2. No eres inocente hasta que se demuestre lo contrario
- Vale Drops
- 14 ago 2019
- 7 Min. de lectura
Actualizado: 6 sept 2019
Disclaimer: Este es un fanfic sin fines de lucro. Ciertos personajes pertenecen a Kojeo Horikoshi, pero el texto y la historia son de mi propiedad
Soy inocente: Capítulo 2
Siendo el presunto asesino de Daisuke Inuoe, Izuku Midoriya tenía que poner de su parte en el proceso judicial, pero desde su arresto mostraba ansiedad y estado de trauma, por lo que la fiscalía determinó que le era imposible atenerse a las medidas y procesos judiciales en su estado mental y sería custodiado e internado en un hospital de salud mental hasta que se encontrara en condiciones para proceder.
En el transcurso de su hospitalización se llevarían a cabo las investigaciones propias al caso, así como la interrogación de los testigos.
Mientras él estaba lidiando con ansiedad y estrés postraumático en el hospital, no sabía que la justicia que tanto apreciaba estaba siendo manchada, ni se imaginaba los resultados aberrantes que acontecerían dentro de un tiempo.
Alguien con poder, influyente y repugnante metería su palanca en el caso, cerrando toda posibilidad a la verdadera justicia.
Sin embargo... ¿cuál es la verdadera justicia?
Tras un mes de terapias conductales enfocadas a su trauma, medicación, desensibilización y demás, Izuku ya se encontraba un poco mejor.
Desde el inicio supo que era uno de los principales sospechosos, lo que era indignante y doloroso a la vez.
Tras un mes de ansiedad, creyendo que todo el mundo lo lastimaría, ya por fin estaba relativamente estable y entendía que cada vez más se acercaba la hora de ir a declarar.
Todos los días hablaba con su psiquiatra, siendo esta de gran ayuda en su recuperación.
Veía a su madre una vez por semana y un policía estaba al pendiente de él constantemente.
Muchas cosas pasaron por su mente en aquel cuarto de hospital, en esos patios de descanso llenos de flores y pasto y en esas terapias recurrentes.
Izuku estaba destrozado, su tristeza era tan fuerte... pero poco a poco su tristeza se convertía en el equivalente a su enojo.
Ryuichi Sato había excedido todo límite de descaro. Había asesinado a su mejor amigo y ahora lo culpaba a él.
Izuku siempre se sintió como una basura; su amor propio era poco, pero era diferente si algo le sucedía a las personas que apreciaba.
En medio de una de sus terapias con la doctora Yaoyorozu, tomó una decisión...
“Cuando tengamos el juicio, en el transcurso de todo el proceso judicial... voy a hacer que Ryuichi pague por lo que hizo”
Ese pensamiento lo llenó de determinación.
Confiaba en la justicia, en eso que All Might defendía a capa y espada. Quería ser igual, aplastar a aquellos que llenan el mundo de oscuridad con la inquebrantable justicia y dar luz al asesinato ahora impune de aquel al que quería como a su hermano.
Ese fue su sustento para mantenerse en pie.
¿Cuál es la verdadera justicia?
—Declaro al acusado: ¡culpable de toda infracción mencionada!
El juez golpeó con su mállete en la mesa de roble barnizado.
—Será sentenciado a una cadena perpetua y cumplirá su sentencia en el reclusorio Fuchu para presos especiales.
El juez estaba dictando la sentencia para el culpable. Durante meses en el hospital siempre anheló oír esas palabras, pero ahora que las escuchaba no podía dejar de llorar.
Izuku Midoriya caía en la desgracia mientras el jurado susurraba en el fondo. Ellos lo habían declarado inocente, pero el juez decía lo contrario.
¿Qué estaba pasando?
El pecoso estaba tan devastado que apenas y podía articular palabra.
Primero volteó a ver a Ryuichi, quien estaba sentado del otro lado con los otros dos testigos; le sonreía de manera burlona.
