo el día con esa belleza de doctora, cuidándome y dándome masajes en mi invisible cuerpo.

La cara de pervertido que puso al imaginar eso no tenía precio, pero no podía ser vista por todos los demás.

—¿Te están tratando bien?— le preguntó Todoroki 

—Sí, es una gran doctora.

—Sí, ¡tan grande como sus dos...!

—Oye, Kaname, ¿que tanto te gusta esa doctora?— lo interrumpió Shinso

—Más que tu ma-

Y el idiota invisible siempre cae en su control mental

—Lárgate a molestar a Bakugou— le ordenó el pelimorado.

—Allá voy.

Partió hacia el patio, para buscar al explosivo chico.

La escena anterior le causó gracia a Izuku, y no tardó en empezar reír.

—No lo dices en serio. ¿Verdad, Shinso?

Todoroki dirigía su mirada, atentamente, hacia el chico enfermo.

—En realidad sí— respondió el ojeroso.

Indirectamente, Shinso miró a Todoroki. 

Un escalofrío recorrió su cuerpo al notar la forma en la que el bicolor miraba a Izuku; lo miraba con deseo, como un león desesperado por comer, que está acechando a su presa... daba miedo, de verdad. Ese miedo que Shinso no sentía casi nunca, solo aquellas veces en las que se topaba con Bakugou enojado, ahora podía sentirlo al observar la penetrante mirada del líder del ala dos, con la risa del menor de fondo.

—Deja de bromear y haz que Kaname-San vuelva— dijo riendo.

Las amenazantes pupilas se giraron para verlo, entrecerrando sus ojos, indicándole al chico ojeroso que se fuera, o de lo contrario le iría muy mal. 

En ese momento Shinso se dijo a sí mismo que debía salir corriendo.

—¿Todoroki-kun?— la tensión en el ambiente se vio interrumpida por la suave y dulce voz de Midoriya.

—¿Qué sucede? 

Los ojos heterocromáticos se suavizaron inmediatamente.

— Me estaba preguntado esto desde hace rato, ¿fuiste tú el que me trajo a este lugar?

- Ah... no te preocupes por eso. No es importante. Solo céntrate en recuperarte.

Shinso se quedó congelado.

Antes había escuchado que el líder del ala dos estaba encerrado por ser un asesino en serie, pero realmente no sabía nada de él.

—La hora de las visitas terminó— llegó la doctora.

La mujer de bata blanca se quedó pensante al ver quién estaba sentado al lado de Izuku.

"Shoto Todoroki... vaya que no pierdes el tiempo"

Luego miró a Shinso, quién parecía haber visto a la misma muerte a los ojos.

—Si no se van y Aizawa los ve, seguro se meterán en problemas.

—Sí, ya nos íbamos— habló Todoroki, levantándose de la silla —Vámonos, Hitoshi

El que lo llamara por su nombre lo hizo sentir aún peor.

—Recupérate, Midoriya— dijo cariñoso el bicolor.

Shinso siguió a Todoroki hacia la salida.

Una vez que se fueron, la doctora se sentó a un lado de Izuku.

—Así que eres amigo de Shoto Todoroki.

—Sí, él es muy amable conmigo. 

—¿En que ala estás?

—En el ala uno.

—Ah, conoces a Bakugou.

—Sí... soy su compañero de celda.

—Aizawa es un sádico, mira que ponerte a compartir celda con ese chico... 

Ahora podía entender porqué estaba tan herido.

—Mientras me quede en silencio, no me hará nada... bueno, casi siempre es así.

"Pobre chico..."

—Es hora de tu antibiótico, Midoriya. 

—Este... yo... me preguntaba si... ¿tendré que pagar por esa medicina?

—¿Qué?

—B-Bueno... es que aquí debes de pagar por muchas cosas y pensé que el tratamiento médico también...

—Esos son negocios sucios que hacen los guardias, yo nunca haría algo como eso. La atención médica es uno de tus principales derechos como humano, aunque en este lugar no parecen existir esos derechos, yo pienso diferente.

- Entiendo.

"Aunque es cierto que hay doctores que dejan morir a los presos, pero yo no soy una de esas”

—Así que deja de preocuparte por todo, ¿ok?

—Ok— le respondió con una sonrisa.

La mujer le sonrió de vuelta.

—Iré por tu antibiótico, espérame aquí.

—Sí.

"Yo prefiero tener sus vidas en mis manos y “salvarlas””

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El trato que recibía era realmente maravilloso.

Había pasado un mes comiendo adecuadamente, un mes durmiendo en una cómoda cama y un mes acompañado de la agradable doctora Naomi, quien lo ayudaba con ese vacío que sentía y le daba terapia.

"Le vendería mi alma al diablo por un día más en este lugar" 

pensó un esperanzado Izuku, sin saber la gravedad de ese pensamiento.

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