Habían intercambiado lugares.
Después Izuku miró a su mamá. Ella lloraba desconsolada en los taburetes detrás de él.
Inko Midoriya no podía aceptar el hecho de que su hijo fuera un asesino. Se negaba a aceptar que el chico acusado era su hijo.
Lo miró e Izuku interpretó desprecio en esos ojos verdes.
Ese desprecio en su rostro le hizo sentir unas desesperadas ganas de hacerle ver que se equivocaba.
—¡Soy inocente, mamá!— empezó a gritar y a retorcerse cuando un par de policías lo esposaron y levantaron de su lugar.
—¡Por favor!, ¡te lo suplico!, ¡tienes que creerme!, ¡él era mi único amigo!, ¡yo no lo hice!
Nada de lo que dijera lo iba a salvar.
Antes y durante el juicio había estado sumamente inquieto y nervioso, con pesar pudo responder a las preguntas del juez por lo traumado que estaba y su abogado pareció estar más en su contra que a su favor.
De pronto se sentía como si él mundo entero se hubiera puesto en su contra, si Izuku hubiera estado un poco más atento se hubiera percatado de la sucia jugarreta del juez, los testigos y los abogados.
Como el pobre chico no estaba en sus sentidos, se le declaró culpable de homicidio causado por problemas mentales, era un inculpamiento casi perfecto.
El caso del estudiante sin particularidad que mató a su vecino a sangre fría llegó a oídos de todos sus compañeros de escuela, a los noticieros y a la internet,
La identidad de Izuku Midoriya se había hecho del conocimiento público gracias a cierto bastardo llamado Ryuichi, lo que le causó problemas puesto que Midoriya era menor de edad y hasta su juicio su nombre y rostro no se habían hecho públicos,
Incluso si le causó problemas a Ryuichi, no se comparaba con la vida de todos los familiares de Izuku Midoriya,
Tacharon a Izuku de criminal altamente peligroso considerando que no tenía particularidad y le sumaron los problemas mentales para sostener sus acusaciones, así como el testimonio de Ryuichi y sus dos amigos.
Para el mundo entero, Izuku había cometido dicho crimen.
Mientras era trasladado en una patrulla hacia el reclusorio, se dio un tiempo para tratar de calmarse y limpiar las lágrimas de sus mejillas.
Asimilar todo lo sucedido se sentía como una fuerte golpiza de Ryuichi multiplicada por cien.
Ya no sabía a donde iría a parar su sanidad mental.
—Te despides del reclusorio de menores— le dijo el policía que lo llevaba hacia la prisión —Me ordenaron que te llevara a la prisión Fuchu para presos “especiales”
—¿N-No es esa la cárcel con mayor seguridad del país?— junto fuerzas para hablar con su voz ahora asustadiza.
—Exacto. Fue hecha para presos con particularidades peligrosas, también para criminales enfermos mentales, pero desde hace algún tiempo aceptan a todo tipo de presos sin importar su infracción porque las instalaciones son enormes.
Si antes estaba hundido en la desgracia, ahora estaría mucho peor.
—¿¡Por que me llevan a un lugar así...!?, ¡solo tengo 16 años!
—Ahí hay criminales de varias edades. Además es el único reclusorio apto para presos mal de la cabeza como tú.
Aunque en un principio parecía que se calmaría, ahora era lo que menos podía hacer.
Comenzó a pensar que probablemente moriría en los próximos días y su cuerpo entero temblaba.
Una vez dentro de la cárcel el proceso de introducción inició para el.
Le hicieron preguntas que no pudo responder, le pidieron que se agachara como si hiciera sentadillas para cerciorarse de que no llevara armas, después le hicieron una revisión médica.
Uno cuantos pasos después, ya se encontraba "listo" para ser encarcelado totalmente.
—Aquí tienes— un guardia le entregó un uniforme gris con un setecientos cincuenta y tres escrito en el lado izquierdo del pecho.
—¿P-Puedo conservar mis tenis?— preguntó con la voz rota,
—¿Qué?— el guardia lo miró enojado
Aventó un par de zapatos negros a su cara.
—¡Deja de preguntar mamadas y lárgate ya!
Tomó los zapatos y fue empujado.
Ahora le tocaba ir a su celda.
Respiró profundo. Estaba por encontrarse con los peores crimínales del país, sentía que iba a ensuciar sus pantalones en cualquier momento.
Siguió al guardia hacia su futuro hogar.
Al recorrer las celdas de los demás reclusos, todos comenzaban a gritarle cosas. Había tanto relajo que no entendía que decían, aunque así estaba mejor.
—Hogar, dulce hogar— dijo el guardia, indicándole cuál era su celda.
Era un espacio grande y no había nadie más.
"¿Voy a estar solo...?”
Luego de ser empujado hacia dentro por el guardia, se despidió por completo de su libertad.
Observó bien su celda, tenía una litera y un pequeño baño detrás de un corto muro de concreto.
Había una ventana con barrotes, por la cual se podía observar el precioso cielo azul y el soleado día.
Luego se sintió miserable, por lo que no tardó en echarse en su cama a llorar.
"¿Cómo llegué a esto?"
Toda su vida habían frustrado sus sueños y aplastado su felicidad.
Ahora había sido acusado de la muerte de su mejor amigo, aquel crimen quedaría impune, pero ese no era el único problema, pues ahora él pasaría sus días encerrado y rodeado de criminales.
— Lo siento mucho Daisuke-san...
Nunca pudo hacer nada por él, en ese momento solo se quedó observando.
Ni en el juicio, ni en el hospital, nunca hizo nada. Incluso si se había decidido a hacer justicia, ahora ya no podía hacer nada.
Había fracasado en salvar a otros, alguien como él nunca podría ser un verdadero héroe.
Se sentía culpable, como si por su incompetencia y debilidad su amigo hubiera muerto. Para todo el mundo, él ya era un despreciable y asqueroso criminal.
"Una mentira repetida mil veces, se convierte en una verdad... pero esa no es razón para justificar una injusticia"
Aun así, ese pensamiento no podría cambiar las cosas.
—De verdad lo siento...— lloró —Yo no puedo salvar a las personas, no puedo ser un héroe como tú,
Al pensar en Daisuke, llegó a su mente la manera en la que este solía apoyarlo.
Cuando más miserable se sentía, cuando más perdido se encontraba, las palabras de Daisuke Inoue le daban la fuerza que necesitaba y parecía que pese a no tener particularidad, podía enfrentar todas las dificultades con una sonrisa.
Pensó que si Daisuke siguiera vivo, entonces se pondría triste al verlo así.
Si aún estuviera con vida, lo abrazaría y le diría que usara todas sus fuerzas para mantenerse en pie y no rendirse jamás.
Si aquella vez no murió aunque lo intentó, había sido porque se le concedió una segunda oportunidad, así pensaba Dai.
"Está bien, Daisuke-san, sobreviviré aquí, seré fuerte", le dijo a Daisuke, en donde sea que se encontrara.
Levantó su mano y apretó su puño con fuerza, con sus ojos llenos de lágrimas y hecho un montón de tristeza.
"Lucharé por mí y por ti, Daisuke.
Se que puedo hacerlo. Saldré adelante"
—Es una promesa...

No volveré a enojan me con Kacchan por molestar a Midoriya 👁️👄👁️😭😭
Como me alegra volver a leer tus capítulos.
Me encantó que agregara más cosas 😍😊
AAAAA, te quedó hermoso. Me encanta releerlo y darme cuenta de los nuevos detalles, ay. Simplemente es un regalo para mi sed de lectura :3
Suena raro pero no estoy mal :c
Holaaa, gracias por subir este capítulo!